/ lunes 21 de octubre de 2024

La “meno”

La menopausia…¡ah! esa etapa tan llena de estigmas, falsas creencias, de susto. Sí, de susto, porque la edad se levanta alta y fuerte y dice: aquí estoy, porque biológicamente ya no es opción querer o no tener hijos, porque se nos viene la vejez encima. Así mero nos enseñaron en esta occidental sociedad, a temer la edad, a sentir que se pierde valor como mujer… puras tonterías pero que hacen daño, mucho daño a la salud física y emocional de las mujeres; y estamos hablando de ¡más de 9 millones en México! dato nada menor.

La “meno” es una etapa natural de las mujeres (el término “personas gestantes” solo nos invisibiliza. Vivimos menstruación y menopausia las mujeres y punto; en cuanto a género se respeta se autonombren como deseen). Cesan los ciclos menstruales y la producción de hormonas como el estrógeno y la progesterona. Ocurre entre los 45 y 55 años, aunque puede variar. Aunque los hombres no tienen menopausia, sí experimentan una caída en los niveles de testosterona que provoca síntomas similares, como fatiga y cambios de humor.

La etapa comienza con la perimenopausia como periodo en el que los ciclos se vuelven irregulares; puede durar entre 2 y 10 años. En menor número, existe la menopausia precoz, que afecta a menores de 40 años y puede deberse a factores genéticos, enfermedades autoinmunes o tratamientos como la quimioterapia.

Algunas suertudas, la pasan prácticamente sin síntomas, pero la mayoría sufrimos de bochornos, sudoración nocturna, problemas para dormir, cambios de ánimo, irritabilidad, ansiedad, fatiga, aumento de peso y niebla mental. También se puede presentar sequedad vaginal y disminución de la libido (¡vaya desgracia!).

Existen riesgos importantes para la salud como aumento del riesgo de osteoporosis, problemas articulares o rigidez por cambios inflamatorios, enfermedades cardiovasculares y aumento en el colesterol, diabetes tipo 2, depresión, resequedad de la piel, así como los temidos cánceres hormono dependientes. Mención aparte, la coincidencia de hipotiroidismo y menopausia es muy común. Comparten algunos síntomas y para ambos la atención médica es indispensable.

En algunos casos, se prescribe terapia de reemplazo hormonal (TRH), pero esta opción no es adecuada para todas por el riesgo de efectos secundarios. Eso sí, para todas, ejercicio físico como yoga y pilates, nadar, caminar y pesas para prevenir pérdida de masa muscular y fortalecer huesos; alimentación equilibrada, manejo de estrés, hidratación y cuidado vaginal (en casos severos con láser vaginal no invasivo), medicamentos no hormonales, suplementos y tratamientos naturales (siempre aprobados por la o el ginecólogo y/o endocrinólogo). IMPRESCINDIBLES, acompañamiento y apoyo de familia y amigas, pues cuando se queda el nido vacío, su amor es medicina pura. Caldo de pollo para el alma, vaya.

En el contexto biológico, la menopausia es un fenómeno raro, y las pocas especies que lo presentan como orcas, elefantas africanas, ballenas piloto y delfines de cabeza blanca, como las humanas, suelen tener estructuras sociales complejas en las que las hembras mayores son altamente valoradas pues desempeñan roles vitales de liderazgo y cuidado más allá de la reproducción, ayudando a la supervivencia de sus descendientes y del grupo en general.

El tabú social está cambiando en mucho por la apertura de las nuevas generaciones y por (¡gracias!) mujeres que comparten sus experiencias para romper estigmas, como Oprah Winfrey y Michelle Obama, Martha Debayle, Adela Micha y otras muchas, quienes han hablado abiertamente sobre sus experiencias con la menopausia, el impacto en su productividad y autoestima, contribuyendo así a normalizar la conversación e impulsar políticas más inclusivas. Inclusive hay un día internacional de la menopausia y se conmemora el 18 de octubre.

El fin de la menstruación debe ser una celebración y declaración de libertad que honre la madurez y las batallas de vida que nos han hecho lo que hoy somos. Aunque desafiante, también es una liberación emocional y una oportunidad para el crecimiento personal y (¡finalmente!) el autocuidado. El otoño y el invierno de la vida llegarán -en el mejor de los casos- y nos deben encontrar, si así lo procuramos, sanas, independientes y felices. La belleza física juvenil da paso a la belleza integral y llegar así, ¡está en nuestras manos!


