/ martes 30 de julio de 2024

Palabra de Antígona / Las mujeres de Maduro

Las expectativas de un cambio político en Venezuela tienen un pronóstico reservado. Según Luis Bonilla-Molina vendrán seis meses de resistencia y agitación social, después de los resultados electorales del domingo pasado.

La sobrevivencia populista anuncia que no habrá libertad para las mujeres ni política de género.

El chavismo se sustentó en la concepción de que las mujeres tienen un solo cometido en la vida: ser madres y cuidadoras. En contraste, el proyecto bolivariano incluyó desde 1999 al trabajo doméstico de las mujeres como trabajo productivo y las condiciones para que las más pobres, pudieran acceder a un ingreso fijo.

El proyecto de Hugo Chávez nunca tuvo una política pública para garantizar los derechos de las mujeres para sí mismas, ni cumplió con las garantías inscritas en la Constitución. Contrastó entre la autonomía y la libertad real de las mujeres y el discurso.

Aunque tanto Chávez como Maduro se declararon feministas, eso no contribuyó a un cambio subjetivo, y mucho menos material, de las condiciones de vida de las mujeres. Por más de dos décadas subsisten problemas como las altas tasas de embarazo adolescente, la penalización del aborto y el crecimiento alarmante y sostenido de la mortalidad materna, además de la violencia de género.

En lo político, se tejió lo que algunas autoras llaman la «feminización» del chavismo, un mecanismo llamado Misión Madres del Barrio mediante el cual el proyecto bolivariano agrupa a miles de mujeres pobres sujetas de la política social y que operan a su favor en los barrios populares donde habitan.

Esto que es un eje del chavismo, ha sido poco analizado por los grandilocuentes opinadores. Claramente el chavismo es lo más alejado del socialismo contemporáneo.

En Venezuela se prohíbe totalmente el aborto, se niegan los derechos y la libertad sexual, en 2024 nadie defiende o reconoce la libre opción sexual y el matrimonio entre personas del mismo sexo.

No obstante, la oposición, que ha vivido y sufrido todos los embates inimaginables, incluso la persecución y la tortura en defensa de las libertades democráticas, coincide con esa ideología inapelable y generalizada del chavismo: un conservadurismo profundo.

Recientemente, la CNN cuestionó a todos los candidatos presidenciales con preguntas directas, todos manifestaron oponerse a la agenda feminista: aborto, libre opción sexual y autonomía de las mujeres.

De confirmarse sin sorpresas que Maduro estará en el poder hasta 2031, se mantendrá para las mujeres la política “exitosa” fundada en una lógica paternalista y clientelar, que opera en la práctica como un dispositivo de control funcional a la permanencia y legitimación en el poder.

En México no ayudaría confundir esa política con el populismo de la 4T. Es verdad que hoy se pondrán por encima de todas, a las más pobres, ”las vulnerables”, dice Claudia Sheinbaum Pardo, confío que no es igual al chavismo.

Aunque la 4T tiene la tentación de fomentar el rol maternal y liberar al Estado de su responsabilidad de garantizar el bienestar de las mujeres; de esa manera, confinar a las más pobres a las tareas en el espacio doméstico.

Tampoco debemos olvidar algunos dichos de este gobierno: “feminismo social”, “los voy a acusar con sus mamás”; que a los niños los cuiden sus abuelitas; becas para las mujeres pobres; que se queden en su casa, no vayan a los refugios; los cuidados no son para liberarlas, sino un derecho universal.

Tenemos que cuidar lo que está en nuestra Constitución, no sea que perdamos todo. Veremos


Periodista. Editora de Género en la OEM, directora del portal informativo
http://www.semmexico.mx

**Consultar a este doctor en Ciencias Pedagógicas

Las expectativas de un cambio político en Venezuela tienen un pronóstico reservado. Según Luis Bonilla-Molina vendrán seis meses de resistencia y agitación social, después de los resultados electorales del domingo pasado.

La sobrevivencia populista anuncia que no habrá libertad para las mujeres ni política de género.

El chavismo se sustentó en la concepción de que las mujeres tienen un solo cometido en la vida: ser madres y cuidadoras. En contraste, el proyecto bolivariano incluyó desde 1999 al trabajo doméstico de las mujeres como trabajo productivo y las condiciones para que las más pobres, pudieran acceder a un ingreso fijo.

El proyecto de Hugo Chávez nunca tuvo una política pública para garantizar los derechos de las mujeres para sí mismas, ni cumplió con las garantías inscritas en la Constitución. Contrastó entre la autonomía y la libertad real de las mujeres y el discurso.

Aunque tanto Chávez como Maduro se declararon feministas, eso no contribuyó a un cambio subjetivo, y mucho menos material, de las condiciones de vida de las mujeres. Por más de dos décadas subsisten problemas como las altas tasas de embarazo adolescente, la penalización del aborto y el crecimiento alarmante y sostenido de la mortalidad materna, además de la violencia de género.

En lo político, se tejió lo que algunas autoras llaman la «feminización» del chavismo, un mecanismo llamado Misión Madres del Barrio mediante el cual el proyecto bolivariano agrupa a miles de mujeres pobres sujetas de la política social y que operan a su favor en los barrios populares donde habitan.

Esto que es un eje del chavismo, ha sido poco analizado por los grandilocuentes opinadores. Claramente el chavismo es lo más alejado del socialismo contemporáneo.

En Venezuela se prohíbe totalmente el aborto, se niegan los derechos y la libertad sexual, en 2024 nadie defiende o reconoce la libre opción sexual y el matrimonio entre personas del mismo sexo.

No obstante, la oposición, que ha vivido y sufrido todos los embates inimaginables, incluso la persecución y la tortura en defensa de las libertades democráticas, coincide con esa ideología inapelable y generalizada del chavismo: un conservadurismo profundo.

Recientemente, la CNN cuestionó a todos los candidatos presidenciales con preguntas directas, todos manifestaron oponerse a la agenda feminista: aborto, libre opción sexual y autonomía de las mujeres.

De confirmarse sin sorpresas que Maduro estará en el poder hasta 2031, se mantendrá para las mujeres la política “exitosa” fundada en una lógica paternalista y clientelar, que opera en la práctica como un dispositivo de control funcional a la permanencia y legitimación en el poder.

En México no ayudaría confundir esa política con el populismo de la 4T. Es verdad que hoy se pondrán por encima de todas, a las más pobres, ”las vulnerables”, dice Claudia Sheinbaum Pardo, confío que no es igual al chavismo.

Aunque la 4T tiene la tentación de fomentar el rol maternal y liberar al Estado de su responsabilidad de garantizar el bienestar de las mujeres; de esa manera, confinar a las más pobres a las tareas en el espacio doméstico.

Tampoco debemos olvidar algunos dichos de este gobierno: “feminismo social”, “los voy a acusar con sus mamás”; que a los niños los cuiden sus abuelitas; becas para las mujeres pobres; que se queden en su casa, no vayan a los refugios; los cuidados no son para liberarlas, sino un derecho universal.

Tenemos que cuidar lo que está en nuestra Constitución, no sea que perdamos todo. Veremos


Periodista. Editora de Género en la OEM, directora del portal informativo
http://www.semmexico.mx

**Consultar a este doctor en Ciencias Pedagógicas

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