Tlaxcala dio un paso importante en el fortalecimiento de la procuración de justicia. El pasado viernes, en sesión extraordinaria, la LXIV Legislatura del Congreso del Estado tomó protesta a Ernestina Carro Roldán como titular de la Fiscalía General de Justicia del Estado, lo garantiza la transición de la Procuraduría General de Justicia a la nueva Fiscalía.
Fue hasta este sexenio cuando los poderes Ejecutivo y Legislativo lograron los acuerdos necesarios para sacar a Tlaxcala del rezago legislativo e institucional, mediante la reforma constitucional por la que se dio autonomía al Ministerio Público.
Los últimos gobernantes en turno mantuvieron un anquilosado modelo de Procuraduría de Justicia, supeditado administrativa y jerárquicamente al Poder Ejecutivo. Sin embargo, fue hasta el gobierno de Lorena Cuéllar cuando se determinó avanzar en la modernización de las instituciones estatal para garantizar una transformación que sirviera mejor, y fuera más útil, a la ciudadanía.
Como sabemos, el inicio de la actual administración estatal estuvo marcada por una reingeniería administrativa que modificó la estructura de las dependencias del Poder Ejecutivo, con el claro objetivo de hacer más eficaz la acción de gobierno y más eficiente el ejercicio de los recursos públicos.
Evidentemente, esa reingeniería no se ha detenido, y considerando que la atención de la seguridad pública constituye una de las prioridades del gobierno estatal, resulta congruente que se haya favorecido la conversión de la Procuraduría en Fiscalía para establecer las bases de un sistema jurídico estatal actualizado que ofrezca credibilidad a la ciudadanía a partir del carácter autónomo de esta importante institución.
Así, mientras el Congreso local formuló y aprobó la reforma que dotó de autonomía constitucional al Ministerio Público, la gobernadora propuso la Ley Orgánica de la nueva Fiscalía, que contó con el respaldo contundente de los diputados locales, y posteriormente, presentó la terna de aspirantes a Fiscal General de Justicia, para la cual la presente legislatura estableció el procedimiento de designación, mismo que se desarrolló de forma pública y transparente.
La terna conformada por Soledad Reyes Zambrano, José Eduardo Morales Sánchez, y Ernestina Carro Roldán, fue sometida a examen por la Comisión Especial encargada del desahogo del procedimiento de designación, cuyos integrantes comprobaron que cada uno de los profesionales del derecho propuestos por el Ejecutivo cumplía de manera satisfactoria con los requisitos de elegibilidad, y tras el examen público de oposición, el jurado calificador concluyó que los tres candidatos era idóneos para el desempeño del cargo.
De este modo, y con base en su opinión profesional, se estimó que Carro Roldán tiene una visión global sobre el proceso penal que deriva de su experiencia como jueza y ex titular de la Procuraduría, “lo que le otorga mayores competencias para el ocupar el puesto de titular de la Fiscalía y afrontar los retos que este cambio de paradigma implica”.
Gracias a que el desarrollo de las etapas de evaluación de los aspirantes a Fiscal fue abierto, la ciudadanía pudo constatar, además de su experiencia y trayectoria profesional, sus conocimientos en torno al cargo y sus responsabilidades, así como de sus atribuciones y competencias, y fue evidente que la decisión tomada por el Pleno del Congreso fue el resultado una evaluación objetiva, razonable y suficiente que permitió escoger a la persona con las mayores competencias, habilidades, capacidades y preparación para ocupar, por primera vez, el puesto Fiscal General de Justicia.
La colaboración entre poderes ha permitido que Tlaxcala continúe su marcha por el camino del desarrollo institucional, al generar las condiciones para que la actividad de investigar y perseguir los delitos, así como de ejercitar la acción penal, se lleve a cabo bajo un marco legal actualizado.
Actualmente, el Ejecutivo estatal ejecuta la construcción de la Ciudad de la Seguridad, que albergará, entre otras sedes, la de la Fiscalía General y sus nuevas fiscalías, lo que habla de la altura de miras de un proyecto de gobierno que, con resultados tangibles, está haciendo de la transformación su sello principal.
