Bien dicen que: “cada quien habla de la feria como le va en ella” y a unas horas de haber culminado el tan esperado festejo –tras dos años de suspensión por pandemia-, resulta necesario no dejar de lado lo que a resumidas cuentas y a ojo de buen cubero fue la “Gran Feria Tlaxcala 2022”, durante sus 25 días de duración.
Lo bueno
Más allá del entusiasmo o pesimismo, los números siempre hablan y evidentemente la derrama económica resultó favorable para comerciantes establecidos, semifijos y ambulantes al interior del recinto.
No solo para ellos, también para los ubicados al exterior, como son los hoteleros, las taquerías, los estacionamientos regulares, los provisionales que usaron jardineras de la zona de “El Trébol” como su patio, los irregulares que utilizaron los frentes de sus viviendas como si fueran de su propiedad y hasta el espacio inconcluso del nuevo puente vehicular del río Zahuapan, al cobrar 100, 150 y hasta 200 pesos por cajón para vehículos, sin la garantía de que estarían seguros.
Desde los restaurantes, pasando por la venta de antojitos, churros, crepas, pizzas, puestos de cervezas, venta de ropa y perfumes, juegos mecánicos, artesanías, antros, food trucks, todos vieron ganancias en los días de mayor concentración de personas al lucir abarrotados.
A ello hay que sumarle los 10 conciertos gratuitos en el Teatro del Pueblo y, salvo el de “Playa Limbo” con un domo semivacío o el playback de “Tatiana”, el resto con la actuación de Mijares, Yuri, Aleks Syntek, La Sonora Santanera, Margarita La Diosa de la Cumbia, Flans&Pandora y Matisse, resultaron exitosos y se caracterizaron por el orden al contar con una amplia zona para adultos mayores y personas con discapacidad.
De acuerdo con autoridades, la proyección inicial de derrama económica es de 120 millones de pesos, cifra que será confirmada o modificada en los próximos días, cuando el Patronato de Feria dé a conocer el informe final.
Lo malo
Si bien los números oficiales reflejan una asistencia poco mayor a las 600 mil personas, de los cuales unas 19 mil fueron adultos mayores y mil 400 personas con discapacidad, además de 35 mil niñas y niños que contaron con acceso gratuito, fue evidente la falta de publicidad a nivel nacional para atraer turismo de otras entidades del país, de ahí que solo se vio a unos cuantos en contados conciertos del palenque. Y aunque el costo de acceso se mantuvo en 10 pesos, los altos precios de productos alimenticios, bebidas y juegos mecánicos, generaron que visitantes asistieran una única ocasión en las poco más de tres semanas de fiesta.
Como dato anecdótico, el expresidente del Patronato de Feria, José Antonio Carvajal Sampedro, reportó un millón y medio de visitantes y una derrama económica que superó los 100 millones de pesos al culminar “Tlaxcala Feria 2019”, desarrollada del 24 de octubre al 19 de noviembre; no obstante, en la Cuenta Pública de ese mismo año solo fueron reflejadas 588 mil 595 personas con boleto pagado, lo que deja en evidencia dos cosas: en el gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez los números fueron inflados o no fueron reportados los ingresos totales.
Lo feo
La agresión que sufrieron integrantes de una familia asistentes al concierto de la Banda MS, lo que derivó en la hospitalización de Esmeralda N., quien se mantuvo en terapia intensiva al golpearse la cabeza e inflamársele el cerebro, tras ser empujada por una elemento de seguridad privada.
Y mientras la empresa operadora del palenque, la firma de seguridad y autoridades como la Secretaría de Seguridad Ciudadana y Protección Civil Estatal “se aventaron la bolita” y reaccionaron cinco días después, los afectados procedieron penalmente para que lo sucedido en el interior de un recinto público no quede impune.
Lo peor
La reventa de boletos en el exterior del palenque fue otro de los hechos que mancharon la feria anual, pues de manera flagrante y ante los ojos de las autoridades estatales se cometió un delito.
El oso
Lo dio el exalcalde de Apizaco y exsecretario de Desarrollo Económico, Jorge Luis Vázquez, quien fue sacado del Festival de Paellas por protagonizar un bochornoso escándalo al calor de las copas.