El crecimiento del beisbol en Apizaco amerita que las autoridades municipales se ocupen en crear nuevos espacios para su práctica.
Los más de 20 equipos que desarrollan la pelota caliente los fines de semana merecen contar con campos creados específicamente para esta disciplina y no usar improvisadamente los de futbol.
Es claro que la ciudad rielera tiene uno de los desarrollos urbanos más acelerados en la entidad, lo que implica mejorar la infraestructura deportiva por propia necesidad.
De hecho, existe una liga de beisbol en Apizaco, dividida en 10 categorías y lo complicado para los equipos de ese municipio es que existen escasos campos, de los pocos están los privados denominados Saga.
Ante estas limitantes hay que preguntarle al anterior alcalde Jorge Luis Vázquez por qué quitó el espacio de beisbol ubicado en el complejo deportivo Emilio Sánchez Piedras para poner canchas de basquetbol, las que, por cierto, hoy en día lucen abandonadas.
Los beisbolistas piden que rescaten ese lugar cercano a la plaza de toros, lo que el presidente municipal Julio César Mejía lo puede lograr para satisfacer la necesidad de muchos peloteros.
EL REY DE LOS DEPORTES
En el estado de Tlaxcala, como ocurre en muchos deportes, no están activas las asociaciones deportivas, lo que refleja atraso, desinterés y nulo crecimiento.
Un caso es el beisbol que tiene acéfalo su organismo representativo local desde hace tres años cuando Vidal Netzahuatl decidió no continuar al frente.
Pero durante más de 36 meses, el Instituto del Deporte de Tlaxcala (Idet) se muestra ajeno al tema y lejos de mostrar compromiso para atender institucionalmente un asunto que le compete para poner orden y activar el deporte estatal.
La dependencia, la que sigue operando los programas que dejó establecidos Minerva Reyes Bello, no parece tener sus focos prendidos y mostrar capacidad para lograr una transformación en el rezagado ámbito.
Es triste observar que el beisbol, que tiene miles de seguidores, no tenga impulso ni organización, recuerdo hace algunos años que este deporte proyectó al apizaquense Enrique Hernández para alcanzar la selección nacional y asistir a un mundial disputado en Taiwán. Hoy en día, el rey de los deportes es todo en Tlaxcala, menos eso, por lo que al no existir planeación, seguimiento y protocolización en su asociación, poco podemos aspirar para alcanzar brillo a nivel regional o nacional.
LAS ESCUELAS DE FUTBOL
Tlaxcala es una entidad en donde han aparecido muchas escuelas, presuntamente representativas de clubes profesionales de futbol, pero que con el paso de los años no han logrado llevar a algún jugador de la entidad a debutar en las mejores ligas avaladas por la Federación Mexicana de Futbol.
Es evidente que esas agrupaciones, en su mayoría, surgen para lucrar, es decir cobrar cuotas económicas con el engaño de que formarán a futuros futbolistas profesionales.
Muchos padres se han dejado llevar por las promesas y ocurre por el deseo de ver trascender a sus hijos, pero ante el incumplimiento en un corto o mediano plazo se dan cuenta que les mintieron y solo utilizaron para sacarles dinero.
Este es otro tema del que el Idet está ajeno, sin tener la visión ni capacidad para regularlo, por lo que el deporte termina por ser un arma de enriquecimiento de quienes son intrascendentes y fallos en los objetivos que proyectan a la luz pública.
Ante esta situación, alguien debe exigir claridad en los propósitos de las escuelas de futbol, al menos ser honestos y dejar en claro que trabajan para formar a los infantes y juveniles, y que en un mínimo porcentaje, por su capacidad y disposición, podrán llegar a incursionar en centros de fuerzas básicas de clubes profesionales.
Por cierto, recientemente San Juan Huactzinco abrió una escuela de futbol del Puebla de la Franja, esperemos que esa agrupación no salga con el mismo cuento de muchas, de que su labor va orientada a detectar talentos para llevarlos al equipo profesional.