Las Normas Oficiales Mexicanas, o mejor conocidas como NOM, son decretos expedidos por dependencias competentes para efectos de regular la observancia obligatoria de los productos, procesos y servicios en territorio mexicano de acuerdo a una correcta clasificación.
El pasado 01 de junio, como Suplemento del Programa Nacional de Infraestructura de la Calidad 2023 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el mandato de trabajar 82 NOM y cancelar 65 para el presente año. Es importante pues como se indica textualmente, el propósito es “alinear las NOM y Estándares a las prioridades y objetivos fundamentales de esta administración, así como aquellas que podría tener incidencia en los rubros de nuevas inversiones, competitividad y competencia”. La asignación de presupuesto a prioridades, en otras palabras.
La Secretaría de Salud, avalada la decisión por el presidente del Comité Consultivo Nacional de Normalización de Salud Pública, doctor Hugo López-Gatell Ramírez, canceló 35 NOM vigentes, entre otras las relativas a lactancia materna, atención a la diabetes, tratamiento integral del sobrepeso y la obesidad, adicciones, cáncer de próstata, atención a la salud del niño y los adolescentes, cáncer cervico-uterino, cáncer de mama, asistencia social a adultos y adultos mayores y NNA en situación de riesgo y vulnerabilidad, entre otras.
Es importante señalar que la NOM no son guías; conllevan obligaciones y responsabilidades del Estado y sus operadores. Sin NOM vigentes se corre riesgo de que los padecimientos se traten discrecionalmente y sin seguir protocolos establecidos. La cancelación así, sin claridad sobre cómo serán sustituidas y mejoradas deja a millones en incertidumbre respecto a los diagnósticos y tratamientos que van a recibir tanto en instituciones públicas como privadas. También les deja en un claroscuro jurídico pues la NOM da capacidad de defensa ante un hecho desapegado a la misma que, en el caso de la salud, implica naturalmente un daño a la integridad corporal o mental.
Ahora, ya se cancelaron. ¿Qué sigue? No se sabe a ciencia cierta. Esto no fue así en todos los casos. A manera de ejemplo, la STPS incluyó en este mismo decreto un estándar nuevo a fin de cancelar la norma vigente relativa a igualdad laboral y no discriminación e incorporar un requisito obligatorio referente a la brecha salarial en los centros de trabajo certificados. Es decir, cancela una norma pero se incluye un nuevo estándar que da luz a quienes tienen obligación de incorporar esa normatividad a sus prácticas cotidianas. Esto no sucedió con las NOM canceladas del sector salud.
El doctor López-Gatell, en entrevista el viernes 02 de junio con InfomediaMex, indicó que “no se necesita tener NOM para regular la prescripción terapéutica y diagnóstico de cada una de las enfermedades”. Tácitamente dijo que no, que no las va a mejorar ni a reestablecer. Es difícil pensar que hospitales y la comunidad médica caiga en mala praxis, pues también les rige su juramento hipocrático, pero, ¿Quién sabe? Para evitarlo justamente la normatividad.
Lo anterior se suma casi de forma simultánea a la decisión oficial de cancelar el Insabi (que a su vez tomó las responsabilidades de atención de los más desfavorecidos que tenía el seguro popular) y trasladar sus obligaciones al IMSS-Bienestar, que por más eficaz y eficiente que sea, tiene sin duda -y no de ahora- muchas deficiencias y retos justamente en la atención a la derechohabiencia.
También se suma a la falta de surtimiento de recetas médicas en los hospitales públicos que según admite el propio gobierno, ascendió a 10 millones 798 mil 361 solo en 2022 y 45 millones en lo que va del sexenio y al descenso en la tasa de vacunación general, especialmente la referente a VPH, vital para prevenir la segunda causa de cáncer en las mujeres: el cérvico uterino.
Tal vez -ojalá- recapacite el gobierno y vuelva a publicar las NOM mejoradas. Por lo escuchado, no tengo mucha esperanza que eso ocurra. La salud es todo. Lamentable pero, sobre todo, inoportuna decisión del doctor López-Gatell. Seguro es un gran conocedor de su materia, pero la voz del pueblo es la de Dios (vox populi, vox dei) y dice que ese hombre no da una.