/ martes 10 de septiembre de 2024

Pensar, decir y hacer: responsabilidad de la 4T / Justicia al pueblo desde el Poder Judicial

En el umbral de una nueva era en la política mexicana, nuestra nación se encuentra ante una de las transformaciones más profundas y necesarias para el fortalecimiento de nuestra democracia: la reforma al Poder Judicial propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador y aprobada por los diputados federales que integran el bloque de la Cuarta Transformación.

Desde el inicio de la Cuarta Transformación, el presidente AMLO ha mostrado un firme compromiso con el cambio y la justicia. Su visión ha sido clara: erradicar los privilegios y establecer un gobierno verdaderamente democrático y equitativo. La reforma al Poder Judicial es una manifestación palpable de esta visión. La propuesta, que contempla la elección de ministros, magistrados y jueces por voto popular, marca un antes y un después en nuestra historia política. Y es aquí, en este crucial momento, donde debemos reflexionar y valorar el profundo impacto que estas medidas tendrán en nuestra democracia y en la vida cotidiana de millones de mexicanos.

La reforma constitucional presentada en febrero de este año por el presidente Andrés Manuel López Obrador y respaldada por los diputados de la 4T, no es simplemente un ajuste administrativo; es un cambio fundamental en la estructura de nuestro sistema judicial. La decisión de permitir que los ministros, magistrados y jueces sean electos por el voto popular es una medida audaz y revolucionaria que busca romper con décadas de opacidad y elitismo en el Poder Judicial.

Durante años, el Poder Judicial en México ha estado plagado de privilegios y prácticas que han alejado a la justicia del pueblo. Las decisiones eran tomadas por una élite que, en muchos casos, no representaba ni comprendía la realidad de la mayoría de los ciudadanos. Los procesos judiciales eran, a menudo, oscuros y distantes, y la percepción de imparcialidad estaba frecuentemente cuestionada. Este sistema, en el que los cargos judiciales eran asignados por un pequeño grupo y no por la voluntad popular, alimentaba la desconfianza y la desilusión entre quienes más necesitaban justicia.

La reforma al Poder Judicial busca corregir estas fallas fundamentales. Al permitir que los ministros, jueces y magistrados sean electos por el pueblo, estamos dando un paso crucial hacia la democratización de la justicia. Esta medida no solo aumentará la transparencia y la rendición de cuentas en el sistema judicial, sino que también fortalecerá la conexión entre los ciudadanos y el sistema que se encarga de velar por sus derechos. La justicia ya no será una institución lejana y ajena, sino un reflejo de la voluntad popular. Uno de los aspectos más innovadores y necesarios de esta reforma es el fin de los privilegios históricos que han caracterizado al Poder Judicial en México. Durante demasiado tiempo, los ministros, magistrados y jueces han disfrutado de beneficios y prerrogativas que los han colocado en una posición de ventaja frente al resto de la ciudadanía. Estos privilegios no solo han generado una brecha entre la élite judicial y el pueblo, sino que también han contribuido a la percepción de que la justicia en México está condicionada por intereses personales y políticos. Al eliminar los privilegios y establecer un sistema en el que los funcionarios judiciales sean responsables ante el voto popular, estamos asegurando que la justicia sea realmente imparcial y equitativa. Los jueces y magistrados ya no serán una casta aparte, sino servidores públicos comprometidos con la verdadera justicia y la transparencia.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha demostrado una y otra vez su dedicación a la Cuarta Transformación y su compromiso con la justicia y la equidad. Su liderazgo ha sido fundamental para impulsar esta reforma, y su visión continúa guiando los esfuerzos para construir un México más justo y democrático. Mirando hacia el futuro, nuestra presidenta electa, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, tiene la responsabilidad de continuar con este legado de transformación. Su liderazgo será crucial para asegurar que la reforma al Poder Judicial se implemente de manera efectiva y que los beneficios de esta medida lleguen a todos los rincones de nuestro país. Con su experiencia y compromiso, estoy seguro de que la Dra. Claudia Sheinbaum continuará avanzando en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

En el corazón de la reforma al Poder Judicial está la creencia fundamental de que el pueblo debe tener el control sobre las instituciones que afectan sus vidas. La democracia no es solo un sistema de gobierno; es una forma de vida que se manifiesta en la manera en que se toman las decisiones y se distribuyen los poderes. Al permitir que los ciudadanos elijan a los ministros, magistrados y jueces, estamos reforzando el principio democrático de que el poder emana del pueblo y debe servir a sus intereses. Este enfoque no solo fortalecerá nuestra democracia, sino que también fomentará una mayor participación cívica y un mayor sentido de responsabilidad entre los funcionarios judiciales. La Cuarta Transformación ha traído consigo un nuevo paradigma de gobernanza, basado en la justicia social, la equidad y el poder del pueblo. Esta es la voluntad soberana de los ciudadanos y es una iniciativa que fue presentada por el titular del Poder Ejecutivo federal y ha sido aprobada por el Poder Legislativo federal; el Poder Judicial debe entender que no es superior a estos dos poderes y que se debe al pueblo de donde surge el poder de la democracia.


