/ miércoles 6 de noviembre de 2024

Escuelas seguras e inclusivas

La violencia escolar y el acoso representan desafíos urgentes de salud pública y justicia social, que ponen en riesgo los derechos fundamentales de niñas, niños y adolescentes. En el ámbito escolar, estas violencias constituyen una transgresión a su derecho a un desarrollo pleno, un entorno seguro y una educación de calidad.

Según los estándares de derechos humanos, como los establecidos en la Convención sobre los Derechos del Niño, la protección de la niñez en sus entornos educativos es una obligación de los estados, que deben garantizar espacios seguros e inclusivos para todas y todos.

Este 7 de noviembre, la Unesco conmemora el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, resaltando el tema “Proteger, educar, empoderar: Los y las estudiantes exigen escuelas seguras e inclusivas”. Esta jornada subraya el derecho de las y los estudiantes a una educación sin violencia, que impulse la paz y fomente el respeto. La violencia escolar es un problema que afecta directamente la salud biopsicosocial del estudiantado, limita su potencial y afecta la convivencia dentro y fuera de las aulas.

Las cifras en México muestran una realidad alarmante: en 2022, el 28 % de los adolescentes entre 12 y 17 años reportaron haber sido víctimas de acoso escolar, es decir, aproximadamente 3.3 millones de estudiantes sufrieron esta forma de violencia (Enadis, 2022). Además, datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) indican que 30.7 mil adolescentes han sufrido violencia física en la escuela, con una prevalencia mayor entre los hombres jóvenes.

En Tlaxcala, uno de cada cuatro niños, niñas y adolescentes ha sido víctima de acoso escolar, según la Secretaría de Educación Pública del Estado (Sepe), lo cual destaca la necesidad de implementar políticas efectivas y urgentes de prevención y atención.

La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Tlaxcala (CEDHT) impulsa programas para proteger los derechos de niñas, niños y adolescentes en las escuelas, promoviendo una cultura de paz basada en el respeto y la dignidad.

A través de estrategias preventivas como el Programa de Sensibilización y Educación Integral y campañas de difusión, la CEDHT fomenta la empatía y el respeto en la comunidad educativa. Además, emplea medidas reactivas como la mediación y la investigación de conflictos para proteger a las y los estudiantes en situaciones de acoso o violencia. La participación activa de toda la comunidad educativa es clave para construir un entorno escolar seguro y respetuoso para todas y todos.

Estos esfuerzos requieren la participación activa de toda la comunidad educativa –padres, madres, tutores, personal docente y directivo– para construir espacios de paz y respeto que promuevan el bienestar de todo el estudiantado. La colaboración interinstitucional es esencial para desarrollar una visión común de los derechos humanos en la educación y garantizar que cada niño y niña crezca en un ambiente seguro.

Una cultura de paz en las escuelas no solo beneficia a las y los estudiantes, sino que también fortalece el tejido social y mejora la calidad de vida en nuestras comunidades. La seguridad y la inclusión en el entorno escolar son más que metas aspiracionales; son derechos fundamentales y obligaciones de las instituciones educativas. Como sociedad, debemos comprometernos con el desarrollo de políticas que prioricen el bienestar y la seguridad de la niñez.

*Presidenta de la CEDHT