/ martes 25 de junio de 2024

Pensar, decir y hacer: Responsabilidad de la 4T / No somos una hegemonía

En las últimas semanas, los partidos políticos de oposición han usado su derecho a la libertad de expresión para tratar de acusar a la futura representación legislativa de Morena y sus aliados de “hegemónica”, y creo que vale la pena revisar esta afirmación tan temeraria que manifiestan.

El concepto “hegemonía” invoca la capacidad totalizadora, impositiva y autoritaria que puede ejercer el Estado sobre las minorías. Por décadas en México se usó el concepto de “Estado hegemónico” para sintetizar el comportamiento político de quienes, desde 1929, tuvieron todo el poder. Ese adjetivo de “hegemonía” sintetizaba su intolerancia a la representación de las minorías, su autoritarismo, la represión, la discriminación, la corrupción y la impunidad que ejercieron. Desafortunados signos distintivos del viejo régimen.

Hoy quieren decir que Morena tiene la misma coyuntura al contar con la mayoría de gobiernos estatales, la presidencia de la república y la mayoría en la Cámara de Diputados y también la de Senadores. ¿Esto significa que estamos ante un nuevo ciclo de hegemonía? La respuesta categórica es no y trataré de explicar mi afirmación.

En el viejo régimen se usaba la mayoría legislativa para aprobar todas las iniciativas enviadas por el titular del poder Ejecutivo. Esto constituía un mero trámite, ya que se eliminaba el debate en la tribuna parlamentaria y nunca se abría el debate a los ciudadanos. Por otra parte, no se contaba con espacios en los medios de comunicación que permitieran socializar y democratizar la discusión de los grandes temas nacionales. La mayoría era sinónimo de hegemonía y todo se volvía un ofensivo teatro que era reproducido desde los medios de comunicación tradicionales.

Las minorías veían atropellados todos sus derechos, lo que les impedía realizar una representación eficaz. La democracia parlamentaria requiere de condiciones eficaces para el ejercicio del libre debate y la deliberación objetiva. Ser mayoría no es un argumento, es una condición coyuntural que muestra las preferencias electorales del pueblo en un espacio-tiempo determinado. Es cierto, los resultados de la elección del 2 de junio confirman el afán justo y loable de los ciudadanos, para respaldar el segundo piso de la Cuarta Transformación; sin embargo, hoy existen condiciones democráticas que no permiten la configuración de una hegemonía legislativa, como fallidamente trata de señalar la oposición.

En México existen condiciones que garantizan la protección constitucional de las minorías parlamentarias, este entramado jurídico no había existido siempre, pero con el transcurso del tiempo y la lucha por la democratización de nuestro país, los instrumentos que permitían la hegemonía fueron siendo desarticulados gradualmente. Este proceso de democratización fue resultado de una larga lucha que se realizó desde las calles, a través de protestas sociales y de manifestaciones que reclamaban condiciones de equidad.

Las redes sociales permiten la socialización de temas de todo tipo y esto se genera a una velocidad radical. El derecho a la libre manifestación de las ideas y las garantías para un debate legislativo abierto y serio están dadas. La oposición puede subir a la tribuna y argumentar para debatir con lucidez. Morena estará convocando a foros de discusión ciudadana, abrirá el debate con los integrantes del poder Judicial y recibirá la opinión de expertos en los diferentes temas que integran el Plan “C”. Morena no busca imponer su mayoría de manera irracional y autoritaria; podría hacerlo si quisiera, pero su vocación democrática le llama a debatir y a abrir la discusión.

La “hegemonía” es un capítulo que hemos heredado del viejo régimen. Hoy asistimos a una nueva configuración de fuerzas en donde existe la libertad de expresión, el derecho a la representación de las minorías, acceso a medios de comunicación, instituciones que pueden participar en la deliberación política y en la construcción de una opinión pública mejor informada y contamos con una Carta Magna que se orienta a garantizar el Estado de bienestar que busca construir la Cuarta Transformación.


