/ lunes 30 de septiembre de 2024

A igual trabajo, igual pago… ¿es tan difícil de entender?

“…Si yo fuera hombre, me pagarían más…”

Judy Greer, protagonista en “El Amanecer del Planeta de los Simios”


Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la igualdad salarial se define como “El derecho a la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres por un trabajo de igual valor”. Parece sencillo, a igual trabajo igual pago, pero del dicho al hecho, sin lugar a duda, hay mucho trecho y miles de justificaciones para no otorgarse.

Es relativamente joven el concepto de igualdad salarial, la ONU hace apenas 5 años hizo la declaratoria del 18 de septiembre como el Día Internacional de la Igualdad Salarial, con el objetivo de resaltar la importancia de equiparar la igualdad salarial (o igualdad de remuneración) por un trabajo de igual valor. Se calcula a partir de la diferencia media entre los ingresos brutos por hora de ambos sexos.

Las mujeres se integraron masivamente a la fuerza laboral durante y después de la Segunda Guerra Mundial; en 1951, se estableció un Convenio sobre Igualdad de Remuneración, siendo considerado el primer instrumento internacional en esta materia, pues eran ellas quienes se encargaban de la primera línea de producción en varios países y la discriminación laboral era más que evidente.

Los hombres siguen ganando más que las mujeres en la mayoría de los países, en casi todos los sectores, debido a diversas causas, como la persistente segregación de género en la ocupación por ramo de trabajo, las interrupciones en la vida laboral debidas a la maternidad, el reparto desigual de responsabilidades familiares y de cuidado, o prácticas salariales injustas, entre otras.

Y que no se diga que ellas pueden menos porque saben menos. En el ámbito educativo, en un informe reciente de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), se constata que, en muchos países, las mujeres pueden tener un nivel de estudios superior al de los hombres dentro de las mismas categorías profesionales y, sin embargo, percibir salarios inferiores, lo que apunta a una menor rentabilidad de la educación para las mujeres que para los hombres.

Pero ¿en realidad de cuánto hablamos? a nivel mundial, según la ONU, a febrero de 2024, se calcula en 20 %; para las mujeres de color, las migrantes, indígenas, las que sufren discapacidades y las que tienen hijos, la brecha es aún mayor.; entre los 33 países que integran la OCDE de la cual México es miembro, la brecha salarial aumentó del 13.2 % al 13.5 %, entre 2021 y 2022; Luxemburgo, Islandia, Eslovenia, Suecia y Nueva Zelanda son los más igualitarios mientras México, Corea y Chile, son los tres países que se sitúan a la cola de esta clasificación.

En nuestro México, en marzo de 2024, el IMCO informó que la brecha salarial era de 16%, lo que significa que una mujer ganaba 84 pesos por cada 100 que ganaba un hombre. Así también, indica Banxico, que la brecha en el sector formal como promedio de los años 2019 al 2023, es más amplia en el norte del país (14.7 %) y menor en el sur (5.7 %), mientras el promedio nacional ascendía a 11%. Los datos no son exactos entre sí según la fuente consultada, y hay muchos valores medidos pero sin duda coinciden en que las mujeres ganan menos que los hombres y eso, de por sí, debe impulsar a más y mejores políticas públicas y del sector privado para abatir la desigualdad, punto.

¿Qué hacer? Particularmente el nuevo gobierno podría elaborar un plan nacional de igualdad retributiva, que integre para sí mismo e impulse en el sector privado, entre otras estrategias, currículum ciego para contratación y promociones, competencias técnicas, pago según productividad, promoción de personas con jornada reducida, transparencia de salarios por nivel, conciliación para implementar jornadas intensivas, horarios flexibles, teletrabajo, y un programa de sensibilización a la importancia de compartir las responsabilidades de cuidados dentro de la familia.

Hace 31 años, en mi primera promoción, mi jefe me dijo que sería directora de área, pero seguiría ganado como subdirectora y la diferencia sería para un subdelegado. ¿porqué? pregunté; porque él mantiene a su familia, fue la respuesta. Un año fue así para mí, aun cuando yo también mantenía a mi familia. A Igual trabajo, igual pago. ¿En serio es tan difícil de entender?


