Vaya que es preocupante el amaño o arreglo de partidos profesionales, en las principales ligas mexicanas, de Sudamérica y resto del mundo. En nuestro país, la Federación Mexicana de Futbol (FMF) inició una investigación contra el equipo Alebrijes de Oaxaca, que evidenció acciones fraudulentas, desconcertantes que pudieran llevar a la desaparición de este club.
Entre sus actos ilícitos, que atentan contra el juego limpio, en uno de sus últimos juegos del torneo regular Apertura 2024, el portero del equipo oaxaqueño salió de su área para presuntamente evitar el gol, pero extrañamente brincó para que pasara el delantero y marcara uno de los cinco goles de los Toros del Celaya, eso ocurrió el 13 de octubre pasado.
La posible violación al Código de Ética de la FMF podría no ser el único caso de arreglo de juegos, por lo que no está fuera de la realidad que llegara al máximo circuito ante la intromisión exagerada de casas de apuestas, que ponen hasta momios en vivo para que los aficionados jueguen su dinero en línea, en sus respectivas aplicaciones.
Otro caso indignante ocurrió en Brasil, país en donde Bruno Henrique del Flamengo se hizo expulsar extrañamente con doble amarilla, lo que derivó en que lo investigaran y hallaran que su hermano, cuñada y primo apostaron en sitios virtuales, que el futbolista recibiría la tarjeta roja.
Lo cierto es que la afición al balompié, específicamente de México, ha perdido interés en acudir a los estadios ante el nivel bajo de competencia de algunos de los equipos, y de paso, por sus actitudes extrañas como el no atacar, hacer tiempo y mantener un empate o derrota, esos detalles se ven claramente y van contra el juego de entrega, el extraordinario, el de morirse en la raya y evitar perder.
Vivimos tiempos en los que debe defenderse a capa y espada el juego limpio, y no engañar a la afición, que en muchos casos por inocencia o pasión por su equipo está cegada y no ve que pudieran estar presentándose actos sucios, que afectan el buen futbol.
SE FUE PACO RAMÍREZ
La directiva de los Coyotes de Tlaxcala hizo lo correcto de despedir al técnico Paco Ramírez por malos resultados. Fueron dos largos torneos en los que el exseleccionado nacional como jugador y entrenador, poco mostró para que la jauría tuviera presencia, personalidad y autoridad.
Ante esa apatía llama la atención el bajo nivel de la mayoría de futbolistas del equipo, entre ellos jugadores con perspectiva de llegar a la primera división, aunque su capacidad competitivo irregular en poco les ayuda para aspirar a subir de categoría.
Lo cierto es que Coyotes volverá a cancha en enero próximo con el Clausura 2025, torneo en el que está obligado a cambiar la cara para dejar de ser un equipo, envuelto y comprobado en las estadísticas, en la mediocridad, sin alegría, sin futbol ofensivo de profundidad y que se ha quedado dentro del montón, sin ninguna trascendencia.