Facebook: VicenteMoralesPOficial


Instagram: moralesperezvicente




En las últimas semanas, los partidos políticos de oposición han usado su derecho a la libertad de expresión para tratar de acusar a la futura representación legislativa de Morena y sus aliados de “hegemónica”, y creo que vale la pena revisar esta afirmación tan temeraria que manifiestan.

El concepto “hegemonía” invoca la capacidad totalizadora, impositiva y autoritaria que puede ejercer el Estado sobre las minorías. Por décadas en México se usó el concepto de “Estado hegemónico” para sintetizar el comportamiento político de quienes, desde 1929, tuvieron todo el poder. Ese adjetivo de “hegemonía” sintetizaba su intolerancia a la representación de las minorías, su autoritarismo, la represión, la discriminación, la corrupción y la impunidad que ejercieron. Desafortunados signos distintivos del viejo régimen.

Hoy quieren decir que Morena tiene la misma coyuntura al contar con la mayoría de gobiernos estatales, la presidencia de la república y la mayoría en la Cámara de Diputados y también la de Senadores. ¿Esto significa que estamos ante un nuevo ciclo de hegemonía? La respuesta categórica es no y trataré de explicar mi afirmación.

En el viejo régimen se usaba la mayoría legislativa para aprobar todas las iniciativas enviadas por el titular del poder Ejecutivo. Esto constituía un mero trámite, ya que se eliminaba el debate en la tribuna parlamentaria y nunca se abría el debate a los ciudadanos. Por otra parte, no se contaba con espacios en los medios de comunicación que permitieran socializar y democratizar la discusión de los grandes temas nacionales. La mayoría era sinónimo de hegemonía y todo se volvía un ofensivo teatro que era reproducido desde los medios de comunicación tradicionales.

Las minorías veían atropellados todos sus derechos, lo que les impedía realizar una representación eficaz. La democracia parlamentaria requiere de condiciones eficaces para el ejercicio del libre debate y la deliberación objetiva. Ser mayoría no es un argumento, es una condición coyuntural que muestra las preferencias electorales del pueblo en un espacio-tiempo determinado. Es cierto, los resultados de la elección del 2 de junio confirman el afán justo y loable de los ciudadanos, para respaldar el segundo piso de la Cuarta Transformación; sin embargo, hoy existen condiciones democráticas que no permiten la configuración de una hegemonía legislativa, como fallidamente trata de señalar la oposición.

En México existen condiciones que garantizan la protección constitucional de las minorías parlamentarias, este entramado jurídico no había existido siempre, pero con el transcurso del tiempo y la lucha por la democratización de nuestro país, los instrumentos que permitían la hegemonía fueron siendo desarticulados gradualmente. Este proceso de democratización fue resultado de una larga lucha que se realizó desde las calles, a través de protestas sociales y de manifestaciones que reclamaban condiciones de equidad.

Las redes sociales permiten la socialización de temas de todo tipo y esto se genera a una velocidad radical. El derecho a la libre manifestación de las ideas y las garantías para un debate legislativo abierto y serio están dadas. La oposición puede subir a la tribuna y argumentar para debatir con lucidez. Morena estará convocando a foros de discusión ciudadana, abrirá el debate con los integrantes del poder Judicial y recibirá la opinión de expertos en los diferentes temas que integran el Plan “C”. Morena no busca imponer su mayoría de manera irracional y autoritaria; podría hacerlo si quisiera, pero su vocación democrática le llama a debatir y a abrir la discusión.

La “hegemonía” es un capítulo que hemos heredado del viejo régimen. Hoy asistimos a una nueva configuración de fuerzas en donde existe la libertad de expresión, el derecho a la representación de las minorías, acceso a medios de comunicación, instituciones que pueden participar en la deliberación política y en la construcción de una opinión pública mejor informada y contamos con una Carta Magna que se orienta a garantizar el Estado de bienestar que busca construir la Cuarta Transformación.


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