/ domingo 28 de julio de 2024

Secreto a voces / Margarita Maza de Juárez

Después de conocer la historia que vivió como esposa de Benito Juárez, en el contexto de la invasión estadounidense, la revolución de Ayutla, la guerra de Reforma, la invasión francesa, sucesos en los que como esposa de Juárez mantuvo no una sumisión ciega al entonces ministro o presidente de México como esposo, sino que sostuvo un apoyo propio a las posturas de Juárez que implicaron el rechazo de invasiones y la defensa de las ideas liberales. De acuerdo a lo anterior, tuvo una vida de sufrimientos ante épocas en donde Juárez fue funcionario de los más altos niveles a los que tuvo acceso y que, de un momento a otro, fue obligado a vivir a salto de mata, protegido por el pueblo en diferentes lugares y luego presionado a huir a los Estados Unidos. Durante todo ese tiempo, Margarita “aguantó” los desplazamientos a lugares diferentes, vivir sin dinero, en donde sufrió la muerte de algunos de sus hijos. De los 10 hijos, según mis cuentas, cuatro de sus hijos, murieron antes de alcanzar la edad adulta. Tres de ellos, durante acciones de desplazamiento para ponerse lejos de los enemigos de Juárez. En 1926, nace Margarita Maza de Juárez quien fue hija adoptiva de Antonio Maza y Petra Parada, una familia apegada al catolicismo. Cuando nació, Margarita Maza, se sumó a una familia que estaba conformada por otros cuatro miembros: Manuel, Juana y José. La familia Maza era una familia próspera, pues se dedicaba a la producción de una sustancia, la cochinilla, que se vendía en el mercado del exterior para usarlos como colorante. La importancia de la cochinilla duró hasta finales del siglo XVIII, pero la familia siguió explotando el mercado nacional. La hermana de Juárez, María Josefa, era empleada de la familia Maza en donde también se ocupaba también su esposo. Benito Juárez, cuando llegó a Oaxaca, a la edad de 12 años, tuvo como ocupación el trabajo en la producción de grana de la que se deriva la cochinilla.

En la actualidad, se diría de Benito Juárez era un “asaltacunas”, pues cuando se casó con Margarita Maza, ella apenas tenía 17 años mientras que el que sería presidente de México contaba con… 37, ya era un grandulón, le doblaba la edad a su prometida. Hoy resultaría extraño, pero para darle el sí a la petición de Juárez de hacer su esposa a Margarita y la aprobación del matrimonio, los padres de Margarita consultaron al confesor de ella, Fray Juan López. También tomaron el punto de vista de un amigo de la familia, don Joaquín Serrano. Son datos muy importantes, el de los amigos y confesores de la familia, que participaron en el sí para que el matrimonio se llevara a cabo; son un reflejo de la situación de la mujer en la era postindependentista. Bueno, la fecha exacta del casamiento fue el 31 de julio de 1843. Juárez, era Juez de primera instancia del Registro Civil y la Hacienda, en la misma ciudad de Oaxaca.

Juárez era austero no sólo en las formas de gobierno, de las que dio muestra durante su gobierno (y que el mismo presidente Obrador ha señalado y del que toma ejemplo que ha puesto en práctica la austeridad republicana), era también austero en cuanto a las referencias que hizo a su esposa. Dice Raúl González Lezama, de cuya obra sobre Margarita Maza hemos tomado lo más importante de este texto, destaca esa característica de quien ha sido, a decir de AMLO, el mejor presidente de México. En su autobiografía, Juárez expresa, escuetamente: “En 31 de julio de 1843 me casé con doña Margarita Maza, hija de don Antonio Maza y de doña Petra Parada”, sin hacer comentario alguno sobre las circunstancias o pormenores de su relación. Juárez había procreado dos hijos antes de casarse con Margarita, sin haber contraído nupcias previo al casamiento con quien sería su esposa de toda la vida, Tereso y Susana.

Margarita Maza nace en un contexto en el que el ciudadano no existe porque las corporaciones ocupan su lugar; sin embargo, el Estado laico toma en sus manos el nacimiento y muerte de las personas, antes administrado por la Iglesia, cuando México tenía ocho millones de habitantes y el 99.38 por ciento de la población era analfabeta y la lectura del catecismo era la forma de enseñar a leer, en el caso de las mujeres únicamente leer con el fin de que se dedicaran a cuidar los valores morales de la familia. Los liberales del siglo XIX destacaron en su interés por dar primacía al Estado (subordinando a Iglesia y Ejército) y la educación laica sustentada en la educación preparatoria y es hasta 1882 que una mujer, Matilde Montoya, ingresa a la Escuela Nacional Preparatoria, sentando un precedente histórico, porque además fue la primera mujer que ejerció la medicina obteniendo el grado de médica o doctora.

