/ jueves 16 de mayo de 2024

¡Mayo fiestero!

Mes de cohetes, mariachis, comelitones, felicitaciones y más. La calenda se deshoja. Mayo es de fiestas. El último de abril es día del niño. Abrazo para ellos con ternura. Solo una vez se vive esa edad tan hermosa, son el renuevo de esta sociedad que les heredará un “mugrero” con todas sus consecuencias gracias a que destrozamos y contaminamos sin conciencia. Les vamos a entregar un mundo de malestar y mal vivir. Pero bueno, la boca se nos llena diciendo para ellos nuestro amor.

Aunque el gran planeta azul esté cambiando a planeta mugroso. Y en lo individual, solo nos importe el bienestar personal y de lo demás creemos que es responsabilidad del gobierno. Queremos que se haga justicia sí, “pero que sea en las mulas de mis compadres”.

Primero de mayo Día del Trabajo, mal pagado y tantas veces esclavizante. Pero que por fortuna no falta, aunque los ricos le escamotean prestaciones y para los pobres sea nuestra única riqueza ya que desheredados somos. Los desfiles por el Día del Trabajo —aquellos vistosos, multitudinarios, de banquete discurso y borrachera— ya no son lo que fueron. La burocracia estrenaba “pants”, lo que no puede estrenar son sus “pastores”, ya que los mismos apellidos de siempre siguen engordando sus carteras con esas “tetas suculentas”.

En el centro expositor, enorme comelitón y rifa de enseres, pero si usted llega a una oficina pública, le dan el mismo trato despótico, desde los porteros hasta los “jefecitos”. En cambio, el 10 de mayo es sagrado para nuestros sentimientos de hijos, pero más grande lo es para las madres. Que viven por siempre en nuestros corazones. Aunque desde luego hay quienes no tienen el mínimo de “jefa”. Olvidadizos que somos, la honramos una vez al año y el resto lo olvidamos.

Ese bendecido vientre que amoroso nos formó durante nueve meses, hasta que vimos la luz primera. Siempre me pregunto, si soy producto del más intenso amor porque yo creo que, si hay ternura en mi corazón es por los genes de mi madre y de mi abuela materna. 10 de mayo, fecha en que los candidatos aprovecharon para que su gato retozara. “Mucha madre” tuvieron esos días, aunque ya instalados, se olviden por completo. “Fiestas divinas de mayo” en que los aspirantes van y vienen perifoneando, suben y bajan, se bombardean con calabaza y demás porquerías; se pelan los dientes entre ellos y se dicen de majaderías.

El ITE e INE aceleran sus preparativos. Qué trabajadores son, solo de verlos me agobio. Pareciera que no conocen el descanso y estoy cierto que ya en su casa ni los recuerdan o solo están presentes en fotografía. El trabajo electoral —independientemente de sus mañas sistémicas, estructurales y con directriz política— es agobiante, callado, respetuoso; no tiene horario ni fin de semana, ni descansos. Causa asombro su resistencia, sus resultados y organización.

Es una burocracia que merece reconocimiento y la atención que brindan es auténtica y proverbial. Es burocracia ejemplar de “como debiera ser, para que las demás burocracias, se den un “quemón de pestañas”. Incansables, hasta mediados de junio que terminen los conteos, se entreguen constancias y se resuelva la última impugnación. Pero nuestros políticos autóctonos no conocen de respeto “el poder es canijo”, y el “no poder es más”.

Quienes ya probaron las mieles del dinero mal habido al amparo del poder municipal o comunitario, quieren más y para ello no importa el proceder. Se cuenta que en la revolución los votos eran caballo, caballero y arma que desfilaban, y hasta volvían a desfilar para que más contaran. En nuestro tiempo, con las sofisticaciones de la época las trampas se han perfeccionado y las ambiciones resultan desmedidas —en la medida que hay billete, hay villanos— como en Chiautempan, un embarbosado personaje ya probó tres años y le gustó, y ahora quiere de nuevo porque en la anterior, le robaron lo “pizcado” y como no aprendió a trabajar otra cosa quiere de nuevo hartarse con las ubres municipales.

Últimos días de campañas, las noches son para bajar las lonas del contrario y los días para la pinta de bardas. Rola el dinero para quienes imprimen lonas y para los cibernéticos que arman videos que empuercan al enemigo. Los abogados electorales cachan billete con las impugnaciones. Pero inevitable vendrá junio 2 con su jornada intensa, que culminará en saber quiénes “sacaron boleto” y quiénes perdieron lo gastado. Mayo es de fiestas, la más grande de todas es la electoral que en este 2024 es un fiestón enloquecido.




