Hemos identificado una actitud casi generalizada de rechazo de los jóvenes, y principalmente universitarios, más que a la política a los políticos, y al tratar de analizar este comportamiento advertimos algunos de los argumentos que se esgrimen para tal rechazo.
Uno de los argumentos es el siguiente, los jóvenes advierten que los políticos, casi en general, se mueven, se motivan y trabajan más para sus intereses personales que por el bien de la comunidad. Analicemos esta etapa anterior a las elecciones; definición de candidatos, de estrategias de cada partido, de recursos económicos a aplicar, de la actitud del gobierno. Cuál es el motivo o la causa que mueve a los actores, a los partidos políticos, a los integrantes del Congreso.
¿Son los intereses personales o de grupo? o ¿es realmente el bien común el eje rector para el que trabajan con tanta intensidad, les preocupa realmente como primer objetivo el bien de la sociedad en general?
Para responder esta pregunta vamos a plantear algunos cuestionamientos previos relacionados, esto es, ¿consideramos que, en Tlaxcala, el primer objetivo que persiguen los diputados es para el bien de los tlaxcaltecas o trabajan para su interés personal?, pero será el lector quien lo responda.
Segunda, ¿todos o casi todos los integrantes de los partidos políticos en Tlaxcala trabajan teniendo como prioridad el interés de la sociedad, o lo hacen solo para defender sus intereses personales?
Los integrantes cupulares del gobierno, los integrantes de quienes manejan los programas sociales, quienes manejan los recursos humanos o materiales de los gobiernos estatales o municipales, ahora ya hasta los gobiernos comunitarios, ¿lo hacen por el bien de la comunidad o por sus intereses personales?
Al respondernos estas preguntas estamos descubriendo las causas del rechazo de los jóvenes no tanto a la política como a los políticos. La razón de fondo la encontramos en la Grecia antigua, los filósofos de esa época argumentaban que el elemento clave para una vida armónica de la sociedad es que sus integrantes cultivaran y tuvieran una virtud, que es procurar el bien común.
Recuerdo las palabras de un buen gobernador, Tulio Hernández Gómez, que decía para decidir un candidato a presidente municipal o diputado: “yo prefiero hacerme amigo de un buen líder, aunque no sea de mi gente, que hacer presidente a un integrante de mi equipo y lidiar con sus pendejadas todo el periodo”.
Un partido político que determina a los mejores candidatos para los cargos públicos es un buen partido, pero un partido que privilegia solo sus intereses personales es un mal partido.
Un gobierno en donde predominan los intereses personales es un mal gobierno y uno donde predomina el bien común es un buen gobierno, juzgue usted.
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