No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar.
Angela Davis
Ante la vorágine en el paso del tiempo, evidenciado por los adelantos en los festejos, celebraciones y conmemoraciones ya calendarizadas, en este sentido, la gente, en su mayoría, parece tener mucha prisa por hacer las cosas, según las circunstancias, era el comentario del amigo de la justa prudencia, ya instalados en el centro ceremonial del consumo de nuestra taza de café, lugar en el que solo esperábamos a los amigos, el de la bonanza económica y el de las contradicciones constantes, para definir cuál sería el tema de esta reunión; mientras tanto, recordábamos un poquito la fecha del inicio de nuestras reuniones, alcanzando, en el tiempo, casi nueve lustros, aunque desde siempre hemos compartido andanzas y anécdotas, siendo compañeros en algunos espacios de nuestras vidas, ya sean en la escuela, en el trabajo, o en la vecindad; cuánto habremos acumulado en las vivencias, que el recuerdo nos llena de nostalgia ahora con más de sesenta años en nuestro haber…
Con esos pensamientos y comentarios estábamos, cuando en el umbral del negocio aparecieron los amigos faltantes, ataviados con abrigos, guantes, bufandas y gorras, como si se hubieran puesto de acuerdo en la vestimenta; ante el invariable saludo y el abrazo fraterno, como siempre, el de la buena posición económica dijo: han de disculpar, pero tengo mucho frío y por supuesto tengo que cuidarme, por eso en la mañana me fui a vacunar contra la influenza, cosa que deberían de hacer ustedes también, no olviden que ya tienen su credencial del Inapam y eso los coloca en la población de riesgo…
Nos coloca -habló el amigo de la beligerancia-, tú también estás incluido, recuerda que eres un poco mayor que yo, aunque sea por unos meses, pero eres mas grande; ante el comentario, todos nos reímos de la ocurrencia, momento que aprovechamos para solicitar nuestra infaltable taza de café…
Hace rato hablábamos de que las fechas festivas han cambiado para adecuarlas a las necesidades propias de la sociedad, por eso me parece que es un buen tema para conversarlo, pues se están modificando no solo las cuestiones del tiempo, sino en el comportamiento de las personas; hasta la naturaleza se está haciendo presente en este asunto, vean si no, apenas estamos a la mitad del otoño y tal parece que el invierno ya lo tenemos presente, fríos en exceso, temperaturas bajo cero que se han dejado sentir en muchos lugares del estado; en fin, los cambios climáticos y culturales son un manifiesto…
Tienes razón -respondió el amigo de la buena posición económica-, esto que dices pudo notarse en los últimos meses del año, desde septiembre hasta la fecha, pero bueno, desde mi punto de vista, las modificaciones en el calendario fueron un acierto, cuando se recorrieron los días festivos intermedios al día de inicio de la semana, eso evito que la gente hiciera puentes largos o pidiera permisos económicos para hacer unas minivacaciones, esa medida del gobierno fue muy acertada…
Como siempre a favor de algo que ni siquiera entiendes -le refutó el amigo de las contras-, tu alianza con el gobierno, aunque sea por tu trabajo, siempre te hace hablar de más, te recuerdo que siempre que hay un puente tú aprovechas y te tomas días adicionales de más, al fin que tu cargo te lo permite al no tener que justificar tu ausencia con nadie, o si fuera necesario, pues te excusas con el de recursos humanos y listo, por eso estás de acuerdo…
Más allá de estos criterios, lo cierto es que las pautas culturales han cambiado de tal forma que el cambio en los comportamientos se notan al trastocar las relaciones entre las personas, particularmente en los aspectos económicos, es decir, el adelanto en los festejos propicia se adelanten las compras de lo que deberá usarse según los eventos previamente establecidos…
A mí me parece que todo es más comercial que por el festejo en sí mismo -nuevamente tomo la voz el amigo de las contradicciones-, por ejemplo, en agosto ya se podía notar la presencia de los vendedores de artículos para las fiestas patrias, productos de los que ustedes gusten, destacándose, obviamente, la bandera nacional, motivo primario de estas celebraciones; luego, apenas había pasado la noche del Grito, cuando se estábamos inundados de todo tipo de disfraces para festejar el Halloween…
No seas tan exagerado -le refutaron-, todo tiene un sentido, pues si los comerciantes adelantan sus ventas, eso es en buena razón, mejoras para la economía que beneficia a muchas personas del comercio informal; por eso sigo insistiendo que estas adecuaciones a los tiempos son un beneficio generalizado…
Cuál beneficio a la economía -le arrebataron la palabra-, si la gran mayoría de productos que en la actualidad se venden son de procedencia china, y los venden en la calle y hasta en las tiendas departamentales, los de a pie seguro son empleados a sueldo, los grandes comercios, en sus ganancias, pues son para la gente que es dueña de ese tipo de negocios…
Creo que hay muchas razones para justificar -dijo el amigo de la cordura-, sin embargo, no todos los cambios tienen buenos resultados, bien se trate de fechas en específico, sino, sobre todo, por las modificaciones culturales que son consecuencia de ello, nosotros, quizá, lo veamos mal, pero para las nuevas generaciones es normal, pues no tiene punto de comparación y eso lo tenemos que aceptar…
Qué les parece -dijo quien le había precedido en la palabra- si pedimos otra taza de café, hacemos un brindis y nos adelantamos el abrazo de fin de año…
Celebramos la ocurrencia y el sarcasmo con una risa estruendosa y un aplauso…