Mes de cohetes, mariachis, comelitones, felicitaciones y más. La calenda se deshoja. Mayo es de fiestas. El último de abril es día del niño. Abrazo para ellos con ternura. Solo una vez se vive esa edad tan hermosa, son el renuevo de esta sociedad que les heredará un “mugrero” con todas sus consecuencias gracias a que destrozamos y contaminamos sin conciencia. Les vamos a entregar un mundo de malestar y mal vivir. Pero bueno, la boca se nos llena diciendo para ellos nuestro amor.

Aunque el gran planeta azul esté cambiando a planeta mugroso. Y en lo individual, solo nos importe el bienestar personal y de lo demás creemos que es responsabilidad del gobierno. Queremos que se haga justicia sí, “pero que sea en las mulas de mis compadres”.

Primero de mayo Día del Trabajo, mal pagado y tantas veces esclavizante. Pero que por fortuna no falta, aunque los ricos le escamotean prestaciones y para los pobres sea nuestra única riqueza ya que desheredados somos. Los desfiles por el Día del Trabajo —aquellos vistosos, multitudinarios, de banquete discurso y borrachera— ya no son lo que fueron. La burocracia estrenaba “pants”, lo que no puede estrenar son sus “pastores”, ya que los mismos apellidos de siempre siguen engordando sus carteras con esas “tetas suculentas”.

En el centro expositor, enorme comelitón y rifa de enseres, pero si usted llega a una oficina pública, le dan el mismo trato despótico, desde los porteros hasta los “jefecitos”. En cambio, el 10 de mayo es sagrado para nuestros sentimientos de hijos, pero más grande lo es para las madres. Que viven por siempre en nuestros corazones. Aunque desde luego hay quienes no tienen el mínimo de “jefa”. Olvidadizos que somos, la honramos una vez al año y el resto lo olvidamos.

Ese bendecido vientre que amoroso nos formó durante nueve meses, hasta que vimos la luz primera. Siempre me pregunto, si soy producto del más intenso amor porque yo creo que, si hay ternura en mi corazón es por los genes de mi madre y de mi abuela materna. 10 de mayo, fecha en que los candidatos aprovecharon para que su gato retozara. “Mucha madre” tuvieron esos días, aunque ya instalados, se olviden por completo. “Fiestas divinas de mayo” en que los aspirantes van y vienen perifoneando, suben y bajan, se bombardean con calabaza y demás porquerías; se pelan los dientes entre ellos y se dicen de majaderías.

El ITE e INE aceleran sus preparativos. Qué trabajadores son, solo de verlos me agobio. Pareciera que no conocen el descanso y estoy cierto que ya en su casa ni los recuerdan o solo están presentes en fotografía. El trabajo electoral —independientemente de sus mañas sistémicas, estructurales y con directriz política— es agobiante, callado, respetuoso; no tiene horario ni fin de semana, ni descansos. Causa asombro su resistencia, sus resultados y organización.

Es una burocracia que merece reconocimiento y la atención que brindan es auténtica y proverbial. Es burocracia ejemplar de “como debiera ser, para que las demás burocracias, se den un “quemón de pestañas”. Incansables, hasta mediados de junio que terminen los conteos, se entreguen constancias y se resuelva la última impugnación. Pero nuestros políticos autóctonos no conocen de respeto “el poder es canijo”, y el “no poder es más”.

Quienes ya probaron las mieles del dinero mal habido al amparo del poder municipal o comunitario, quieren más y para ello no importa el proceder. Se cuenta que en la revolución los votos eran caballo, caballero y arma que desfilaban, y hasta volvían a desfilar para que más contaran. En nuestro tiempo, con las sofisticaciones de la época las trampas se han perfeccionado y las ambiciones resultan desmedidas —en la medida que hay billete, hay villanos— como en Chiautempan, un embarbosado personaje ya probó tres años y le gustó, y ahora quiere de nuevo porque en la anterior, le robaron lo “pizcado” y como no aprendió a trabajar otra cosa quiere de nuevo hartarse con las ubres municipales.

Últimos días de campañas, las noches son para bajar las lonas del contrario y los días para la pinta de bardas. Rola el dinero para quienes imprimen lonas y para los cibernéticos que arman videos que empuercan al enemigo. Los abogados electorales cachan billete con las impugnaciones. Pero inevitable vendrá junio 2 con su jornada intensa, que culminará en saber quiénes “sacaron boleto” y quiénes perdieron lo gastado. Mayo es de fiestas, la más grande de todas es la electoral que en este 2024 es un fiestón enloquecido.