/ jueves 11 de abril de 2024

Madre soltera o padre ausente (Parte 2)

Como quiera que lo llamen a este fenómeno, la ausencia de uno de los padres representa para los hijos varios trastornos en la formación del inconsciente del niño o de la niña desde sus inicios.

Los niños luchan por encontrar en sus padres los arquetipos, una identidad y pertenencia que no van a encontrar y la afectación va mucho más allá del daño individual, trasciende incluso a la familia y daña la estructura social de la comunidad, haciéndola disfuncional, frágil e incluso la amenaza en su seguridad y desarrollo.

La carga colectiva, que deriva de la ausencia del padre, se refleja desde el incremento de la delincuencia hasta en la prevalencia de trastornos de salud mental; la secuela de esta crisis se cuela en todos los rincones de nuestra sociedad.

La aceptación de este problema específico por parte de toda la sociedad es ya un avance, para después revisar qué propuestas podrían atemperar o reducir, desde los altos porcentajes de madres solteras o de hogares con padre ausente, hasta atemperar los efectos de esta inconsistencia de origen en casi una cuarta parte de los niños y niñas de nuestra sociedad.

Una vez identificado, comprendido y aceptado el problema, debemos materializar la acción colectiva, la empatía y el compromiso con el apartado axiológico que engloban todos los valores que van a determinar una vida más armónica en la sociedad, una estructura familiar y una mejor interacción de los niños con sus padres.

La ausencia del padre se arraiga en el inconsciente de lo que significa ser humano, los arquetipos son las fuerzas vivas y resaltan por su importancia que se reflejan en la percepción del mundo; resaltan como símbolos de protección, la nutrición del cuerpo y del alma.

El desarrollo infantil se ve afectado durante toda la vida hasta la edad adulta y seguirá faltando el principio arquetípico que genera inseguridad, soledad y búsqueda permanente de guía que no tuvieron.

La ausencia de uno de los padres afecta más allá de un vacío emocional, baja autoestima y seguridad, pues tratará siempre de buscar o llenar un vacío confuso, que se sabe distorsionado y querrá siempre validarse externamente para ser aceptado.

Se volverá complaciente para ser aceptado o se verá limitado para resolver problemas en la vida y enfrentará relaciones fracturadas y salud mental disminuida, esto se repite con frecuencia en los hijos de padre ausente.

Estas son las secuelas de la falta del padre, que tomamos del principal profesional en esta rama de nombre Carl Jung, ahora, que propone la autoridad estatal o el Congreso del estado en su conjunto.

Varios son los problemas que la sociedad clama por una propuesta de solución, al menos parcial, que las autoridades o la sociedad civil propongan para al menos atemperar de manera sustancial este problema.

La solución es tan compleja como simple, solo que requiere de una mente ágil o un partido político comprometido que se atreva a proponer una solución a este problema en poco tiempo, lo vamos a tener que hacer nosotros.


Como quiera que lo llamen a este fenómeno, la ausencia de uno de los padres representa para los hijos varios trastornos en la formación del inconsciente del niño o de la niña desde sus inicios.

Los niños luchan por encontrar en sus padres los arquetipos, una identidad y pertenencia que no van a encontrar y la afectación va mucho más allá del daño individual, trasciende incluso a la familia y daña la estructura social de la comunidad, haciéndola disfuncional, frágil e incluso la amenaza en su seguridad y desarrollo.

La carga colectiva, que deriva de la ausencia del padre, se refleja desde el incremento de la delincuencia hasta en la prevalencia de trastornos de salud mental; la secuela de esta crisis se cuela en todos los rincones de nuestra sociedad.

La aceptación de este problema específico por parte de toda la sociedad es ya un avance, para después revisar qué propuestas podrían atemperar o reducir, desde los altos porcentajes de madres solteras o de hogares con padre ausente, hasta atemperar los efectos de esta inconsistencia de origen en casi una cuarta parte de los niños y niñas de nuestra sociedad.

Una vez identificado, comprendido y aceptado el problema, debemos materializar la acción colectiva, la empatía y el compromiso con el apartado axiológico que engloban todos los valores que van a determinar una vida más armónica en la sociedad, una estructura familiar y una mejor interacción de los niños con sus padres.

La ausencia del padre se arraiga en el inconsciente de lo que significa ser humano, los arquetipos son las fuerzas vivas y resaltan por su importancia que se reflejan en la percepción del mundo; resaltan como símbolos de protección, la nutrición del cuerpo y del alma.

El desarrollo infantil se ve afectado durante toda la vida hasta la edad adulta y seguirá faltando el principio arquetípico que genera inseguridad, soledad y búsqueda permanente de guía que no tuvieron.

La ausencia de uno de los padres afecta más allá de un vacío emocional, baja autoestima y seguridad, pues tratará siempre de buscar o llenar un vacío confuso, que se sabe distorsionado y querrá siempre validarse externamente para ser aceptado.

Se volverá complaciente para ser aceptado o se verá limitado para resolver problemas en la vida y enfrentará relaciones fracturadas y salud mental disminuida, esto se repite con frecuencia en los hijos de padre ausente.

Estas son las secuelas de la falta del padre, que tomamos del principal profesional en esta rama de nombre Carl Jung, ahora, que propone la autoridad estatal o el Congreso del estado en su conjunto.

Varios son los problemas que la sociedad clama por una propuesta de solución, al menos parcial, que las autoridades o la sociedad civil propongan para al menos atemperar de manera sustancial este problema.

La solución es tan compleja como simple, solo que requiere de una mente ágil o un partido político comprometido que se atreva a proponer una solución a este problema en poco tiempo, lo vamos a tener que hacer nosotros.