/ sábado 5 de octubre de 2024

Retahíla para cinéfilos / Robot salvaje, la apuesta de DreamWorks por el Oscar

La competencia rumbo al Oscar 2025 arrancó desde el fin de la edición anterior y DreamWorks se apuntala a la estatuilla por Mejor Película Animada del Año. Para cerrar septiembre, la productora nos sorprendió con “Robot Salvaje”, una obra dirigida por Christopher Michael Sanders que va mucho más allá de lo que su título podría sugerir.

Lejos de ser una película infantil o una historia típica de máquinas humanizadas, “Robot Salvaje” es un híbrido audaz que mezcla la aventura, el drama y la ciencia ficción con una reflexión profunda sobre lo que significa ser humano en una realidad que tiende innegablemente a la tecnología.

Christopher Sanders, conocido por su trabajo en “Lilo & Stitch” y “Cómo entrenar a tu dragón”, tiene un don para retratar las relaciones entre personajes que, a primera vista, no parecen compatibles. En “Robot Salvaje”, ese mismo enfoque se aplica de forma brillante en la relación entre un grupo de animales y una robot que naufragó en su bosque.

La película nos transporta a un futuro cercano donde los bots, diseñados para facilitar la vida cotidiana, adquieren inesperadamente rasgos humanos, tanto en sus acciones como en sus emociones. Lo que hace que “Robot Salvaje” destaque en el catálogo de DreamWorks es su capacidad de crear un balance entre la emotividad y las preguntas filosóficas que plantea respecto a la maternidad, la comunidad y la pérdida.

“Para sobrevivir, a veces debemos convertirnos en algo más de lo que fuimos programados”, deja ver la cinta cuando plantea la necesidad de dejar ir el pasado para ser una mejor versión en el futuro.

En este sentido, “Robot Salvaje” recuerda a clásicos como Blade Runner o Inteligencia Artificial, pero con un giro más accesible y emocional. Donde esas películas exploraban la relación entre humanos y máquinas desde una perspectiva más sombría, Sanders lo hace desde una óptica llena de empatía, casi infantil, pero sin renunciar a la profundidad.

Visualmente, el largometraje es un regalo. La animación alcanzó un nivel de fluidez y detalle que vuelve al mundo futurista tangible y cercano. Además, la banda sonora es otro de los puntos fuertes. Con un estilo orquestal mezclado con elementos electrónicos, la música se convierte en un protagonista más de los silencios necesarios, lo que convierte esta joya del cine contemporáneo en uno de los perfiles más cercanos al premio de la Academia.