Estoy sin aliento…conmovida hasta la médula. En serio. Tengo en la garganta atorado amor, lágrimas y una emoción enorme. ¡Qué felicidad! Es miércoles 24 de mayo; escucho al presidente del Senado de la república decir: “La Comisión Permanente del Congreso de la Unión declara aprobado el decreto que reforma los artículos 38 y 102 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de suspensión de derechos para ocupar cargo, empleo o comisión del servicio público”. Se remite al Diario Oficial de la Federación para su publicación”.
No podrán ser candidatos, tener fuero, cargo, nombramiento o comisión ya por elección o designación, las personas -hombres o mujeres- que quieran fungir en el servicio público y representar los intereses del país, si primero no han visto por su propia familia, por sus propios hijos al cumplir con sus obligaciones alimentarias, o si han sido condenados por violencia familiar o sexual.
Honorabilidad. Esa es la palabra que hicieron realidad las diputadas y senadoras que no solo escucharon a la sociedad civil, se abrazaron a ella, cabildearon todas…todas de todos los partidos. Todas unieron fuerza por las mexicanas a quienes no les preguntan de qué partido son para recibir miradas lascivas, tocamientos, acoso, y por quienes lidian todos los días por sacar adelante solas a sus hijas e hijos. Al final, conquistaron lo que pocas veces se ve: unanimidad.
Era importante apurarse, era para antes del primero de junio para regir como regla en el proceso electoral de 2024; era para ¡ya! y en menos de un mes, a base se hablar con diputadas y diputados locales, de apretar desde la sociedad civil, se logró que la mayoría de los congresos estatales declararan la viabilidad constitucional.
Se logró…¡lo logramos!…logramos este sueño que nació de la tortura sufrida a manos del Estado por quien hoy encarnó a la sociedad civil, quien soñó esta Ley, la creó e impulsó: Yndira Sandoval, fundadora de Las Constituyentes Feministas CDMX y una de las más destacadas activistas mexicanas que ahora se convierte, a base de tesón, de “insistencialismo”, de pacientemente lidiar con egos, puertas cerradas, oídos sordos y hasta con una acción de inconstitucionalidad de la CNDH, en una heroína de las mujeres de esta, nuestra patria. Me honra profundamente ser su aliada y alumna.
La generalidad de nosotras, las funcionarias públicas y políticas, hemos sufrido a violentadores, acosadores, hombres que se creen con derechos sobre nosotras. Reconozco -es claro- que no son mayoría siquiera. Hay muchísimos hombres que son buenos y respetuosos compañeros. Desafortunadamente los que cruzan las líneas nomás porque pueden, porque su malentendida hombría les impele y sus pares machos les garantizan impunidad (también algunas mujeres), hacen un infierno de la vida de aquellas que les rodean.
¡Va la 3 de 3 para todo México! va por las madres solteras, por las niñas, niños y adolescentes que no tuvieron apoyo de sus padres negligentes, por las activistas, pero especialmente porque en México la vida pública se convierta en referente de honradez y respeto a las personas y a las instituciones.
Gracias a la sociedad civil un violador no fue gobernador y un acosador no fue embajador. Que nunca más un gobernador emule la muerte de una ministra y que jamás un subsecretario se vuelva a dirigir peyorativamente a la jefa del poder judicial. También va por Norma Piña.
Una anécdota: en la sesión, el diputado Fernández Noroña tomó el turno de posicionamiento del PT. Recordemos que el diputado refutó hasta la última instancia y de manera pública cumplir la sentencia de disculpa pública ordenada por la Sala Superior del Tribunal Electoral, por haber ejercido violencia contra nuestra paisana Adriana Dávila; se disculpó finalmente, solo porque se le apercibió que de no hacerlo no podría reelegirse. Vaya pues, que durante su alocución, ellas, las activistas, con toda valentía y congruencia le dieron la espalda.
Falta que lo publique el Ejecutivo y el reto es: #NingúnAgresorEnElPoder, pero como dice Yndira Sandoval: la 3 de 3 es así porque ha sido una trenza de talentos, de compromisos y determinación. En la lucha contra las violencias, ¡todas…todas debemos estar del mismo lado!