Desde cualquier perspectiva, la presencia de la Universidad Autónoma de Tlaxcala significa, para la sociedad en general, uno de los referentes más importantes en un proceso histórico-ciudadano, de transformación constante, sustentado en un modelo educativo que atiende los requerimientos demandados por la sociedad; bajo esta premisa, como una prioridad se ha considerado, en la formación integral de sus estudiantes, además de los aspectos intelectuales, la construcción de un sentido de identidad y pertenencia en el contexto, o contextos, donde se desempeña, incluyendo en sus capacidades, nuevas formas de pensamiento, de valores cívicos, de toma de decisiones, cuyos resultados sean, justamente, la parte importante para mejorar las condiciones económicas, políticas y sociales de su entorno.
Como un recordatorio, tal vez innecesario, basado en términos de temporalidad, la universidad se constituye el 18 de noviembre de 1976 mediante el decreto No. 95 emitido por el Congreso del Estado; posteriormente, el 20 del mismo mes, a efecto de dar cumplimiento al decreto, se expide la Ley Orgánica, considerándose esta fecha como el inicio legal de su fundación, en un agregado se dispuso que las escuelas de Enfermería, Normal Superior, Derecho y Superior de Comercio, quedaran integradas a la universidad, sentándose las bases de lo que es actualmente el alma mater de los tlaxcaltecas.
Considerando a los estudiantes uno de los elementos más importantes de los procesos, por obviedad, el trabajo cotidiano se direcciona en consolidar su formación, desde su ingreso hasta la conclusión de sus estudios, con los criterios profesionales establecidos en los diferentes programas educativos; en este sentido, se sigue un proceso de imbricación que le da forma a su estancia en la universidad, es decir, se hace un análisis para determinar cómo se ha ido desarrollando en sus precedentes niveles cursados para, con ello, definir cómo y cuáles serán los tratamientos pedagógicos cuyo fin es el de aprovechar esas condiciones y ofrecerles a través del Modelo Humanista Integrador basado en Capacidades (MHIC); tal es el éxito de este modelo educativo que ha sido presentado a otras universidades y replicado en otros lugares, de igual manera cabe destacar que la fortaleza del modelo le ha permitido interpretar y adaptarse a la Nueva Escuela Mexicana.
Durante su trayectoria, su consolidación puede observarse en sus más de 150 mil egresados, que fueron atendidos en sus 46 carreras, cuatro especialidades, 36 maestrías y 11 doctorados; distribuidos en 11 facultades y 3 Unidades Académicas estratégicamente establecidas en diferentes municipios del estado.
Dentro de las acciones más destacadas, se puede decir que la institución ha establecido vínculos internacionales con diferentes universidades europeas y latinoamericanas, permitiéndole el intercambio de estudiantes y académicos, así como el intercambio de saberes y culturas; sin duda, estos logros, en otros tiempos inconcebibles, actualmente son una realidad, vigorizando cada día las tareas universitarias.
En criterios adicionales y fortalecidos en las funciones sustantivas universitarias, la universidad incorporó la autorrealización como una fórmula para consolidar el trabajo educativo, procurando, en todo momento, el desarrollo integral de los individuos, forjándolos como ciudadanos comprometidos, sin soslayar la dignidad de las personas humanas; es con esta base como se construye el Homo Universitatis, cuyas cualidades adquiridas le darán nuevas formas de comportamiento y de pensamiento en su diario vivir, dígase profesional y personal.
En una muestra adicional del presente y de la importancia que hoy tiene la universidad en lo nacional e internacional, se tienen dos ejemplos a considerar: primero, la responsabilidad delegada para ser quien dirija un programa especialmente diseñado para atender a los niños y las niñas menores de tres años, denominado Educación Inicial, en un segundo plano, de vanguardia y de adecuación a las nuevas tecnologías, ya se anunció la creación de la carrera en Inteligencia Artificial, cuya naturaleza reconoce una visión de futuro para enfrentar los retos que seguirán en este siglo XXI; indiscutiblemente, para quienes podemos dar testimonio de tantos éxitos, se puede decir que ese sentido de identidad y pertenencia queda permeado de un orgullo universitario.
Por eso, en esta celebración por sus 48 años de vida institucional, hay que reconocer el trabajo colaborativo de todos aquellos que, de una forma u otra, han contribuido a esta constante, que posiciona a la universidad en los primeros lugares dentro del concierto de las universidades públicas del país.
Le corresponde el mérito primero, por el trabajo realizado, al doctor Serafín Ortiz Ortiz, actual rector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, cuya trayectoria académica y de investigación le ha permitido destacarse, por su trabajo, entre otras tantas, como miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel II, actualmente como presidente del Consejo Regional Centro-Sur de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies), sin duda, la universidad seguirá en un continuo progreso y desarrollo.
En el marco de esta celebración del cuadragésimo octavo aniversario de la UATx, se entregaron reconocimientos a dos académicos destacados y exrectores, el primero a Alfredo Vázquez Galicia, galardonado con el Homo Universitatis, y el segundo a Juan Méndez Vázquez por sus aportaciones en la creación del STUAT, por ello recibió el reconocimiento por su trayectoria sindical.
Por todos los logros y por haberme formado en sus aulas, le deseo una larga vida a la universidad.