No recuerdo en el presente inmediato haber observado en la capital del estado un nivel de hartazgo social tan grande como el ocurrido la semana pasada en la comunidad de Tizatlán.
Y es que ni los discursos, ni la narrativa, ni las propias cifras que colocan a Tlaxcala como una de las entidades más seguras del país son suficientes, cuando la realidad pone en la justa dimensión el tamaño del problema que enfrentamos y del que el gobierno no ha asumido responsabilidad alguna.
La quema de un vehículo en la autopista, la comunidad enardecida ante un probable “levantón” de una mujer en una zona muy transitada, fue lo que detonó la molestia de los vecinos, que retuvieron al sospechoso para después prender fuego al vehículo implicado a manera de protesta ante los constantes delitos de los que todos los días ocurren en la comunidad.
El hecho no mereció ni un tweet de la mandataria estatal ni una postura de la Presidencia Municipal. La indiferencia frente al reclamo es absoluta, la población está en completo abandono.
Bien harían las autoridades estatales y municipales en establecer mecanismos de participación ciudadana para escuchar y resolver las diversas problemáticas de la mano de los ciudadanos; en contraste, prefieren esconder el polvo debajo de la alfombra, no escuchar y mucho menos resolver las demandas de los tlaxcaltecas.
Hay que decirlo con todas sus letras, el resultado de lo que estamos viviendo en el estado es consecuencia de una pésima estrategia de seguridad, de autoridades que están más preocupadas en los procesos políticos que en resolver las diversas problemáticas que afirmaron en 2021 serían capaces de mejorar, cuando la realidad es que desde que Morena está en el gobierno, la calidad de vida de los tlaxcaltecas se ha mermado.
Tlaxcala no merece vivir con la inquietud de salir a las calles con temor de ser atacados por la delincuencia, tampoco merece vivir con miedo de ser asaltados en sus negocios o atacados en su hogar; sin embargo debo decir que mientras no exista un cambio de actitud y sean los mismos quienes hoy son responsables de la seguridad del estado y del municipio, las cosas no cambiarán para bien, al contrario, podrían empeorar si la autoridad continúa actuando con indiferencia y sin estrategia.
Deseo de todo corazón que las imágenes que vimos la semana pasada no se repitan en nuestro estado ni en el municipio, pues considero fundamental que exista orden y que prevalezca el Estado de Derecho, lo cual lleva implícito un enérgico llamado a la Gobernadora del estado y a sus áreas de seguridad a tener una eficaz intervención que amortigüe y erradique de una vez por todas la violencia que nos aterra a los tlaxcaltecas.
Agradezco el favor de su lectura.
Deseo de todo corazón que las imágenes que vimos la semana pasada no se repitan en nuestro estado ni en el municipio, pues considero fundamental que exista orden y que prevalezca el Estado de Derecho.