/ martes 7 de marzo de 2023

8M

El día de mañana conmemoraremos el Día Internacional de la Mujer, que se ha convertido en una catarsis del género, ante el inminente desastre que significa este gobierno, en materia de protección y atención a mujeres víctimas de violencia, y peor aún, a la incapacidad del Estado para cuidar nuestras vidas.

Este es uno de los temas en los que las cifras no pueden ser vistas como números fríos, porque cada dígito representa en suma, el sufrimiento, desesperación, angustia e impotencia de quienes han tenido la desgracia de perder a una integrante de la familia a manos de la violencia.

Según el Inegi, se estima que casi 18 mil mujeres han sido asesinadas en México en lo que va del sexenio de los abrazos para los delincuentes; es verdad, la estrategia para combatir este delito es un rotundo fracaso, pero también debemos asumir el precio de la ausencia de valores sociales, que deberían ser los primeros filtros para evitar la violencia de género.

300 mujeres muertas cada mes es una desgracia para el país, porque muchas de ellas eran madres de familia, estudiantes con la ilusión de tener una carrera y ser exitosas, y cuyo punto de inflexión es la violencia perpetrada en su contra por un tercero, por el simple hecho de ser mujer.

Me indigna el miedo con el que salimos a las calles, me indigna la tragedia que vive el país, me indigna la indiferencia y los otros datos que viven en la fantasía, me indigna la injusticia y la impunidad, mientras miles de mujeres son violentadas en México.

Le hablo como mujer y como madre, con el corazón en la mano y la esperanza de que podamos ver un mejor país y heredar a nuestros hijos un entorno libre de violencia, donde podamos regresar a las calles sin que la hora, la vestimenta o el ir sola o acompañada sean la diferencia entre vivir o morir.

Le hablo también como senadora que ha respaldado todas las iniciativas que fortalecen el combate a la violencia contra las mujeres, y quien ha votado en contra de eliminar apoyos para atención a mujeres víctimas de violencia, a través de refugios especializados que trabajan con el dolor y evitan la revictimización.

Agradezco el favor de su lectura.