/ jueves 7 de noviembre de 2024

¡Noviembre, bonito pero difícil!...

¡De fiestas que se alejan y heladas que madrugan!…, ¡ofrendas que desgastan y endrogan!... ¡heladas que en un descuido nos agripan!... ¡lluvias vespertinas puntuales, cosechas que prometen! –¡ya hay elotes “criollitos”!–; pasó la fiesta de muertos, pero sigue el convite de “vivos” –¡las hojaldras con tecito de guayaba, qué ricura!– es realidad “el muerto al pozo y el vivo al gozo”; en este noviembre “arden de coraje las brasas” de los “judicialosos” que temen por sus privilegios, que miran amenazados.

Hay rabia entre quienes diario se benefician del “impulso procesal –monetario, contante, sonante. Pero no habrá reversa y lo federal se replicará en los estados. Desde que la justicia apareció en la vida humana –hace milenios– existe también una sociedad anhelante de que la justicia la favorezca. Pero de siempre, quienes deben “dictarla”, la ofertan en el mercado.

Cuando se inició el nuevo sistema de justicia penal oral se dijo que sería garantista y anticorrupción. Pero eso no sucedió, porque quienes “van por lana”, se las ingenian para que “en lo oscurito” puedan trasquilar a la borrega. Quien accede a una posición judicial lleva la idea de que ahí se enriquecerá y siempre encuentra “cómo”.

Yo deseo de todo corazón el éxito de esta reforma para que no fracase la esperanza de toda una nación.

En otro orden de ideas, en este noviembre que transcurre –ferieros como somos– y aunque el esquema general de la “F de F” nos muestra lo mismo cada año –al visitarla ya sabemos ¡“donde está qué”!..., sus directivos han procurado con imaginación, destacar lo tlaxcalteca. Como, por ejemplo, el “festival del mole”, “la carrera de gateo”, “la carrera de burros” –algunos representantes populares participan– “el festival del maíz”, “los huehues”, “la noche de catrinas”, (no de catres) –¡hay muchos eventos novedosos!–; sin que falte el festival del “cara blanca”, –agua de las verdes matas tú me atarantas, tú me matas y me haces andar a gatas–, del “muchachero”.

En la programación se busca destacar la originalidad, lo nuestro, lo que nos distingue y hace únicos. Desde luego, los que tienen mucha lana –aquellos que no viven del salario mínimo; que desprecian las tortillas o la “chivito” de pulque– es el palenque y las paellas, espectáculos y comelitones, que cuestan miles de pesos –¿alguien recuerda como inició el festival de paellas?– porque yo sugeriría que Valencia, España, ahora que se reponga de las inundaciones y de tanta muerte, celebre su “festival de tlatlapas” esto en reciprocidad justiciera. En fin, el esfuerzo de la “F de F” es meritorio. Los humanos como los pueblos –vuelvo a decir– somos únicos e irrepetibles y la originalidad estriba en destacar, lo propio y no imitado. A eso se les llama idiosincrasia. En fin, faltan 11 días para que culmine la “F de F”.

Noviembre es de “entrenamiento” y “ensayos” para un diciembre festivo en exceso. –¡Porque si no, vamos a llegar a las posadas desencanchados!– Tiene dos puentes vacacionales –antes del puente Guadalupe Reyes. En él, se sigue festejando el inicio de la revolución mexicana, aquel movimiento social que estremeció al país y que entre otras causas se originó por el cansancio social por tanta “injusticia de la justicia”; tan es así, que los revolucionarios, quemaban públicamente los archivos judiciales y abrían las puertas carcelarias, para que respiraran el aire de la libertad los injustos recluidos. ¡No hay que ser desmemoriados!, cuando en las represas del tiempo se acumulan los rencores de la injusticia y esto agravia a las mayorías, ninguna fuerza contiene al estallamiento social y se producen quieran o no los poderosos.

En toda sociedad, el sistema de normas religiosas y jurídicas se establece para que conserven su sitial los de “allá arriba”, los dueños de todo. Los que dominan y les ponen la pata en el pescuezo a “los de abajo” –Mariano Azuela, ¿dónde estás?–, que son los que se favorecen y exigen que no haya cambios.

Una consejera de la judicatura federal ha reconocido ya, que la justicia en México está muy alejada de las causas sociales; que el aparato encargado de ello, debe reconciliarse con la sociedad. Pero los meros meros “gargantotas” de la SCJN, aunque han renunciado a participar en una elección popular, no lo hacen a sus privilegios económicos. Hacen piruetas y berrinches, le hacen manita de puerco a la Constitución y a la ley de amparo, porque –“antes muertos que sencillos”, “y yo trabajar, ni que fuera burro”.

Ni modo, es un noviembre lluvioso pero difícil, festivo pero nuestro. Difícil porque, además, los comerciantes –a quien nadie controla; para quienes no existen leyes de contención, en el pasado Día de Muertos se pusieron más que vivos y lanzaron sus precios a las nubes y ya no bajarán, de eso podemos estar seguros, con el consiguiente sufrimiento para el consumidor –que somos todos–, ¡ni modo estamos en la olla, y no tenemos escapatoria! ¡noviembre hermoso, que airoso corres en la vida tlaxcalteca, dejando huellas y cargando penas!...