/ sábado 6 de julio de 2024

Retahíla para cinéfilos / Pedro, Pedro, “Pedro”, un documental sobre el último surrealista mexicano

Un verdadero artista no es capaz de clasificarse en una corriente artística, pues limitar su trabajo creativo sería un sinónimo de aniquilarlo. Sin embargo, sí trabajan toda su vida en nombre de una creencia, una ideología y una identidad que probablemente pueda ser identificada por un observador externo.

Liora Spilk nos regala “Pedro”, una obra maestra de introspección para conocer a uno de esos verdaderos artistas inclasificables, al que algunos consideran el último de los surrealistas mexicanos: Pedro Friedeberg.

Este documental de 2022 narra su encuentro casi antropofánico con Pedro, un hombre cuya vida aparentemente ordinaria revela una extraordinaria profundidad emocional y filosófica. A través de un enfoque íntimo, la directora logra captar momentos personales y vulnerables de su protagonista como una extensión del ojo humano.

Cada parte de la cinta captura una sensibilidad que rara vez se ve en el cine contemporáneo, mucho más en el que se hace en México. Los planos largos y pausados permiten que el espectador se sumerja en cada escena, más aún: en cada una de sus piezas donde los colores vibrantes, las formas diminutas y los patrones geométricos se apoderan de tanto en tanto de la mente y se asocian con la vida diaria.

La estética visual de la obra es un punto fuerte del documental. Spilk han creado una paleta de colores y una composición que reflejan la atmósfera y el estado emocional en cada momento. Mientras que la música, cuidadosamente seleccionada, complementa perfectamente las imágenes a manera de velo para adecuar los sentimientos que surgen.

Spilk utiliza la vida del genio y su obra como un espejo en el que todos podemos ver reflejadas nuestras propias luchas y aspiraciones. A través de sus interacciones, Pedro nos muestra que, a pesar de nuestras diferencias, compartimos un deseo común de pertenencia.

Uno de los aspectos más destacados del documental es su capacidad para abordar temas complejos con una simplicidad desarmante. Spilk no cae en la trampa de la sobreexposición o la dramatización excesiva; en cambio, permite que las anécdotas se desarrollen de manera natural, confiando en la inteligencia y sensibilidad del espectador para interpretar las exposiciones que se recorren de la mano de artistas como Mathias Goeritz, Leonora Carrington, Alicia Rahon, entre otros.

Para esos días donde el ruido y la distracción dominan, “Pedro” se convierte en una pausa contemplativa ideal. Es un testimonio del poder del cine para iluminar, inspirar y transformar.