Gobernar es complejo y más aún cuando los recursos son escasos. Hace falta entereza para reconocer problemas, y talento y decisión para resolverlos. Lo contrario, es decir, ignorarlos, ocultarlos o hacerlos olvidar con funciones de circo o ceremonias vacuas distrae a la gente pero no la proveen de soluciones eficaces para sus ingentes carencias.
En su discurso del Día de la Libertad de Prensa, la mandataria Lorena Cuéllar dijo al gremio periodístico que, para que “…puedan difundir lo que (sic) a su criterio corresponda…” pedía “…respeto y, sobre todo, credibilidad…”. Cabe notar que el “respeto” es concepto de interpretación varia, y que la “credibilidad”, cuando no es axiomática, depende del color del cristal con que la valore el juzgador. En todo caso, “esa facultad, autorización o permiso condicionado” que graciosamente otorga la gobernadora a los comunicadores tlaxcaltecas remite al artículo Séptimo Constitucional que a la letra establece: “…la libertad de escribir y publicar escritos es inviolable y ninguna ley ni autoridad puede establecer previa censura…” sin más taxativas -subrayo yo- que “…el respeto a la vida privada, la moral y la paz pública…”. Llama la atención que, además, haya instado a los representantes de los medios de comunicación a que hagan su trabajo “…con ética y profesionalismo y, principalmente, con amor a Tlaxcala…”. En lo que a este opinador atañe le digo que, en mis artículos, mantengo con fanática religiosidad la observancia de esos principios y que, en reciprocidad, es válido que solicite a la titular del Ejecutivo Estatal se conduzca en acuerdo a esos mismos preceptos.
HABLEMOS PUES DE CREDIBILIDAD
La inseguridad es una de esas materias en las que la ciudadanía está urgida de datos veraces. Es difícil encontrarle explicación al desbarajuste que priva en la secretaría encargada de proveer de paz y tranquilidad a la población, en la calle y en sus casas. Si a una persona que, siendo ajena a Tlaxcala, se le contara que por el despacho que atiende la Seguridad Pública han pasado tres titulares y otros tantos interinos en los dos años escasos transcurridos desde que se instaló el gobierno lorenista en la entidad, no daría crédito a lo sucedido. Y acto seguido se preguntaría… ¿por qué los seis fallidos secretarios acabaron renunciando, o siendo sustituidos o despedidos? La respuesta se desconoce simple y sencillamente porque la verdad se le oculta al ciudadano. Y si se niega la información o si la que se difunde -por imprecisa y confusa- no tiene credibilidad, en automático se crea un vacío de autoridad donde cabe todo género de especulaciones. Démosle cabida a las que se repiten más: a) tenían cuentas pendientes con la justicia; b) eran incompetentes; c) no pudieron, no supieron o no les dejaron depurar la dependencia de delincuentes con placa; d) los elementos que integran la corporación están maleados, carecen de preparación o son claramente insuficientes; e) su equipamiento no está a la altura de las exigencias que impone enfrentar a una delincuencia desatada; f) los estipendios de los policías en todos sus niveles son ridículamente bajos; g) la coordinación con los efectivos federales es inexistente; g): hay a quien le interesa en el gobierno mantener acéfalo el cargo el mayor tiempo posible.
ASUNTOS SERIOS QUE EXIGEN ACCIONES GUBERNAMENTALES
La gobernadora dice y repite que estamos ante “un momento crucial de la historia". No alude a la inquietud y el miedo que genera en la sociedad el que a diario ocurran hechos violentos, robos y asesinatos, a los que la autoridad da las peregrinas explicaciones de costumbre que -¿no se darán cuenta?- ya no satisfacen a nadie. No, ella no aborda esos temas; doña Lorena se refiere al compromiso que asumió para organizar una competencia deportiva que -dice- atraerá la atención mundial. De la tal justa dí en otra ocasión mi opinión que evidentemente contrasta con la de quienes tienen como función recoger y amplificar la propaganda oficialista. De eso sí hablan todos los días, aunque del otro asunto -la designación del enésimo secretario de Seguridad Pública- no se dice ni media palabra. La situación es tan anómala que, sin saber el nombre del que será elegido, ya se apuesta acerca de los meses que permanezca en esa silla antes de que decida abandonarla. Y tampoco sabemos nada del resultado de la gestión que, sobre la descontaminación del Zahuapan, hizo la mandataria en Nueva York, concretamente en una oficina de la ONU y ante una misión que -se dijo- era de especialistas europeos. Aquí… ¿se está haciendo algo concreto para rescatar nuestro único río? ¿existe algún plan? Y otro punto acuciante:Tlaxcala es la entidad que, según el Instituto Mexicano de Competitividad -IMCO- resultó la peor evaluada en el Índice Estatal 2023 en el capítulo del Medio Ambiente. Eso significa que afrontamos dificultades muy serias en los rubros de disponibilidad y administración del agua, en el uso eficiente de los recursos naturales y, lo que es peor, en el bajo -¿o nulo?- control del impacto de la contaminación en la salud de los habitantes. ¿Seguimos hablando del voleibol de playa… o mejor nos concentramos en atender los problemas reales del estado?
REALIDADES LACERANTES IMPOSIBLES DE SOSLAYAR
Una vez comenté que Tlaxcala era el estado más “homogéneamente pobre” de México. La afirmación la hice apoyado en cifras oficiales que la ubicaban apenas por arriba de Chiapas, Oaxaca y Guerrero, entidades que tenían, sí más pobreza extrema pero contaban con grandes riquezas naturales que, inteligentemente rentabilizadas, revertirían el fenómeno de pauperación en que estaban inmersas. Hoy la información del IMCO nos vuelve a ubicar en el mismo grupo del que íbamos saliendo, sin que se tenga a la vista algún detonador de desarrollo de efectos similares a los que tendrá el Transítsmico, la refinería Dos Bocas o el Tren Maya en el inminente crecimiento económico de aquella región sur del país… a condición, claro, de que halle fórmulas eficaces para erradicar la criminalidad que la agobia.