A las películas de Yorgos Lanthimos les encanta coquetear, a menudo cómicamente, con el horror. “Kind of Kidness” (tipos de gentileza, en español) es una nueva incursión en la complejidad humana y las estructuras sociales que nos limitan o impulsan.
A través de una trama aparentemente sencilla, el director presenta una narrativa inquietante al abordar temas de poder, amor y la naturaleza de los vínculos humanos, siempre con su toque que ronda entre lo absurdo y satírico.
La película recientemente estrenada en Disney Plus explora una sociedad en la que los actos de bondad están institucionalizados y los ciudadanos son evaluados continuamente por su comportamiento.
Los personajes, atrapados en un sistema que juzga su valor moral en función de actos de cortesía y amabilidad, experimentan una crisis cuando se enfrentan a situaciones en las que su “bondad” es puesta a prueba en circunstancias extremas.
El desarrollo de la obra puede parecer un poco confuso al inicio, pues usa la regla del actor único y tres personajes en tres historias distintas. Es así como vemos a una Emma Stone completa a tres papeles diferentes, Rita, Liz y Emily, mientras que Jesse Plemons es Robert, Daniel y Andrew.
En una breve, pero reflexiva escena post créditos, la protagonista aparece y come un sándwich, disfruta su momento, sus trampas el caos que esta trae consigo en los anteriores escenas.
Y así es el cine, como la vida: no importa el esfuerzo diario humano porque parece que sí hay una fuerza misteriosa controlándolo todo que se puede llamar Dios, ciencia, destino o gol. Y esa fuerza es la misma que hace que nuestros planes se vean profundamente sorprendidos, así que ¿tiene caso cuestionar?
Lanthimos juega con los contrastes entre los conceptos de bondad y control. Los personajes parecen atrapados en un mundo donde las convenciones sociales dictan sus vidas, y cada acto de “gentileza” está impregnado de un control sutil, casi siniestro.
Como en otros de sus trabajos, aquí la incomodidad es un vehículo para la reflexión, llevándonos a cuestionar si realmente comprendemos los vínculos que establecemos y el impacto de nuestras acciones en los demás.
El estilo visual, en tonos fríos y austeros, resalta la deshumanización de los personajes y acentúa la falta de conexión auténtica entre ellos. Además, los diálogos son tan incómodos como fascinantes, con una distancia emocional que recuerda a la añorada "Poor Things", “The Lobster” o “The Favourite”, aunque en esta ocasión Lanthimos ofrece una narrativa menos surrealista y más enfocada en la alienación cotidiana.