La menopausia…¡ah! esa etapa tan llena de estigmas, falsas creencias, de susto. Sí, de susto, porque la edad se levanta alta y fuerte y dice: aquí estoy, porque biológicamente ya no es opción querer o no tener hijos, porque se nos viene la vejez encima. Así mero nos enseñaron en esta occidental sociedad, a temer la edad, a sentir que se pierde valor como mujer… puras tonterías pero que hacen daño, mucho daño a la salud física y emocional de las mujeres; y estamos hablando de ¡más de 9 millones en México! dato nada menor.

La “meno” es una etapa natural de las mujeres (el término “personas gestantes” solo nos invisibiliza. Vivimos menstruación y menopausia las mujeres y punto; en cuanto a género se respeta se autonombren como deseen). Cesan los ciclos menstruales y la producción de hormonas como el estrógeno y la progesterona. Ocurre entre los 45 y 55 años, aunque puede variar. Aunque los hombres no tienen menopausia, sí experimentan una caída en los niveles de testosterona que provoca síntomas similares, como fatiga y cambios de humor.

La etapa comienza con la perimenopausia como periodo en el que los ciclos se vuelven irregulares; puede durar entre 2 y 10 años. En menor número, existe la menopausia precoz, que afecta a menores de 40 años y puede deberse a factores genéticos, enfermedades autoinmunes o tratamientos como la quimioterapia.

Algunas suertudas, la pasan prácticamente sin síntomas, pero la mayoría sufrimos de bochornos, sudoración nocturna, problemas para dormir, cambios de ánimo, irritabilidad, ansiedad, fatiga, aumento de peso y niebla mental. También se puede presentar sequedad vaginal y disminución de la libido (¡vaya desgracia!).

Existen riesgos importantes para la salud como aumento del riesgo de osteoporosis, problemas articulares o rigidez por cambios inflamatorios, enfermedades cardiovasculares y aumento en el colesterol, diabetes tipo 2, depresión, resequedad de la piel, así como los temidos cánceres hormono dependientes. Mención aparte, la coincidencia de hipotiroidismo y menopausia es muy común. Comparten algunos síntomas y para ambos la atención médica es indispensable.

En algunos casos, se prescribe terapia de reemplazo hormonal (TRH), pero esta opción no es adecuada para todas por el riesgo de efectos secundarios. Eso sí, para todas, ejercicio físico como yoga y pilates, nadar, caminar y pesas para prevenir pérdida de masa muscular y fortalecer huesos; alimentación equilibrada, manejo de estrés, hidratación y cuidado vaginal (en casos severos con láser vaginal no invasivo), medicamentos no hormonales, suplementos y tratamientos naturales (siempre aprobados por la o el ginecólogo y/o endocrinólogo). IMPRESCINDIBLES, acompañamiento y apoyo de familia y amigas, pues cuando se queda el nido vacío, su amor es medicina pura. Caldo de pollo para el alma, vaya.

En el contexto biológico, la menopausia es un fenómeno raro, y las pocas especies que lo presentan como orcas, elefantas africanas, ballenas piloto y delfines de cabeza blanca, como las humanas, suelen tener estructuras sociales complejas en las que las hembras mayores son altamente valoradas pues desempeñan roles vitales de liderazgo y cuidado más allá de la reproducción, ayudando a la supervivencia de sus descendientes y del grupo en general.

El tabú social está cambiando en mucho por la apertura de las nuevas generaciones y por (¡gracias!) mujeres que comparten sus experiencias para romper estigmas, como Oprah Winfrey y Michelle Obama, Martha Debayle, Adela Micha y otras muchas, quienes han hablado abiertamente sobre sus experiencias con la menopausia, el impacto en su productividad y autoestima, contribuyendo así a normalizar la conversación e impulsar políticas más inclusivas. Inclusive hay un día internacional de la menopausia y se conmemora el 18 de octubre.

El fin de la menstruación debe ser una celebración y declaración de libertad que honre la madurez y las batallas de vida que nos han hecho lo que hoy somos. Aunque desafiante, también es una liberación emocional y una oportunidad para el crecimiento personal y (¡finalmente!) el autocuidado. El otoño y el invierno de la vida llegarán -en el mejor de los casos- y nos deben encontrar, si así lo procuramos, sanas, independientes y felices. La belleza física juvenil da paso a la belleza integral y llegar así, ¡está en nuestras manos!