/ viernes 30 de septiembre de 2022

San Miguel Arcángel

Después hubo una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón. El dragón y sus ángeles pelearon, pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. Así que fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña a todo el mundo. Él y sus ángeles fueron lanzados a la tierra" (Apocalipsis 12:7-9)

Los personajes de la Biblia, independientemente de su existencia o inexistencia histórica, representan determinados estados de conciencia, algunos más elevados que otros. Y los eventos, historias o sucesos de los que nos hablan las mismas Escrituras son el resultado natural de dichos estados de conciencia.

Así, estimado lector, cuando oras o meditas y logras esa sensación maravillosa de unidad con el Espíritu Infinito eres Jesús, quien afirmó ser uno con el Padre. Pero cuando lastimas y dañas a tus semejantes eres Caín matando a Abel. Cuando traicionas a quien te ama o te traicionas a ti mismo eres Judas Iscariote. Y cuando, a pesar de tener todo en tu contra pones tu fe en Dios y sabes que con Él todo es posible, eres la Virgen María.

Es por esto que los personajes bíblicos resultan fascinantes, pues podemos identificarnos con ellos en los diversos momentos de nuestra existencia y, más importante aún, podemos aprender de ellos lecciones sumamente útiles para la vida diaria.

El personaje del que deseo hablarte en esta ocasión es el arcángel Miguel. Y quiero empezar diciendo que la palabra ángel significa sencillamente mensajero, mientras que el término arcángel puede ser entendido como ángel principal. Pero aterricemos un poco todo esto. ¿Cuántas veces te ha tocado ser un ángel en la vida de alguno de tus semejantes? ¿En cuántas ocasiones tus palabras, tus actos o tu simple presencia han ayudado a quien tanto lo necesitaba? Con el solo hecho de hacer sonreír a una persona ya has cumplido con una misión angelical porque fuiste mensajero de alegría y de paz en ese momento, y eso te hace grande, muy grande. Sí, como Miguel, tú también has sido un ángel muchas más veces de las que te imaginas.

Seguramente has pasado por momentos difíciles en los que tu autoestima ha quedado pisoteada. A veces te has sentido incapaz, defectuoso y lleno de vicios y limitaciones. Tal vez desde pequeño te hicieron pensar que no servías para nada y tuviste que sufrir humillaciones y malos tratos. Pero ¿sabes algo? El nombre de Miguel, que significa el que es como Dios, te recuerda que eres mucho más de lo que te imaginas o de lo que te hicieron creer. Tú, querido lector, eres el reflejo de la perfección, el poder, la belleza y la sabiduría de la Divinidad porque, en palabras del Génesis, fuiste creado a su imagen y semejanza. Al igual que Miguel eres como Dios y por lo tanto hay en ti un potencial infinito esperando para que lo reconozcas y lo utilices.

Al inicio de este artículo leíste unos versículos del libro del Apocalipsis que hablan sobre una batalla entre Miguel y el dragón. Esa batalla, apreciable lector, no sucede en algún lugar distante y ajeno a ti sino en tu propia mente, en el mundo interno de tu conciencia. Es allí donde te enfrentas con el terrible y poderoso Satanás y con sus ángeles caídos que no son otra cosa que tus dudas acerca de ti mismo, tus rencores, tu falta de fe, tus traumas no resueltos del pasado, tu confusión y tus inseguridades. El texto sagrado se refiere a él como la serpiente antigua porque, si no logras dominarlo, hará que te arrastres por los suelos como cuando sientes que no vales nada y por lo tanto te dejas humillar fácilmente.

Por fortuna el relato te garantiza que la victoria está asegurada ya que el dragón y sus ángeles no pudieron vencer. Por supuesto, la batalla es real y hay que librarla todos los días, y no se nos promete una victoria gratuita y sin esfuerzo. Tu trabajo consiste en expulsar de tu mente a Satanás y a sus ángeles para así poder ser libre, pleno y feliz. ¿Cómo lo puedes lograr? Tomando conciencia de tu verdadera identidad, sabiendo sin lugar a dudas que tú eres Miguel, es decir, que eres como Dios y por lo tanto tienes en ti todo lo necesario para triunfar y salir adelante en medio de cualquier situación por difícil que esta sea. Solamente así, conservando y alimentando este elevado estado de conciencia, la victoria será tuya.

Recuerda que este planeta es una escuela a la que has venido a aprender lecciones de toda índole para alcanzar el desarrollo y la evolución de tu alma. Nada existe por casualidad; todo cuanto sucede tiene una causa y un propósito; un por qué y un para qué. No te dejes vencer aún cuando sientas que los problemas no tienen solución; no permitas que la serpiente antigua te haga caer bajo su engaño haciéndote creer que nada tiene sentido y que no hay una luz al final del camino. Si hasta ahora tu mente ha sido tu enemiga saboteándote y llenando tu camino de obstáculos empieza a trabajar en tu interior para convertirla en tu mejor amiga y aliada. Solamente tú puedes hacerlo, nadie más.

En esta batalla que todos los seres humanos tenemos que enfrentar tú decides, amable lector, quién de los dos obtendrá la victoria final y definitiva: Miguel o Satanás. Sé que tu decisión será la más acertada y, como siempre, te deseo lo mejor y agradezco tu tiempo e interés. Hasta la próxima.

