/ jueves 15 de agosto de 2024

¡De chile, de dulce y de… canasta!

Xiloxochitla, Tlaxcala, obsequió en la Ciudad de México más de treinta mil tacos de canasta. Esta delicia callejera es solución para los bolsillos extenuados, pero de estómagos voraces. Demostramos generosidad somos desprendidos y convidadores.


Fue también una acción reivindicante si tomamos en cuenta que, desde la conquista española, nos han guardado “tirria”, porque en la histórica lucha entre mexicas y tlaxcaltecas resultamos triunfantes, el conquistador nos dio trato preferencial de aliados para colonizar el norte, la Florida, las Filipinas y Sudamérica.


Nos ha malmirado por “guapos”, pero no por cobardes. Aunque las voces ignorantes –no miro de qué– pero no han terminado de “perdonarnos”. Es irracional que crean, que debimos aliarnos con nuestros enemigos, si justamente con ellos nos “amábamos hasta la muerte”. Nuestros líderes vieron la oportunidad de que fuésemos los vencedores definitivos –como así resultó–, lo cierto es que se nos ha guardado histórico rencor.


Los ignorantes de la historia son atrevidos y absurda su postura al querer minusvalorarnos. ¡Por supuesto que Tlaxcala existe!... ¡Estamos en el centro del mapa!... ¡Solo un ciego no nos vería!..., tan existimos que, a excepción de Michoacán, ya estábamos antes que las demás entidades del país.


Pero el domingo pasado los chilangos disfrutaron un poco de los sabores de los maestros taqueros, bicicleteros de Xiloxochitla, y que hicieron viaje expreso a la gran ciudad para obsequiar sus populares manjares.


Establecieron récord mundial que da renombre y merecida fama para quienes preparan venden y viven de ese delicioso producto. De verdad que resultó una acción generosa sin precedentes y sorpresiva para una sociedad “chilanga” que, tan acostumbrada está, a que ahí todo se vende y todo se compra. ¡Tlaxcala la generosa!... ¡La compartida!... ¡La guerrera secular que ahora “invita”!... Desprendimiento social que constituye ejemplo en estos difíciles días de carestía. Ejemplo que deberán asumir quienes diariamente especulan en el comercio, con los alimentos básicos y que debieran abrir su corazón y bolsillo fraternalmente a sus congéneres.


También conciencia social les falta, a quienes –abusivos que son– manejan a su conveniencia los dineros públicos y por ello, reprueban su rendición de cuentas –ahí les hablan Tlaxcala, Yauhquemecan, Tepeyanco, fideicomiso de ciudad industrial y comisión de agua potable municipal de Tlaxcala–, generaron un quebranto de cincuenta y seis millones setecientos mil pesos –y andan por la vida bien campantes.


El señor Corichi Fragoso en su administración –antes de que se fuera a buscar fortuna política– causó un daño patrimonial de dieciséis millones, pues indebidamente pagó servicios, bienes, gastos –que no correspondían–, con sobreprecio. Pero la alcaldesa que está por salir, no se queda atrás y registra irregularidades por casi quince millones; pagó sin acreditar lo adquirido, lo improcedente, con exceso y para el colmo, a precios superiores del mercado. Hasta cuándo vamos a seguir alcahueteando estos excesos.


Por otra parte y en pleno mes de “agosto” están haciendo lo suyo los maquiladores de ropa, que se preparan para “hincharse” confeccionando veintiún mil cuatrocientos uniformes escolares, con una inversión de once millones de pesos; están a tiempo los contralores de cuidar las “manotas” de quienes contraten, que supervisen calidad en los materiales como telas, hilos, diseños, para que no apliquen “terceras, falladas y desperdicios”, ni hilos podridos y se cercioren de los “refuerzos”, porque esa ropa será para uso rudo de los traviesos chiquillos.


Bien que se obsequien uniformes, pero por favor, que la supervisión sea estricta e inflexible y las autorizaciones honestas para evitar trácalas, “moches”, “comisiones” de funcionarios menores que luego “salpican” hacia arriba. Cuiden ese dinero que es de todos, porque los vivales, ya se frotan las “manotas” pensando en las sustanciales ganancias que alcanzarán. Ya basta de corrupción y complicidades.


Y, por último, la lotería electoral tlaxcalteca no ha concluido, habrá nuevas elecciones –hubo anulaciones– repartos nuevos de regidurías en otros casos, e impugnaciones no resueltas al cien. Qué bueno si no qué haría la burocracia de oro de San Manuel, que espera con ansia que la vida le brinde al “mero mero” la oportunidad de “cachar” alguna magistratura, consejería judicial o notaría en retribución por el obsecuente servicio a “los de arriba”.

