/ miércoles 9 de octubre de 2024

Resiliencia / Cuidar el bienestar desde la infancia

Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para visibilizar y reflexionar sobre la importancia de la salud mental en nuestras vidas.

Aunque durante mucho tiempo fue un tema relegado, hoy sabemos que la salud mental es tan crucial como la salud física para alcanzar el bienestar integral. Uno de los enfoques clave es la salud mental en los niños y adolescentes, pues las primeras etapas de la vida son fundamentales para formar una base sólida de bienestar emocional y psicológico.

La salud mental en la infancia: ¿por qué es crucial?

La infancia es una etapa de descubrimientos, aprendizajes y cambios continuos. En esos primeros años de vida, los niños desarrollan habilidades sociales, cognitivas y emocionales que les permitirán enfrentar los retos de la vida adulta. Sin embargo, también es un periodo en el que los menores son muy vulnerables a factores que pueden impactar negativamente su salud mental, como el estrés, los conflictos familiares, el acoso escolar, la violencia o el abandono.

De acuerdo con estudios de la OMS, una de cada seis personas de entre 10 y 19 años en el mundo vive con un trastorno mental, siendo la ansiedad y la depresión las condiciones más comunes. A menudo, estos trastornos comienzan en la infancia o la adolescencia, pero pasan desapercibidos o no son tratados a tiempo, lo que puede agravar la situación en la edad adulta.

Hoy en día, los niños y adolescentes se enfrentan a múltiples desafíos que pueden afectar su bienestar emocional. Entre ellos destacan el acceso a las redes sociales, que ha generado nuevas dinámicas de interacción, pero también ha expuesto a los jóvenes a mayores riesgos de acoso, comparación constante y presiones sociales. El llamado "ciberacoso" puede tener efectos devastadores en su autoestima y confianza.

Además, la pandemia de COVID-19 trajo consigo un impacto profundo en la salud mental infantil. El confinamiento, el cierre de escuelas y la interrupción de las rutinas habituales generaron niveles elevados de ansiedad y estrés en muchos niños, que no comprendían completamente lo que estaba sucediendo. A esto se sumó la preocupación por la salud de sus seres queridos y la incertidumbre sobre el futuro.

Uno de los principales retos en la salud mental infantil es la detección temprana de problemas. Los niños, al no tener las herramientas emocionales o cognitivas para expresar claramente lo que sienten, pueden manifestar su malestar de formas que no siempre son reconocidas por los adultos: a través de rabietas, aislamiento, bajo rendimiento escolar o cambios en el apetito y el sueño.

Aquí es donde padres, maestros y cuidadores juegan un papel esencial. La observación constante y el diálogo abierto con los niños pueden ser claves para detectar cualquier signo de que algo no anda bien. Además, es fundamental desestigmatizar los problemas de salud mental, de modo que los niños y adolescentes sientan que pueden pedir ayuda sin temor a ser juzgados o ignorados.

El cuidado de la salud mental de los niños debe abordarse de manera integral, con la participación de la familia, la escuela y la comunidad. Algunas estrategias que pueden ayudar a promover el bienestar emocional:

Fomentar el diálogo abierto: Es crucial crear un entorno en el que los niños se sientan seguros para expresar sus emociones y preocupaciones. Preguntarles cómo se sienten, escucharlos con atención y validar sus emociones son gestos que pueden marcar una gran diferencia.

Promover hábitos saludables: El bienestar mental está estrechamente relacionado con los hábitos diarios. Dormir bien, mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y limitar el tiempo frente a pantallas son aspectos esenciales para un desarrollo emocional sano.

Fortalecer la autoestima: A través del reconocimiento de sus logros, por pequeños que sean, y alentándolos a enfrentar nuevos retos con confianza, los niños desarrollan una autoestima positiva que les ayudará a enfrentar mejor los problemas.

Crear un ambiente familiar seguro y amoroso: Un entorno de apoyo, cariño y estabilidad es fundamental para que los niños crezcan emocionalmente fuertes. Los padres y cuidadores deben estar presentes y ser una fuente de seguridad y orientación para sus hijos.

Buscar ayuda profesional cuando sea necesario: Si se detectan signos de un posible trastorno mental, es importante buscar apoyo de un profesional de la salud mental. La intervención temprana puede prevenir problemas más graves en el futuro.

Priorizar la salud mental desde la infancia nos recuerda que el bienestar emocional debe ser una prioridad desde las primeras etapas de la vida. Invertir en la salud mental infantil es garantizar que las próximas generaciones crezcan con las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la vida con resiliencia y equilibrio emocional.

En México y el mundo, es necesario que las autoridades educativas y de salud trabajen en conjunto para crear programas de detección temprana y brindar apoyo psicológico en las escuelas y comunidades. Así, aseguraremos que ningún niño o adolescente quede sin la atención que merece y que todos puedan alcanzar su máximo potencial en un ambiente de bienestar y respeto.

Invertir en la salud mental infantil es garantizar que las próximas generaciones crezcan con las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la vida con resiliencia y equilibrio emocional.



Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para visibilizar y reflexionar sobre la importancia de la salud mental en nuestras vidas.

Aunque durante mucho tiempo fue un tema relegado, hoy sabemos que la salud mental es tan crucial como la salud física para alcanzar el bienestar integral. Uno de los enfoques clave es la salud mental en los niños y adolescentes, pues las primeras etapas de la vida son fundamentales para formar una base sólida de bienestar emocional y psicológico.

La salud mental en la infancia: ¿por qué es crucial?

La infancia es una etapa de descubrimientos, aprendizajes y cambios continuos. En esos primeros años de vida, los niños desarrollan habilidades sociales, cognitivas y emocionales que les permitirán enfrentar los retos de la vida adulta. Sin embargo, también es un periodo en el que los menores son muy vulnerables a factores que pueden impactar negativamente su salud mental, como el estrés, los conflictos familiares, el acoso escolar, la violencia o el abandono.

De acuerdo con estudios de la OMS, una de cada seis personas de entre 10 y 19 años en el mundo vive con un trastorno mental, siendo la ansiedad y la depresión las condiciones más comunes. A menudo, estos trastornos comienzan en la infancia o la adolescencia, pero pasan desapercibidos o no son tratados a tiempo, lo que puede agravar la situación en la edad adulta.

Hoy en día, los niños y adolescentes se enfrentan a múltiples desafíos que pueden afectar su bienestar emocional. Entre ellos destacan el acceso a las redes sociales, que ha generado nuevas dinámicas de interacción, pero también ha expuesto a los jóvenes a mayores riesgos de acoso, comparación constante y presiones sociales. El llamado "ciberacoso" puede tener efectos devastadores en su autoestima y confianza.

Además, la pandemia de COVID-19 trajo consigo un impacto profundo en la salud mental infantil. El confinamiento, el cierre de escuelas y la interrupción de las rutinas habituales generaron niveles elevados de ansiedad y estrés en muchos niños, que no comprendían completamente lo que estaba sucediendo. A esto se sumó la preocupación por la salud de sus seres queridos y la incertidumbre sobre el futuro.

Uno de los principales retos en la salud mental infantil es la detección temprana de problemas. Los niños, al no tener las herramientas emocionales o cognitivas para expresar claramente lo que sienten, pueden manifestar su malestar de formas que no siempre son reconocidas por los adultos: a través de rabietas, aislamiento, bajo rendimiento escolar o cambios en el apetito y el sueño.

Aquí es donde padres, maestros y cuidadores juegan un papel esencial. La observación constante y el diálogo abierto con los niños pueden ser claves para detectar cualquier signo de que algo no anda bien. Además, es fundamental desestigmatizar los problemas de salud mental, de modo que los niños y adolescentes sientan que pueden pedir ayuda sin temor a ser juzgados o ignorados.

El cuidado de la salud mental de los niños debe abordarse de manera integral, con la participación de la familia, la escuela y la comunidad. Algunas estrategias que pueden ayudar a promover el bienestar emocional:

Fomentar el diálogo abierto: Es crucial crear un entorno en el que los niños se sientan seguros para expresar sus emociones y preocupaciones. Preguntarles cómo se sienten, escucharlos con atención y validar sus emociones son gestos que pueden marcar una gran diferencia.

Promover hábitos saludables: El bienestar mental está estrechamente relacionado con los hábitos diarios. Dormir bien, mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y limitar el tiempo frente a pantallas son aspectos esenciales para un desarrollo emocional sano.

Fortalecer la autoestima: A través del reconocimiento de sus logros, por pequeños que sean, y alentándolos a enfrentar nuevos retos con confianza, los niños desarrollan una autoestima positiva que les ayudará a enfrentar mejor los problemas.

Crear un ambiente familiar seguro y amoroso: Un entorno de apoyo, cariño y estabilidad es fundamental para que los niños crezcan emocionalmente fuertes. Los padres y cuidadores deben estar presentes y ser una fuente de seguridad y orientación para sus hijos.

Buscar ayuda profesional cuando sea necesario: Si se detectan signos de un posible trastorno mental, es importante buscar apoyo de un profesional de la salud mental. La intervención temprana puede prevenir problemas más graves en el futuro.

Priorizar la salud mental desde la infancia nos recuerda que el bienestar emocional debe ser una prioridad desde las primeras etapas de la vida. Invertir en la salud mental infantil es garantizar que las próximas generaciones crezcan con las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la vida con resiliencia y equilibrio emocional.

En México y el mundo, es necesario que las autoridades educativas y de salud trabajen en conjunto para crear programas de detección temprana y brindar apoyo psicológico en las escuelas y comunidades. Así, aseguraremos que ningún niño o adolescente quede sin la atención que merece y que todos puedan alcanzar su máximo potencial en un ambiente de bienestar y respeto.

Invertir en la salud mental infantil es garantizar que las próximas generaciones crezcan con las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la vida con resiliencia y equilibrio emocional.