/ lunes 28 de octubre de 2024

La otra cara de la moneda / Polvorines clandestinos: riesgo para comunidades

Los últimos accidentes de pirotecnia registrados en la entidad motivan una importante reflexión acerca de la irresponsabilidad de algunas personas que, quizás por los años que han dedicado a esta actividad, minimizan las medidas de seguridad para protegerse a sí mismos y a los demás.

Las recientes explosiones en los municipios de Xaloztoc y Tlaxcala indican una grave actitud de indiferencia por parte de quienes manejan artificios pirotécnicos de modo irregular, ya que los incidentes han ocurrido como consecuencia de errores en su almacenaje más que en su fabricación.

El pasado 23 de agosto en la comunidad de Guadalupe Texmolac, Xaloztoc, la explosión de material pirotécnico almacenado en un domicilio particular dejó un saldo de tres personas muertas y cuatro heridas, así como diversos daños materiales. La gravedad del accidente propició trabajos de remoción de escombros, el traslado de familias afectadas en un albergue, y la dotación de alimentos, servicios de salud y atención psicológica por parte del Sistema Estatal DIF.

El 20 de octubre, en la misma localidad de este municipio, se reportó una explosión en un espacio habilitado clandestinamente para realizar trabajos relacionados con la pirotécnica. Aunque generó alarma entre los vecinos, el hecho no derivó en personas lesionadas. Únicamente, hubo daños en el lugar, en que se halló basura de pirotécnica acumulada que pudo ser la causa del estallido.

Y este 24 de octubre, en el barrio de Cazatotla de Santa María Acuitlapilco, en Tlaxcala capital, un muerto y tres heridos dejó la explosión de un polvorín ubicado en la parte trasera de un domicilio particular.

En estos tres casos, las medidas relacionadas con el adecuado manejo de material explosivo fueron claramente subestimadas, y las lamentables consecuencias están a la vista.

No es secreto que, en Tlaxcala y en otros estados del país, existen talleres y bodegas que operan de manera irregular. Pero la decisión de sus dueños de trabajar al margen de la ley implica un severo riesgo para su vida, la de sus familias y la de sus vecinos, principalmente, cuando sus actividades las trasladan a zonas habitadas.

Ante esta situación es importante que los ciudadanos denuncien, que hagan de conocimiento de las autoridades aquellos lugares en los que se fabrica o almacenan material pirotécnico, para que se lleven a cabo las verificaciones correspondientes. Los fabricantes de pirotecnia autorizados también pueden hacer lo propio, ya que accidentes como estos estigmatizan su oficio. Y las autoridades correspondientes, deben continuar los acercamientos con el gremio para sensibilizarlo y capacitarlo, a fin de prevenir accidentes.

Los sucesos de Xaloztoc y Tlaxcala deben ser llamados de atención para quienes operan sin autorización a fin de regularizarse y evitar, de buena vez, la realización de sus actividades en zonas habitadas.

Aunque instituciones como la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Fiscalía General de la República (FGR) o las áreas de Protección Civil estatal y municipales colaboran en esta materia, es fundamental la participación de los fabricantes, y la denuncia de los ciudadanos, para que la pirotecnia no represente riesgos futuros para las comunidades.


Los últimos accidentes de pirotecnia registrados en la entidad motivan una importante reflexión acerca de la irresponsabilidad de algunas personas que, quizás por los años que han dedicado a esta actividad, minimizan las medidas de seguridad para protegerse a sí mismos y a los demás.

Las recientes explosiones en los municipios de Xaloztoc y Tlaxcala indican una grave actitud de indiferencia por parte de quienes manejan artificios pirotécnicos de modo irregular, ya que los incidentes han ocurrido como consecuencia de errores en su almacenaje más que en su fabricación.

El pasado 23 de agosto en la comunidad de Guadalupe Texmolac, Xaloztoc, la explosión de material pirotécnico almacenado en un domicilio particular dejó un saldo de tres personas muertas y cuatro heridas, así como diversos daños materiales. La gravedad del accidente propició trabajos de remoción de escombros, el traslado de familias afectadas en un albergue, y la dotación de alimentos, servicios de salud y atención psicológica por parte del Sistema Estatal DIF.

El 20 de octubre, en la misma localidad de este municipio, se reportó una explosión en un espacio habilitado clandestinamente para realizar trabajos relacionados con la pirotécnica. Aunque generó alarma entre los vecinos, el hecho no derivó en personas lesionadas. Únicamente, hubo daños en el lugar, en que se halló basura de pirotécnica acumulada que pudo ser la causa del estallido.

Y este 24 de octubre, en el barrio de Cazatotla de Santa María Acuitlapilco, en Tlaxcala capital, un muerto y tres heridos dejó la explosión de un polvorín ubicado en la parte trasera de un domicilio particular.

En estos tres casos, las medidas relacionadas con el adecuado manejo de material explosivo fueron claramente subestimadas, y las lamentables consecuencias están a la vista.

No es secreto que, en Tlaxcala y en otros estados del país, existen talleres y bodegas que operan de manera irregular. Pero la decisión de sus dueños de trabajar al margen de la ley implica un severo riesgo para su vida, la de sus familias y la de sus vecinos, principalmente, cuando sus actividades las trasladan a zonas habitadas.

Ante esta situación es importante que los ciudadanos denuncien, que hagan de conocimiento de las autoridades aquellos lugares en los que se fabrica o almacenan material pirotécnico, para que se lleven a cabo las verificaciones correspondientes. Los fabricantes de pirotecnia autorizados también pueden hacer lo propio, ya que accidentes como estos estigmatizan su oficio. Y las autoridades correspondientes, deben continuar los acercamientos con el gremio para sensibilizarlo y capacitarlo, a fin de prevenir accidentes.

Los sucesos de Xaloztoc y Tlaxcala deben ser llamados de atención para quienes operan sin autorización a fin de regularizarse y evitar, de buena vez, la realización de sus actividades en zonas habitadas.

Aunque instituciones como la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Fiscalía General de la República (FGR) o las áreas de Protección Civil estatal y municipales colaboran en esta materia, es fundamental la participación de los fabricantes, y la denuncia de los ciudadanos, para que la pirotecnia no represente riesgos futuros para las comunidades.