¿Quién se hubiera imaginado que Maluma, Jennifer López y Owen Wilson podrían protagonizar una comedia romántica?, más aún: ¡que fuera buena! La mezcla entre estos personajes dio como resultado “Cásate conmigo”, una cinta dirigida por Kat Coiro que inauguró la nueva era del romance musical en Hollywood.
Con escenarios que abandonan las típicas calles parisinas para evocar romance y se trasladan al interior de auditorios y multitudes, la narrativa de esta película se ubica en un mundo contemporáneo donde la conectividad juega un papel imprescindible para el cortejo.
“Cásate conmigo” sigue la trayectoria de la superestrella Kat Valdez (Jennifer López), quien está comprometida con su compañero de escenarios Bastian, interpretado por Maluma.
Luego de descubrir la infidelidad de su pareja, Kat ve a un hombre entre la multitud de uno de sus conciertos sosteniendo el cartel de su hija que dice “Cásate conmigo”. Para sorpresa de todos, ella decide impulsivamente casarse con él.
Charlie (Owen Wilson) es un padre divorciado que ha entregado los últimos años de su vida a la docencia y a su compromiso con el crecimiento de la pequeña escuela donde enseña matemáticas. A raíz de las necesidades que tienen sus estudiantes, acepta el trato de Kat para aportar recursos a su escuela y seguir la farsa del casamiento.
Su unión, que empezó como un acto de despecho, salió rápidamente de control cuando la prensa se involucra en la relación y termina por obligarlos a convivir tanto tiempo que nuevos sentimientos empiezan a surgir entre ambos.
A medida que la serendípica historia avanza, los planos visuales nos conducen por las calles de Nueva York de estos años. Entre luces neón, automóviles y una sociedad amarrada al celular, los diálogos entre un sinfín de personajes nos convierten en una farándula andante. La necesidad de estar al tanto de la vida de los otros no resulta tan lejana cuando el triángulo amoroso hace su aparición.
Si bien observar al rey del reggaetón actual y a una de las artistas más importantes de la época actuando juntos ya es una delicia, las canciones que acompañan los cuadros la convierten en una verdadera experiencia de cine musical.
“Cásate conmigo” es tan sencilla como divertida; es una de esas películas que se pueden ver mil veces siempre que se tenga una remanencia al amor juvenil y al juego que eso implica. Es un recuerdo de que el corazón sí es sabio cuando de amor se trata, sin importar el momento de la vida en la que uno se encuentre.