Para quienes nos decimos ser derecho humanista el 10 de diciembre es una fecha a la que debemos temer.
Como defensores sabemos la importancia de promover, proteger, respetar y garantizar; comprendemos que ante una violación el agente del Estado tendría que prevenir, investigar, sancionar y reparar; también desde hace más de diez años dejamos a un lado la idea clásica de la pirámide de Kelsen para la aplicación e importancia del derecho y transitamos a un enfoque de multinivel del derecho donde priorizamos a la persona; es decir, los derechos humanos como parte de procedimiento y visión cambiaron significativamente nuestra interacción entre iguales y entre los actores del Estado.
Sin embargo, aquel esfuerzo resultó inútil, las reformas en los tres Poderes clásicos, la desaparición de organismos constitucionales autónomos, la falta de pronunciamientos, al menos desde quienes ostentan el poder y tienen el poder de tomar decisiones, es algo totalmente lamentable, aquella progresividad que pregona la visión de los derechos humanos no fue tomada en cuenta, quienes deciden, validan y replican aquellas decisiones parece que hacen todo, menos hacer valer los derechos humanos.
Comprendo que tomar una decisión conforme pasa el tiempo es muy complejo, observo que existen factores sociales, económicos, ideológicos y jurídicos que influyen o que tienen consecuencia en la toma de decisiones y ante este caos solo queda una cosa por hacer, sentarse a dialogar.
Y es que los actores que, por ahora, influyen en el rumbo de los poderes y órganos parece están inmersos en una dinámica sub institucional que limita la capacidad de observar todo el panorama; las causas injustas y de desigualdad siempre tendrían que ser el basamento de cualquier acción; por ello es que, en este caos oficialista, lleno de acciones cortesanas, donde las necesidades de la población, ley y la constitucionalidad ya no importa solo queda dialogar.
Por todo lo anterior es que el 10 de diciembre es una fecha en la que, quienes nos decimos derechos humanistas tendríamos que temer; gran parte de lo que significa ser defensor queda absorbido por un sistema y ante esa realidad, tanto el diálogo, la retórica y la dialéctica son las únicas herramientas que por ahora tenemos o que nos quedan.