Facebook: VicenteMoralesPOficial

Instagram: moralesperezvicente

En el umbral de una nueva era en la política mexicana, nuestra nación se encuentra ante una de las transformaciones más profundas y necesarias para el fortalecimiento de nuestra democracia: la reforma al Poder Judicial propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador y aprobada por los diputados federales que integran el bloque de la Cuarta Transformación.

Desde el inicio de la Cuarta Transformación, el presidente AMLO ha mostrado un firme compromiso con el cambio y la justicia. Su visión ha sido clara: erradicar los privilegios y establecer un gobierno verdaderamente democrático y equitativo. La reforma al Poder Judicial es una manifestación palpable de esta visión. La propuesta, que contempla la elección de ministros, magistrados y jueces por voto popular, marca un antes y un después en nuestra historia política. Y es aquí, en este crucial momento, donde debemos reflexionar y valorar el profundo impacto que estas medidas tendrán en nuestra democracia y en la vida cotidiana de millones de mexicanos.

La reforma constitucional presentada en febrero de este año por el presidente Andrés Manuel López Obrador y respaldada por los diputados de la 4T, no es simplemente un ajuste administrativo; es un cambio fundamental en la estructura de nuestro sistema judicial. La decisión de permitir que los ministros, magistrados y jueces sean electos por el voto popular es una medida audaz y revolucionaria que busca romper con décadas de opacidad y elitismo en el Poder Judicial.

Durante años, el Poder Judicial en México ha estado plagado de privilegios y prácticas que han alejado a la justicia del pueblo. Las decisiones eran tomadas por una élite que, en muchos casos, no representaba ni comprendía la realidad de la mayoría de los ciudadanos. Los procesos judiciales eran, a menudo, oscuros y distantes, y la percepción de imparcialidad estaba frecuentemente cuestionada. Este sistema, en el que los cargos judiciales eran asignados por un pequeño grupo y no por la voluntad popular, alimentaba la desconfianza y la desilusión entre quienes más necesitaban justicia.

La reforma al Poder Judicial busca corregir estas fallas fundamentales. Al permitir que los ministros, jueces y magistrados sean electos por el pueblo, estamos dando un paso crucial hacia la democratización de la justicia. Esta medida no solo aumentará la transparencia y la rendición de cuentas en el sistema judicial, sino que también fortalecerá la conexión entre los ciudadanos y el sistema que se encarga de velar por sus derechos. La justicia ya no será una institución lejana y ajena, sino un reflejo de la voluntad popular. Uno de los aspectos más innovadores y necesarios de esta reforma es el fin de los privilegios históricos que han caracterizado al Poder Judicial en México. Durante demasiado tiempo, los ministros, magistrados y jueces han disfrutado de beneficios y prerrogativas que los han colocado en una posición de ventaja frente al resto de la ciudadanía. Estos privilegios no solo han generado una brecha entre la élite judicial y el pueblo, sino que también han contribuido a la percepción de que la justicia en México está condicionada por intereses personales y políticos. Al eliminar los privilegios y establecer un sistema en el que los funcionarios judiciales sean responsables ante el voto popular, estamos asegurando que la justicia sea realmente imparcial y equitativa. Los jueces y magistrados ya no serán una casta aparte, sino servidores públicos comprometidos con la verdadera justicia y la transparencia.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha demostrado una y otra vez su dedicación a la Cuarta Transformación y su compromiso con la justicia y la equidad. Su liderazgo ha sido fundamental para impulsar esta reforma, y su visión continúa guiando los esfuerzos para construir un México más justo y democrático. Mirando hacia el futuro, nuestra presidenta electa, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, tiene la responsabilidad de continuar con este legado de transformación. Su liderazgo será crucial para asegurar que la reforma al Poder Judicial se implemente de manera efectiva y que los beneficios de esta medida lleguen a todos los rincones de nuestro país. Con su experiencia y compromiso, estoy seguro de que la Dra. Claudia Sheinbaum continuará avanzando en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

En el corazón de la reforma al Poder Judicial está la creencia fundamental de que el pueblo debe tener el control sobre las instituciones que afectan sus vidas. La democracia no es solo un sistema de gobierno; es una forma de vida que se manifiesta en la manera en que se toman las decisiones y se distribuyen los poderes. Al permitir que los ciudadanos elijan a los ministros, magistrados y jueces, estamos reforzando el principio democrático de que el poder emana del pueblo y debe servir a sus intereses. Este enfoque no solo fortalecerá nuestra democracia, sino que también fomentará una mayor participación cívica y un mayor sentido de responsabilidad entre los funcionarios judiciales. La Cuarta Transformación ha traído consigo un nuevo paradigma de gobernanza, basado en la justicia social, la equidad y el poder del pueblo. Esta es la voluntad soberana de los ciudadanos y es una iniciativa que fue presentada por el titular del Poder Ejecutivo federal y ha sido aprobada por el Poder Legislativo federal; el Poder Judicial debe entender que no es superior a estos dos poderes y que se debe al pueblo de donde surge el poder de la democracia.


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