Doña Margarita, tras el primer destierro de Juárez que terminó en Nueva Orleáns, en los EU, ante las dificultades económicos tejió ropa para niños. Más tarde, huyendo de quienes la pretendían eliminar su libertad, en Etla con la ayuda del general Ignacio Mejía, atendió una tienda en donde vendía pan y cigarros para alimentar a la familia. Se sumó a la vida de otras mujeres que fueron estanquilleras, chieras (vendedoras de agua), camareras partera y casera, entre otras actividades que rompían el molde social, también debido a la pérdida de varones por los constantes conflictos sociales. La revolución de Ayutla reunió de nueva cuenta a la familia. Poco tiempo duró el gusto porque mientras Juárez era nombrado presidente de la Suprema Corte de Justicia vino el Plan de Tacubaya de Ignacio Comonfort que se opuso a las reformas juarista y lerdista. Fue hecho prisionero, pero ante la resistencia social, y por así establecerlo la ley, se convirtió en presidente y cabeza visible de la Reforma y de los sucesos que vendrían; en tanto, Félix Zuluaga, era el presidente de los conservadores.

Margarita volvió a huir con su familia rumbo a Veracruz durante un mes, apoyada en un burro y canastos donde viajaban sus hijos. Al triunfo liberal sobre los conservadores vino la calma y una nueva tormenta que tuvo que soportar: la invasión francesa. La participación de mujeres poblanas fue ejemplar, por mil 500 con niños cargando apoyaron a la resistencia. Margarita participó en llamados a las familias para donar sangre a los hospitales en donde se atendían a los combatientes contra el ejército invasor, actividad que tuvo que abandonar ante la muerte de su hija Jerónima. Antes, ya había vivido la experiencia de haber perdido a otra hija, a la edad de dos años. El ejemplo de Margarita Maza sirvió para que en entidades en donde otras mujeres retomaron su interés por apoyar los esfuerzos contra los invasores franceses y apoyar a los soldados heridos en batalla. En 1863, otra vez, Juárez decide abandonar la ahora ciudad de México, ante el avance de las tropas francesas. Margarita, va a Saltillo con la familia, aunque terminó en EU, Nueva York, ante el inminente arribo del emperador Maximiliano. Ahí, fallece José y luego Antonio, que la sumió en depresión.

Sobrepuesta al deceso de sus hijos, fue invitada para charlar con Andrew Johnson el presidente de los Estados Unidos, gobierno interesado en evitar que Francia convirtiera a México en un poder ampliado del imperio europeo. Tuvo una cena a invitación de William H. Seward, secretario de Estado estadounidense. En el brindis, el secretario señaló que la señora Margarita Maza de Juárez estaría en el palacio de Moctezuma, a más tardar en un año y los franceses estarán de regreso a Europa. Los encuentros fueron ampliamente publicitados, por las razones ya indicadas, en diarios como The Herld. La línea editorial se reprodujo en los medios más importantes. Con ello, se reconoce que explícitamente que Estados Unidos reconocía a México y que no tenía la intención de tolerar la presencia francesa en la frontera sur, lo que significó un duro golpe para Maximiliano. Fue un éxito diplomático, pero Margarita siguió manifestando su dolor en cartas enviadas a Juárez.

En 1867, José Francisco, emperador Austriaco, hermano de Maximiliano, le envió un comunicado a su embajador ante EU con el fin de que intercediera ante el gobierno estadounidense para que a su vez solicitara a las fuerzas anti imperiales del Ejército Republicano de que si Maximiliano caía preso no fuera fusilado. El ejército mexicano tomó la capital y sitió Querétaro durante 71 días hasta que tomaron preso al Archiduque Maximiliano. La orden de Juárez fue que Maximiliano fuera sometido a juicio y más tarde fusilado. Mientras esto ocurría, Margarita regresó a México y en Veracruz recibió manifestaciones de apoyo del pueblo mexicano como un símbolo del triunfo de la nación sobre el imperio austrofrancés. El 23 de julio Margarita llegó a la ciudad de México.

1968, Margarita empezó a enfermar luego de actividades a favor de hospitales de beneficencia y de mostrar su apoyo a la guerra de independencia de Cuba contra España, además de recibir a diplomáticos estadounidenses. Las aguas sulfurosas de Puebla no remediaron su condición venida a menos al parecer por problemas relacionados con el cáncer. Juárez, no estaba mejor de salud, pero en algunos momentos pudo recuperarse, Margarita, no. El 2 de enero de 1871, fallece a la edad de 44 años. Margarita, fue una mujer llena de sencillez. Prefería estar alejada del fanatismo de muchas mujeres y hombres de su época. A su sepelio y entierro no acudieron representantes eclesiásticos, compartía con Juárez su crítica anticlerical pero no anticatólica.

Así, en el pasado, las mujeres construyeron el camino del que ahora gozan y se han ganado las mujeres de la 4t. (El texto es un resumen de la obra de Raúl González Lezama, sobre Margarita Maza de Juárez).