/ martes 13 de septiembre de 2022

Los derechos humanos hacia la cultura de paz

Pronto será el Día Internacional de la Paz, de acuerdo con la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante su resolución A/RES/36/67, que declaró el 21 de septiembre como el día dedicado al fortalecimiento de los ideales de paz, exhortando a los países y personas a abandonar las armas y reafirmar su compromiso de convivir en armonía.

Aunado a lo anterior, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible hace hincapié en la paz, específicamente en el Objetivo 16 “Paz, justicia e instituciones sólidas”, el cual realiza un llamamiento a las sociedades pacíficas e inclusivas para que fomenten un desarrollo sostenible, y faciliten a la vez el acceso de todas las personas a la justicia, creando instituciones efectivas, responsables e inclusivas a todos los niveles.

Sin embargo, la crisis de los derechos humanos y la violencia en nuestro país aunado a la pandemia por la covid-19 son una realidad lamentable y difícil de erradicar, mientras se trata de visibilizar las graves violaciones de derechos humanos y las realidades que padecen las mujeres y grupos vulnerables, ante la falta del cumplimiento de los deberes y obligaciones constitucionales e internacionales del Estado, la inseguridad aumenta, aunado a la reciente aprobación en el senado a cuatro leyes, para transferir el control operativo, presupuestario y administrativo de la Guardia Nacional a una secretaría dirigida exclusivamente por militares.

Es importante reflexionar, entonces, cómo se logrará una cultura de paz, siendo la paz un derecho humano, un proceso que implica una forma de relación de seres humanos entre sí y a través de las distintas formas de organización social que excluye la violencia en todas sus manifestaciones, para el reconocimiento del derecho a una vida digna (base fundamental de los derechos humanos).

De acuerdo, con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). La cultura de paz no puede construirse durante la carrera armamentista y la militarización de las sociedades que inevitablemente genera imágenes del enemigo, sospechas y amenazas.

¿Otra vez serán las mujeres quienes estén en desventaja? recordemos que las tácticas de guerra van dirigidas contra ellas, que a menudo las mujeres tienen a su disposición menos recursos (en un amplio sentido) para protegerse y con frecuencia representan, junto con sus hijas e hijos, la mayor parte de la población con casi nulo acceso a la justicia por las graves violaciones de sus derechos humanos.

Revictimizadas por las autoridades y las instituciones, contraviniendo estándares internacionales, donde se ha hecho un uso desproporcionado de la fuerza, cometiendo arbitrariedades como tortura, abuso sexual, desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias, entre otras violencias. Siendo preocupantes la militarización de las fuerzas de seguridad, incluida la propuesta de reforma que se avecina en la Constitución, para permitir el uso de las Fuerzas Armadas en funciones de seguridad pública hasta 2028.

En este momento, es donde los órganos garantes de los derechos humanos deben concentrarse en vislumbrar el futuro de los derechos humanos de las mujeres y la ciudadanía, ante la militarización y la lejana cultura de paz, siendo indispensable, dejar de reforzar al sistema patriarcal que no permite el avance y goce de los derechos humanos, hacer uso de sus facultades para activar los mecanismos legales de protección de derechos humanos, abonando a la progresividad social.

* Consejera consultiva de la Comisión de Estatal de Derechos Humanos