A nivel federal, el Gobierno de la Cuarta Transformación ha fortalecido el salario mínimo y le devolvió, en términos reales, el poder adquisitivo.
Algunos analistas observan que, en 36 años de política neoliberal, se apostó por un sistema de salarios bajos, por considerar que ello garantizaría la atracción de la inversión privada y el control de la inflación. Sin embargo, esta lógica le falló a quienes, con su esfuerzo cotidiano, contribuyen al desarrollo del país, ya que empobreció a la clase trabajadora.
Por eso, el gobierno federal que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador apostó por fortalecer los ingresos de la plantilla laboral y beneficiar a quienes ganan menos, mediante un gran acuerdo entre los sectores obrero, empresarial y público.
Gracias a ello, los aumentos en el ingreso laboral hoy representan uno de los factores que han permitido a 4.1 millones de personas salir de la pobreza.
Este logro tangible se tradujo este año en que el salario mínimo en la mayor parte del país sea de 248.93 pesos diarios, mientras que en la frontera norte sea de 374.89 pesos diarios. Y los mismos analistas identifican este logro como uno de los elementos de decisión que el electorado consideró para determinar, de modo mayoritario, que el proyecto de la Cuarta Transformación tuviera continuidad, como lo expresan con contundencia los resultados de la jornada electoral del pasado 2 de junio.
En este contexto, resulta notable la iniciativa de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros por implementar el Distintivo Trabajo Digno, un esquema sin precedente a nivel nacional que, bajo el ideal de lograr remuneraciones justas, se enaltecen, precisamente, las condiciones laborales y salariales de las y los trabajadores tlaxcaltecas.
Por primera vez, un gobierno estatal se interesó por reconocer a las empresas que cumplen con el criterio de otorgar un salario dos veces superior a la línea de pobreza, con el claro objetivo de lograr que las y los trabajadores cuenten con los ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas.
Esto es fundamental, porque la calidad de vida en los hogares depende en muy buena medida de los ingresos que sus integrantes obtienen por el fruto de su trabajo. Y el hecho de reconocer a los empresarios que pueden brindar esta condición a sus trabajadoras y trabajadores es una expresión clara de la alianza que la administración de Lorena Cuéllar ha construido con el sector empresarial para favorecer la estabilidad laboral y el crecimiento económico de Tlaxcala.
La mandataria estatal tuvo la sensibilidad para acordar con 41 empresas de distintos sectores el impulso de condiciones de trabajo digno, lo que anticipa beneficios directos a más de 21 mil 700 personas que integran sus plantillas laborales, al obtener un salario superior a la línea de bienestar. De ese total, 13 ya cumplen con los criterios de trabajo digno, mereciendo por ello el Distintivo, que es un paso relevante para que en Tlaxcala las remuneraciones justas sean la regla, y no la excepción.
Desde la posición más operativa, el salario mínimo mensual en Tlaxcala es actualmente de 7 mil 572 pesos, cuando en 2018 era de 3 mil pesos mensuales. Y comparativamente con 2020, el salario contractual se duplicó. Esto significa, en resumidas cuentas, mayor poder adquisitivo en los hogares de las y los trabajadores, y mayor bienestar para sus familias.
En el pasado, las administraciones neoliberales redujeron derechos y afectaron condiciones laborales, pero ahora, los gobiernos de la Cuarta Transformación cumplen una deuda histórica para dignificar los empeños de la base trabajadora y mejorar sus condiciones de vida. Satisfactoriamente, la clase empresarial comprende la importancia del trabajo digno, y se está sumando a esta iniciativa que, en los hechos, beneficia a todos. Con ello, Tlaxcala se distingue como ejemplo nacional de la dignificación del trabajo.