La ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales señala en su artículo 242, numeral 1: “Es el conjunto de actividades llevadas a cabo por los partidos políticos nacionales, las coaliciones y los candidatos registrados para la obtención del voto”. De este mismo artículo se desprenden los conceptos de actos de campaña y propaganda. En ambos casos se encuentra una línea argumentativa en común, la cual es señalada en el numeral 4: “Tanto la propaganda electoral como las actividades de campaña a que se refiere el presente artículo, deberán propiciar la exposición, desarrollo y discusión ante el electorado de los programas y acciones fijados por los partidos políticos en sus documentos básicos y, particularmente, en la plataforma electoral que para la elección en cuestión hubieren registrado”.
Esto significa que una campaña electoral es un proceso de exposición pública con fines de persuasión electoral, en la cual se dan a conocer al candidato o candidata, su propuesta de gobierno o legislativa y la candidatura común, coalición o partido político por el que es postulado.
Amable lector, el pasado 1º de marzo dieron inicio las campañas electorales federales, las cuales han sido nombradas por diversos analistas de la política como las más importantes en la historia moderna de nuestro país. En dicho proceso electoral se renovará la titularidad del Poder Ejecutivo federal y el Congreso de la Unión.
Las campañas electorales son un proceso de debate público, en donde los actos de campaña y la propaganda electoral cumplen un fin informativo para los electores. De esta forma es como los ciudadanos pueden emitir un voto razonado e informado. Realizan un ejercicio de persuasión, ya que los mensajes están direccionados con el claro objetivo de convencer. Para que estos principios se cumplan es indispensable que se respeten ciertos principios rectores como la legalidad y la equidad en la contienda. Cuando la equidad se quebranta, existen condiciones que favorecen a un competidor y, por lo tanto, disminuyen la competitividad del otro. Para ello, la autoridad electoral juega un papel crucial, al cuidar que existan condiciones de equidad en el ejercicio de los recursos públicos y financiamiento privado; así como de neutralidad en la cobertura noticiosa de los medios de comunicación.
Las campañas electorales son organizaciones humanas que se constituyen con afán democrático para competir por el ejercicio del poder. Pero no debemos perder de vista el adjetivo “democrático”, ya que cuando los equipos de campaña atropellan los principios de equidad, legalidad y neutralidad generan campañas electorales al margen de la ley y esto va en detrimento de nuestra democracia. El debate público es un ejercicio que se construirá diariamente desde los medios de comunicación, es una práctica que se cristalizará en los debates entre las candidatas y el candidato registrados ante el INE y que permitirán a los ciudadanos votar de manera libre e informada.
Ahora los electores deben despertar el deseo de conocer, de contrastar, de debatir y de tomar una decisión. Sea la que sea, lo importante es que lo hagan en libertad y bien informados. Para ello, las campañas electorales como generadoras de información y grupos organizados para el debate público son determinantes.
La democracia mexicana exige de la atención y el seguimiento puntual de las campañas electorales por parte de los ciudadanos, para lograr desarrollar un proceso electoral a la altura que exige la sociedad mexicana.
*Diputado local por Morena
Facebook: VicenteMoralesPOficial
Instagram: moralesperezvicente