Recientemente el 22 de abril se conmemoró el Día de la Tierra y este Organismo Autónomo tuvo la oportunidad de participar en un conversatorio; dicha actividad contó con la participación de diversos expertos en el tema que mostraban casos de éxito de proyectos innovadores, sustentables y redituables; sin embargo, a raíz de aquel conversatorio es notorio que los derechos humanos enfocados al medio ambiente – al menos en este territorio- han quedado al lado de un desarrollo continuo.
Por ejemplo los derechos humanos de mujeres, niños, niñas, personas adultas mayores, seguridad, salud, etc., son temas que constantemente están sujetos a discusión e innovación, pero no ocurre así con los derechos humanos enfocados al medio ambiente; las discusiones y el tratamiento de los derechos sobre los entornos seguros, limpios, saludables, sostenibles que favorezcan la calidad en la vida, la salud, la alimentación, el agua y su saneamiento, por mencionar unos, casi no ocurre.
Desde este Organismo se insiste en revalorar el significado de las Obligaciones Estaduales, pensarlas como lo que son, obligaciones estaduales y no obligaciones sujetas a una temporalidad de gobierno, por ello es que los derechos al medio ambiente parecen verse incumplidos, pues se han alejado del primer círculo de responsabilidades, este tipo de derechos son iguales al proyecto de vida, son derechos generacionales pero una mala acción hoy repercutirá en cascada en generaciones más adelante.
Naciones Unidas a través de los Objetivos del Milenio y la Agenda 2030 dejan claro que la atención al medio ambiente es un trabajo a largo plazo y dicotómicamente consistente en el día a día.
Lamentablemente a pesar de la insistencia de naciones unidas, se ha viso que los entes gubernamentales no se han preocupado lo suficiente por los derechos medio ambientales; la preocupación es tanta que ahora se ha empezado a socializar la Agenda de Ciudades Resilientes, que no es otra que cosa que buscar opciones de supervivencia después de alguna catástrofe ambiental, alguna pandemia o algún siniestro natural, en pocas palabras, la agenda de ciudades resilientes nos hace preguntarnos si en nuestra calle estamos preparados para sobrevivir después de un siniestro.
Finalmente, los derechos humanos ambientales son los que,3 lamentablemente, no han tenido un crecimiento aparejado a la realidad, además, son los derechos que requieren más tiempo para percibir la materialización; seguramente hemos sido testigos de haber perdido un derecho humano, pero no lo hemos notado.
*Consejero de la Comisión Estatal de Derechos Humanos