Xiloxochitla, Tlaxcala, obsequió en la Ciudad de México más de treinta mil tacos de canasta. Esta delicia callejera es solución para los bolsillos extenuados, pero de estómagos voraces. Demostramos generosidad somos desprendidos y convidadores.


Fue también una acción reivindicante si tomamos en cuenta que, desde la conquista española, nos han guardado “tirria”, porque en la histórica lucha entre mexicas y tlaxcaltecas resultamos triunfantes, el conquistador nos dio trato preferencial de aliados para colonizar el norte, la Florida, las Filipinas y Sudamérica.


Nos ha malmirado por “guapos”, pero no por cobardes. Aunque las voces ignorantes –no miro de qué– pero no han terminado de “perdonarnos”. Es irracional que crean, que debimos aliarnos con nuestros enemigos, si justamente con ellos nos “amábamos hasta la muerte”. Nuestros líderes vieron la oportunidad de que fuésemos los vencedores definitivos –como así resultó–, lo cierto es que se nos ha guardado histórico rencor.


Los ignorantes de la historia son atrevidos y absurda su postura al querer minusvalorarnos. ¡Por supuesto que Tlaxcala existe!... ¡Estamos en el centro del mapa!... ¡Solo un ciego no nos vería!..., tan existimos que, a excepción de Michoacán, ya estábamos antes que las demás entidades del país.


Pero el domingo pasado los chilangos disfrutaron un poco de los sabores de los maestros taqueros, bicicleteros de Xiloxochitla, y que hicieron viaje expreso a la gran ciudad para obsequiar sus populares manjares.


Establecieron récord mundial que da renombre y merecida fama para quienes preparan venden y viven de ese delicioso producto. De verdad que resultó una acción generosa sin precedentes y sorpresiva para una sociedad “chilanga” que, tan acostumbrada está, a que ahí todo se vende y todo se compra. ¡Tlaxcala la generosa!... ¡La compartida!... ¡La guerrera secular que ahora “invita”!... Desprendimiento social que constituye ejemplo en estos difíciles días de carestía. Ejemplo que deberán asumir quienes diariamente especulan en el comercio, con los alimentos básicos y que debieran abrir su corazón y bolsillo fraternalmente a sus congéneres.


También conciencia social les falta, a quienes –abusivos que son– manejan a su conveniencia los dineros públicos y por ello, reprueban su rendición de cuentas –ahí les hablan Tlaxcala, Yauhquemecan, Tepeyanco, fideicomiso de ciudad industrial y comisión de agua potable municipal de Tlaxcala–, generaron un quebranto de cincuenta y seis millones setecientos mil pesos –y andan por la vida bien campantes.


El señor Corichi Fragoso en su administración –antes de que se fuera a buscar fortuna política– causó un daño patrimonial de dieciséis millones, pues indebidamente pagó servicios, bienes, gastos –que no correspondían–, con sobreprecio. Pero la alcaldesa que está por salir, no se queda atrás y registra irregularidades por casi quince millones; pagó sin acreditar lo adquirido, lo improcedente, con exceso y para el colmo, a precios superiores del mercado. Hasta cuándo vamos a seguir alcahueteando estos excesos.


Por otra parte y en pleno mes de “agosto” están haciendo lo suyo los maquiladores de ropa, que se preparan para “hincharse” confeccionando veintiún mil cuatrocientos uniformes escolares, con una inversión de once millones de pesos; están a tiempo los contralores de cuidar las “manotas” de quienes contraten, que supervisen calidad en los materiales como telas, hilos, diseños, para que no apliquen “terceras, falladas y desperdicios”, ni hilos podridos y se cercioren de los “refuerzos”, porque esa ropa será para uso rudo de los traviesos chiquillos.


Bien que se obsequien uniformes, pero por favor, que la supervisión sea estricta e inflexible y las autorizaciones honestas para evitar trácalas, “moches”, “comisiones” de funcionarios menores que luego “salpican” hacia arriba. Cuiden ese dinero que es de todos, porque los vivales, ya se frotan las “manotas” pensando en las sustanciales ganancias que alcanzarán. Ya basta de corrupción y complicidades.


Y, por último, la lotería electoral tlaxcalteca no ha concluido, habrá nuevas elecciones –hubo anulaciones– repartos nuevos de regidurías en otros casos, e impugnaciones no resueltas al cien. Qué bueno si no qué haría la burocracia de oro de San Manuel, que espera con ansia que la vida le brinde al “mero mero” la oportunidad de “cachar” alguna magistratura, consejería judicial o notaría en retribución por el obsecuente servicio a “los de arriba”.