Entre el patrimonio natural y el patrimonio cultural existen diferencias. El patrimonio natural no ha sido creado por ser el humano, sino se ha generado por las condiciones naturales del espacio físico, está constituido por las reservas de la biosfera, los parques naturales y los santuarios de la naturaleza de gran relevancia estética o científica.
El patrimonio cultural, por su parte, es el legado de las comunidades a las generaciones sucesivas, comprende tanto el patrimonio material como el inmaterial. Una definición amplia lo caracteriza como el conjunto de bienes tangibles e intangibles, que constituyen la herencia de un grupo humano, que refuerzan emocionalmente su sentido de comunidad con una identidad propia y que son percibidos por otros como característicos.
El patrimonio cultural como producto de la creatividad humana se hereda, se transmite, se modifica y optimiza de individuo a individuo y de generación a generación.
El patrimonio material o tangible está conformado por los bienes muebles e inmuebles, por los monumentos, edificios y construcciones que constituyen el patrimonio arquitectónico; por el patrimonio artístico e histórico integrado por las pinturas y esculturas y por el patrimonio industrial compuesto por minas, fábricas, talleres, molinos, máquinas, depósitos y medios de transporte. Integran el patrimonio cultural inmaterial los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas, junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes.
El patrimonio cultural inmaterial o intangible comprende los conocimientos, las teorías científicas y filosóficas y la religión; las tradiciones y prácticas a través de la herbolaria, la gastronomía y los oficios artesanales; las celebraciones rituales de música, danza, teatro y festividades cívicas y religiosas y los espacios comunitarios como mercados, ferias, santuarios y plazas.
Convencionalmente la riqueza puede definirse como la acumulación de recursos que contienen valor: bienes, dinero, etc. Es indiscutible que tanto el patrimonio natural como el patrimonio cultural contienen valor, son valiosos por sí mismos, de modo que ambos constituyen el capital de los pueblos, la expresión de la riqueza de los países, su existencia fortalece la identidad de las comunidades, identidad en la que se refleja su pasado, que sustenta la valoración de su presente e inspira la construcción de su futuro. Además de fortalecer las identidades, de ser un vehículo fundamental para la transmisión de experiencias y conocimientos entre las generaciones, de ser fuente de inspiración para la creatividad y la innovación, de enriquecer el capital social conformando el sentido de pertenencia, individual y colectivo que ayuda a mantener la cohesión social y territorial, de haber adquirido una gran importancia económica para el turismo, entre los beneficios que aporta el patrimonio cultural se debe destacar que es "esencial para promover la paz y el desarrollo social, ambiental y económico sostenible".
Una gestión correcta del potencial de desarrollo del patrimonio cultural exige un enfoque que haga hincapié en la sostenibilidad, requiere encontrar el justo equilibrio entre obtener provecho hoy, así del patrimonio natural como del cultural, y preservar su riqueza para las generaciones futuras. La gestión de ambos demanda no solo cuidados constantes y renovación permanente, sino también protección frente a las condiciones ambientales adversas y al daño intencionado. Una gestión eficiente y sostenible, implica el involucramiento de la población local mediante un plan integral que contemple comercio, turismo y desarrollo urbano.
En este marco, el pasado viernes en la capital tlaxcalteca la Federación Nacional de Municipios de México (FENAMM) efectuó la reunión para renovar la directiva de la Asociación Nacional de Ciudades Mexicanas Patrimonio Cultural (ANCMPC), gestionar recursos y la delineación de mecanismos de colaboración y coordinación para las ciudades patrimonio. Al asumir la presidencia de la nueva dirigencia de la citada ANCMPC, la alcaldesa Anabell Ávalos Zempoalteca señaló que se debe proteger y conservar el patrimonio cultural y, para ello, se deben generar políticas públicas que destinen el recurso necesario para lograrlo, enfatizó que los tres niveles de gobierno y la ciudadanía, son los responsables de preservar el patrimonio cultural y potencializarlo para un desarrollo económico y social sostenible.