¿Qué significa revolucionar hoy en día? En la actualidad, revolucionar significa cuestionar lo establecido, cambiar de visión, repensar las ideas que nos han guiado hasta ahora, permitiendo abrir paso a nuevas perspectivas.
Cuando decidí ingresar a las filas de un partido político, lo hice con el propósito de ser la voz de quienes no son escuchados, de seguir sirviendo a la sociedad como lo he hecho durante muchos años, y apoyar siempre desde la trinchera donde me encuentre.
He recorrido todos los municipios de Tlaxcala, he escuchado a las familias y conozco su sentir. Sé que la ciudadanía no confía en los políticos ni en los partidos, sin embargo, confían en la persona que les habla con honestidad y que, con sus actos, hace la diferencia.
Mi familia, amigos y quienes me conocen saben que soy una persona congruente y con empatía social, que levanta la voz cuando algo no está bien, que defiende las causas y la bandera de la justicia, y que rechaza todo proceso que no contribuye a la democracia, al contrario, que bloquea la participación con la imposición.
Congruente con mis principios, hace unos días tomé la decisión de separarme del partido que representaba, pues, aunque me abrieron las puertas en su momento, las acciones y decisiones que han tomado ya no coinciden con mis ideales políticos.
Estoy convencida de que la renovación de un partido político debe ser un cambio verdadero, que transforme sus liderazgos, estructura interna, ideología y enfoque político, adaptándose a las nuevas realidades sociales, económicas y políticas. Solo así podrá recuperar su relevancia en la vida pública y generar los cambios que la gente necesita.
Con esta visión, me he puesto un nuevo desafío: demostrar a la gente que la política la hacen las personas, no un partido. Si bien los institutos políticos pueden ser vehículos para el cambio, el compromiso y la convicción de servir son los que realmente marcan la diferencia. Y créanme, amigas y amigos, es posible una nueva política.
Revolucionemos juntos, revolucionemos desde nuestras comunidades, desde nuestras acciones cotidianas. No esperemos que el cambio llegue de arriba hacia abajo; construyámoslo desde abajo, con integridad, con participación activa y con un compromiso real con el bienestar de todos.
La política no tiene que ser un campo de imposiciones ni de intereses ajenos a la gente, podemos hacer de ella un espacio de diálogo, de pluralidad y de construcción colectiva, esa es la verdadera revolución que necesita Tlaxcala. La política es de todos, y el cambio comienza con cada uno de nosotros.
*Diputada local
Facebook: Sandra Aguilar V
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