/ miércoles 23 de octubre de 2024

La Comisión Nacional de Derechos Humanos y los retos pendientes

Es innegable que México atraviesa por una grave crisis de violaciones de derechos humanos y la violencia ejercida contra las mujeres, niñas y adolescentes está en aumento, constituyendo un agravio a la dignidad humana, por tanto, en la transgresión a los derechos humanos de las mujeres, donde el Estado tiene deberes y obligaciones (pendientes que cumplir), son los organismos públicos de derechos humanos quienes deben ser un contrapeso efectivo y actuar con autonomía e independencia para desmontar el sistema patriarcal, de lo contrario, solo se contribuirá a las barreras para el goce de los derechos humanos, colocando énfasis en los derechos de todas las mujeres; sin embargo, ante el proceso en curso de selección de la persona titular de la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), es importante observar en 5 claves fundamentales los retos pendientes.

De acuerdo con Celia Amorós (2008), la violencia ejercida sobre las mujeres es la “violencia patriarcal”, siendo uno de los principales mecanismos que perpetúan la posición subordinada de las mujeres en el orden patriarcal que aún predomina en nuestra cultura, una cultura de desigualdad y discriminación que rige a la mayoría de las sociedades, inhabilitando a las mujeres para desplegar todas sus capacidades y ejercer plenamente sus derechos.

El reto clave número uno desde la CNDH ha sido hasta hoy: reconocer, actuar y hacer visible las omisión que existe en el país respecto de las violaciones a los derechos humanos, dirigiendo esfuerzos a la disminución de la violencia patriarcal, articulando las capacidades y contando con la participación de las distintas instituciones, organismos de derechos humanos y actores de la sociedad civil, para exigir a los gobiernos (no solo a nivel nacional) garantizar los derechos humanos de las mujeres, niñas y adolescentes a vivir libres de violencias (principalmente), vigilar el cumplimiento de las alertas de violencia de género, aunado a no proteger a deudores alimentarios, acosadores o violentadores de las mujeres, fijando una postura clara sobre la militarización y seguridad, con lentes de género y feminista que pongan en el centro la igualdad sustantiva tanto de forma interna y externa de cada uno de los trabajos de la CNDH y los OPDH.

La segunda clave la constituye: una efectiva autonomía e independencia no solo de la CNDH sino de los OPDH, pues los avances en los marcos jurídicos, en materia de derechos humanos y la reforma constitucional del año 2011, no deben ser en vano; sin embargo, no basta cuando las prácticas patriarcales están arraigadas desde el servicio público, por otro lado, es necesaria una efectiva independencia con participación ciudadana, autonomía de gestión y presupuestaria.

La tercera clave sería: La defensa de los derechos humanos desde un enfoque transformador. Sabiendo que dentro de sus facultades está la emisión de recomendaciones como un mecanismo de protección de los derechos humanos; para la reparación de dichas violaciones no solo debe tenerse en cuenta generar conciencia sobre el reconocimiento de las responsabilidades por parte de las autoridades públicas, sino priorizar las necesidades de las víctimas, aunado a la vigilancia de los gobiernos y el cumplimiento de las recomendaciones, no solo para corregir, sino para trasformar la cultura “normalizada” y para reparar el daño, de tal forma que sea transformadora para las víctimas y la sociedad.

Siendo la cuarta clave: Una perspectiva de género feminista. En los organismos públicos de derechos humanos en México, como en la CNDH, existe formalidad jurídica establecida en las leyes y sus reglamentos que muchas veces limitan su actuar entre defender los derechos humanos y vigilar la legalidad de los actos de autoridad, generando ceguera ante las desventajas y desigualdades del sistema patriarcal, por tanto, poner en práctica una herramienta efectiva, como lo es la perspectiva de género feminista, de acuerdo con Marcela Lagarde (1996), es “un detractor del orden patriarcal, que contiene de manera explícita una crítica a los aspectos nocivos, destructivos, opresivos y enajenantes que se producen por la organización social basada en la desigualdad, la injusticia y la jerarquización política de las personas basada en el género” siendo un reto fundamental.

La quinta clave: Es la Sistematización de datos reales. Lo anterior, debido a que la falta de datos, comunicación, tecnología, personal especializado y las dinámicas en el servicio público, entre otros, dejan de lado en ocasiones la importancia del derecho a saber y del acceso a la información, siendo un obstáculo para retomar las metodologías o procesos valiosos, incluso entre los OPDH, reflejándose en carencias al no contar con investigaciones, diagnósticos y documentos o sistematización de experiencias que permitan conocer la situación real de los derechos humanos en México.

Por último, quien se ostente como titular de la CNDH en los próximos días, no debe olvidar los retos pendientes, por ello el Senado de la República no sólo tiene responsabilidad de elegir al perfil idóneo desde la formalidad legal, sino desde los principios éticos y demandas ante los contextos actuales y de las organizaciones civiles.

  • Consejera Consultiva de la CEDHT