*Comunicólogo y sacerdote anglicano.


Después hubo una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón. El dragón y sus ángeles pelearon, pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. Así que fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña a todo el mundo. Él y sus ángeles fueron lanzados a la tierra" (Apocalipsis 12:7-9)

Los personajes de la Biblia, independientemente de su existencia o inexistencia histórica, representan determinados estados de conciencia, algunos más elevados que otros. Y los eventos, historias o sucesos de los que nos hablan las mismas Escrituras son el resultado natural de dichos estados de conciencia.

Así, estimado lector, cuando oras o meditas y logras esa sensación maravillosa de unidad con el Espíritu Infinito eres Jesús, quien afirmó ser uno con el Padre. Pero cuando lastimas y dañas a tus semejantes eres Caín matando a Abel. Cuando traicionas a quien te ama o te traicionas a ti mismo eres Judas Iscariote. Y cuando, a pesar de tener todo en tu contra pones tu fe en Dios y sabes que con Él todo es posible, eres la Virgen María.

Es por esto que los personajes bíblicos resultan fascinantes, pues podemos identificarnos con ellos en los diversos momentos de nuestra existencia y, más importante aún, podemos aprender de ellos lecciones sumamente útiles para la vida diaria.

El personaje del que deseo hablarte en esta ocasión es el arcángel Miguel. Y quiero empezar diciendo que la palabra ángel significa sencillamente mensajero, mientras que el término arcángel puede ser entendido como ángel principal. Pero aterricemos un poco todo esto. ¿Cuántas veces te ha tocado ser un ángel en la vida de alguno de tus semejantes? ¿En cuántas ocasiones tus palabras, tus actos o tu simple presencia han ayudado a quien tanto lo necesitaba? Con el solo hecho de hacer sonreír a una persona ya has cumplido con una misión angelical porque fuiste mensajero de alegría y de paz en ese momento, y eso te hace grande, muy grande. Sí, como Miguel, tú también has sido un ángel muchas más veces de las que te imaginas.

Seguramente has pasado por momentos difíciles en los que tu autoestima ha quedado pisoteada. A veces te has sentido incapaz, defectuoso y lleno de vicios y limitaciones. Tal vez desde pequeño te hicieron pensar que no servías para nada y tuviste que sufrir humillaciones y malos tratos. Pero ¿sabes algo? El nombre de Miguel, que significa el que es como Dios, te recuerda que eres mucho más de lo que te imaginas o de lo que te hicieron creer. Tú, querido lector, eres el reflejo de la perfección, el poder, la belleza y la sabiduría de la Divinidad porque, en palabras del Génesis, fuiste creado a su imagen y semejanza. Al igual que Miguel eres como Dios y por lo tanto hay en ti un potencial infinito esperando para que lo reconozcas y lo utilices.

Al inicio de este artículo leíste unos versículos del libro del Apocalipsis que hablan sobre una batalla entre Miguel y el dragón. Esa batalla, apreciable lector, no sucede en algún lugar distante y ajeno a ti sino en tu propia mente, en el mundo interno de tu conciencia. Es allí donde te enfrentas con el terrible y poderoso Satanás y con sus ángeles caídos que no son otra cosa que tus dudas acerca de ti mismo, tus rencores, tu falta de fe, tus traumas no resueltos del pasado, tu confusión y tus inseguridades. El texto sagrado se refiere a él como la serpiente antigua porque, si no logras dominarlo, hará que te arrastres por los suelos como cuando sientes que no vales nada y por lo tanto te dejas humillar fácilmente.

Por fortuna el relato te garantiza que la victoria está asegurada ya que el dragón y sus ángeles no pudieron vencer. Por supuesto, la batalla es real y hay que librarla todos los días, y no se nos promete una victoria gratuita y sin esfuerzo. Tu trabajo consiste en expulsar de tu mente a Satanás y a sus ángeles para así poder ser libre, pleno y feliz. ¿Cómo lo puedes lograr? Tomando conciencia de tu verdadera identidad, sabiendo sin lugar a dudas que tú eres Miguel, es decir, que eres como Dios y por lo tanto tienes en ti todo lo necesario para triunfar y salir adelante en medio de cualquier situación por difícil que esta sea. Solamente así, conservando y alimentando este elevado estado de conciencia, la victoria será tuya.

Recuerda que este planeta es una escuela a la que has venido a aprender lecciones de toda índole para alcanzar el desarrollo y la evolución de tu alma. Nada existe por casualidad; todo cuanto sucede tiene una causa y un propósito; un por qué y un para qué. No te dejes vencer aún cuando sientas que los problemas no tienen solución; no permitas que la serpiente antigua te haga caer bajo su engaño haciéndote creer que nada tiene sentido y que no hay una luz al final del camino. Si hasta ahora tu mente ha sido tu enemiga saboteándote y llenando tu camino de obstáculos empieza a trabajar en tu interior para convertirla en tu mejor amiga y aliada. Solamente tú puedes hacerlo, nadie más.

En esta batalla que todos los seres humanos tenemos que enfrentar tú decides, amable lector, quién de los dos obtendrá la victoria final y definitiva: Miguel o Satanás. Sé que tu decisión será la más acertada y, como siempre, te deseo lo mejor y agradezco tu tiempo e interés. Hasta la próxima.

*Comunicólogo y sacerdote anglicano.