“…Si yo fuera hombre, me pagarían más…”

Judy Greer, protagonista en “El Amanecer del Planeta de los Simios”


Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la igualdad salarial se define como “El derecho a la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres por un trabajo de igual valor”. Parece sencillo, a igual trabajo igual pago, pero del dicho al hecho, sin lugar a duda, hay mucho trecho y miles de justificaciones para no otorgarse.

Es relativamente joven el concepto de igualdad salarial, la ONU hace apenas 5 años hizo la declaratoria del 18 de septiembre como el Día Internacional de la Igualdad Salarial, con el objetivo de resaltar la importancia de equiparar la igualdad salarial (o igualdad de remuneración) por un trabajo de igual valor. Se calcula a partir de la diferencia media entre los ingresos brutos por hora de ambos sexos.

Las mujeres se integraron masivamente a la fuerza laboral durante y después de la Segunda Guerra Mundial; en 1951, se estableció un Convenio sobre Igualdad de Remuneración, siendo considerado el primer instrumento internacional en esta materia, pues eran ellas quienes se encargaban de la primera línea de producción en varios países y la discriminación laboral era más que evidente.

Los hombres siguen ganando más que las mujeres en la mayoría de los países, en casi todos los sectores, debido a diversas causas, como la persistente segregación de género en la ocupación por ramo de trabajo, las interrupciones en la vida laboral debidas a la maternidad, el reparto desigual de responsabilidades familiares y de cuidado, o prácticas salariales injustas, entre otras.

Y que no se diga que ellas pueden menos porque saben menos. En el ámbito educativo, en un informe reciente de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), se constata que, en muchos países, las mujeres pueden tener un nivel de estudios superior al de los hombres dentro de las mismas categorías profesionales y, sin embargo, percibir salarios inferiores, lo que apunta a una menor rentabilidad de la educación para las mujeres que para los hombres.

Pero ¿en realidad de cuánto hablamos? a nivel mundial, según la ONU, a febrero de 2024, se calcula en 20 %; para las mujeres de color, las migrantes, indígenas, las que sufren discapacidades y las que tienen hijos, la brecha es aún mayor.; entre los 33 países que integran la OCDE de la cual México es miembro, la brecha salarial aumentó del 13.2 % al 13.5 %, entre 2021 y 2022; Luxemburgo, Islandia, Eslovenia, Suecia y Nueva Zelanda son los más igualitarios mientras México, Corea y Chile, son los tres países que se sitúan a la cola de esta clasificación.

En nuestro México, en marzo de 2024, el IMCO informó que la brecha salarial era de 16%, lo que significa que una mujer ganaba 84 pesos por cada 100 que ganaba un hombre. Así también, indica Banxico, que la brecha en el sector formal como promedio de los años 2019 al 2023, es más amplia en el norte del país (14.7 %) y menor en el sur (5.7 %), mientras el promedio nacional ascendía a 11%. Los datos no son exactos entre sí según la fuente consultada, y hay muchos valores medidos pero sin duda coinciden en que las mujeres ganan menos que los hombres y eso, de por sí, debe impulsar a más y mejores políticas públicas y del sector privado para abatir la desigualdad, punto.

¿Qué hacer? Particularmente el nuevo gobierno podría elaborar un plan nacional de igualdad retributiva, que integre para sí mismo e impulse en el sector privado, entre otras estrategias, currículum ciego para contratación y promociones, competencias técnicas, pago según productividad, promoción de personas con jornada reducida, transparencia de salarios por nivel, conciliación para implementar jornadas intensivas, horarios flexibles, teletrabajo, y un programa de sensibilización a la importancia de compartir las responsabilidades de cuidados dentro de la familia.

Hace 31 años, en mi primera promoción, mi jefe me dijo que sería directora de área, pero seguiría ganado como subdirectora y la diferencia sería para un subdelegado. ¿porqué? pregunté; porque él mantiene a su familia, fue la respuesta. Un año fue así para mí, aun cuando yo también mantenía a mi familia. A Igual trabajo, igual pago. ¿En serio es tan difícil de entender?