Marco Mena tiene razón: el PRI se encuentra en la mayor condición de competitividad desde la elección pasada. Por más que se quiera negar, la situación del país es francamente grave, y la ciudadanía empieza a abrir los ojos y a reconocer que la supuesta transformación del país no lo está llevando a buen puerto.
En salud, el panorama es desalentador, pues, desde la desaparición del Seguro Popular, son permanentes las quejas por falta de medicamentos para niños con cáncer o por la falta de insumos para que el personal médico haga frente a la pandemia de Covid-19, que ya ha cobrado la vida de más de 91 mil 750 mexicanos.
En economía, desde el año pasado hay una desaceleración que provocó que el PIB nacional se contrajera, y esa tendencia prevalece para este 2020, ya que al cierre del primer trimestre hubo un decremento de -2.2% anual y de -1.2% trimestral. Sencillamente no hay inversión ni generación de empleo.
En seguridad pública, prevalece el clima de violencia en agravio de las familias mexicanas; el discurso de “abrazos, no balazos” ha devenido en un populismo criminal que no ha hecho mella en la delincuencia organizada.
En combate a la corrupción, los índices no ponen a México en un mejor lugar; la retórica gubernamental sostiene que esta actividad va a la baja, pero lo cierto es que cínicamente se tolera, y lo vemos con la presencia de personajes en el gobierno de la 4T con cuestionada reputación.
Y es de llamar la atención también que no se habían visto tantas renuncias en los inicios de una administración federal, de parte de mujeres y hombres desilusionados por las mentiras del nuevo régimen.
Bajo este escenario es posible afirmar que el tricolor está en forma, y con fuerza creciente de cara al proceso electoral del próximo año.
En la reciente Sesión Extraordinaria del Consejo Político Estatal del PRI, donde se aprobaron la forma y métodos de elección de candidatos a participar en el proceso electoral local ordinario 2020-2021, Marco Mena aseguró que el tricolor eligió el camino de hacer política con acuerdos para conseguir la unidad, por lo que puede aspirar a volver a brillar como fuerza política, profesional y capaz, y recuperar la confianza de la gente.
Congruente con tal pensamiento, Mena se reunió recientemente con los tres principales aspirantes a ocupar la candidatura del PRI a la gubernatura del estado, quienes manifestaron su voluntad de mantener la unidad, y de trabajar para que al estado le siga yendo bien en rubros fundamentales para el crecimiento, como lo es la educación, la salud y el empleo.
Y evidentemente saben de lo que están hablando: sólo en 2019, el crecimiento económico estatal fue de 6.5 %, y el crecimiento industrial de 15.7 %, lo que ubicó a Tlaxcala en primero y segundo lugar, a nivel nacional, en tales rubros, respectivamente. El turismo ha mantenido un ritmo de crecimiento promedio anual de 7%. La captación de inversiones ascendió a mil 300 millones de dólares en los primeros tres años de este gobierno, y el empleo formal llegó a niveles sin precedentes el año pasado.
Actualmente, Tlaxcala se distingue por ser uno de los estados que mejor atiende la pandemia de Covid-19, y sigue adelante, sin deuda pública, concretando importantes proyectos de infraestructura como la ampliación del Estadio Tlahuicole, la modernización de la carretera Apizaco-Tlaxcala y la creación del nuevo Hospital General de Tlaxcala.
Indudablemente, los tiempos y los métodos llaman a todos los priistas a actuar con responsabilidad y determinación para contribuir a que el estado siga creciendo. Si bien los recientes resultados de las elecciones en Hidalgo y Coahuila no son concluyentes, sí dejan claro que el PRI está de vuelta para ganar, y en Tlaxcala se preparan para lograrlo.