Después de la derrota sufrida en la noche del 30 de junio de 1520, la “noche triste”, Hernán Cortés se refugia en Tlaxcala a donde llega el 8 de julio con lo que queda de sus soldados españoles y guerreros indígenas aliados. El resto de ese año lo dedica a reorganizar su ejército, replantear su estrategia de reconquista incorporando bergantines al asalto a Tenochtitlán y asegurando el paso hacia Veracruz sometiendo a la población de Tepeaca aliada de los mexicas.
El escritor José Luis Martínez, en su excelente biografía del conquistador, refiere al respecto: “Por los mismos días de este recuento, (Cortés) comprende que debe transformar aquella banda, animosa e indisciplinada, de sus soldados, en algo más cercano a un verdadero ejército y redacta y hace pregonar en Tlaxcala, el 22 y el 26 de diciembre de 1520, respectivamente, unas “ordenanzas militares”.
“… el principal objetivo de estas disposiciones es el de establecer una organización y una disciplina en sus huestes y evitar los pillajes y las acciones personales. Las ordenanzas comienzan por señalar, como principal motivo de la lucha, el combate a las idolatrías y la implantación de la fe católica, y a continuación señalan dos prohibiciones de índole más bien personal: las blasfemias y los juegos de azar.”
La historiadora y comunicadora guanajuatense Doralicia Carmona Dávila publicó, en el portal electrónico Memoria Política de México, un relato de la efeméride que no tiene desperdicio, helo aquí:
“Este día, 26 de diciembre de 1520, en la plaza del teocali mayor de Tlaxcala, Cortés organiza un desfile militar para exhibir sus fuerzas. Él pasa a caballo vestido, luego los ballesteros que disparan y hacen un saludo militar; los rodeleros muestran un acometimiento con la espada y luego una reverencia; pasan los piqueros y luego los escopeteros que con los arcabuces hacen salva; finalmente, pasan los cuarenta caballeros escaramuceando.
“Luego del desfile, Cortés arenga a los soldados y ante el escribano Juan de Rivera y voz del pregonero Antón García, presentes Gonzalo de Sandoval alguacil mayor, Alonso de Prado contador, y Rodrigo Álvarez Chico veedor, manda dar lectura a unas ordenanzas que cuatro días antes había redactado en su carácter de Capitán General y Justicia Mayor de la Nueva España.
“Al siguiente 27 de diciembre, desfilarán los aliados, que reciben instrucción militar de Alonso de Ojeda y de Juan Márquez: pasarán las músicas tocando bocinas, caracoles y otros instrumentos; luego, pasarán los cuatro jefes de los señoríos con sus estandartes de plumas y piedras preciosas a la espalda, sus macana y chimalli, vestidos con ricas cotaras y luciendo diademas, bezotes y orejeras de oro; luego, pasarán cuatro escuderos con las banderas de las señorías; sesenta mil flecheros divididos en escuadrones de veinte en veinte que harán saludos militares; seguirán cuarenta mil guerreros de escudo y macana y diez mil piqueros. De ellos, ochenta mil saldrán con Cortés quien, conforme a su plan, primero controlará el Valle de Anáhuac y luego sitiará México-Tenochtitlan.”
Repuesto de la derrota, en tierra hospitalaria y preparando la batalla naval, Cortés planea el embate militar que culminará con la caída de la Gran Tenochtitlán el 13 de agosto de 1521. A los lectores de El Sol de Tlaxcala: ¡Feliz Navidad y Saludable Año 2021!