/ martes 29 de marzo de 2022

Tintero | ¿Delincuencia organizada?

Las autoridades estatales, de acuerdo con el secretario de Gobierno, Sergio González, investigan la presencia de delincuencia organizada en la entidad. Es la hora que debería de saberlo, pero está mal informado o no le informan.El gobierno de la República, el de la llamada “cuarta transformación” tiene datos precisos de que el cártel de Jalisco, “nueva generación”, liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, alias el “mencho”, quien fingió su muerte y dejó a cargo a su esposa, ya tiene presencia en la entidad, pero no como un centro de operaciones. Tlaxcala sigue siendo paso de drogas por todas las vialidades con las que dispone, hay demasiados caminos rurales y es fácil burlar a una patrulla.

La única vez que una organización de la droga quiso instalarse en Tlaxcala fue en 1994 cuando Juan García Abrego solicitó, a través de terceras personas, al gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León, comprar el centro vacacional La Trinidad, propiedad del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Según los negociadores, Zedillo sostuvo que no haría trato.

Pero no solo eso, ordenó al general Miranda, entonces jefe del Estado Mayor Presidencial tomar control de la situación y vigilar cualquier irregularidad. Nadie o pocos lo saben, el municipio de Santa Cruz Tlaxcala fue sitiado por militares por más de un mes.

La gente de García Abrego pretendía instalar, en el centro vacacional, un centro de operaciones y un helipuerto para el traslado de drogas.

En este tema, Tlaxcala ha sido terreno fértil. El entonces delegado de la Procuraduría General de la República, Francisco Miranda Noricumbo, no el general, presumía, en un gran operativo de Nativitas, un decomiso de mariguana que, según dijo, era del tamaño de un árbol natural de navidad, como de dos metros.

Su jefe Jorge Carpizo MacGregor (+), titular de la PGR, lo regañó porque “presumía una torta de milanesa cuando otros comían caviar”. El secretario de Estado, uno de los más poderosos de esa época, sabía, vía Eduardo Valle, el Búho”, que Tlaxcala era utilizada como un paso de drogas y nunca autoridad sabía. Noricumbo fue separado del cargo y, como premio de consolación, fue nombrado director de Bienes Asegurados. El puesto le duró poco, fue asesinado y le inventaron un infarto.

El tema es que Tlaxcala no interesa a los cárteles de la droga para instalarse. Solo usan a la entidad como una zona de traslado.

Explico: Pueden operar sin problemas por las carreteras de la entidad porque saben que las policías federales, estatales y municipales, están más interesadas en hacer “negocios” por asuntos viales. Cuando hay un accidente llegan hasta diez patrullas y pierden el control de las vías de comunicación.

Una fuente bien informada de los Pinos, en materia de seguridad, reveló a Tintero cómo es la operación. La ruta es la siguiente. De lo que era el Distrito Federal, ahora Ciudad de México, a Tlaxcala, luego al municipio de Cardel, Veracruz, y después a Tampico, Tamaulipas. Ahí son entregas mayores.

Otra ruta es Coatlinchán, Estado de México, en Texcoco. Ahí sí había un centro de operaciones al parecer solapado por las autoridades estatales. Cercanía con Tlaxcala. Sigue siendo lo mismo, pero con otra estrategia.

Usaban camionetas ostentosas y blindadas para demostrar poder, hoy usan carros viejos, que a ninguna autoridad federal interesa detener. Circulan a diestra y siniestra.

La pregunta es: por qué si la autoridad federal lo sabe no actúa. Siempre dicen que hay una orden que ya molesta a los militares: “No balazos, mejor abrazos”.

La delincuencia en Tlaxcala no es organizada, es común. Tienen “manga ancha” porque saben perfectamente que los elementos de las policías municipales son un “cero a la izquierda”, ni armas tienen porque la Secretaría de la Defensa Nacional no autorizó la portación en la gran mayoría de los municipios, no “pasaron” los exámenes de confianza. ¿Cómo defenderán?, ¿Con un palo de escoba?

La inseguridad sigue siendo el talón de “Aquiles”, pero es cierto, Tlaxcala es, todavía, un lugar seguro, aunque no por estrategia.

¿Saben por qué?, en una estrategia periodística, dejé una camioneta abierta y con las llaves de arranque. Los hampones saben que puede ser un “cuatro”. Solo robaron una autoparte y no pudieron hurtar una llanta, enojados, la reventaron con una navaja.

Las autoridades estatales, de acuerdo con el secretario de Gobierno, Sergio González, investigan la presencia de delincuencia organizada en la entidad. Es la hora que debería de saberlo, pero está mal informado o no le informan.El gobierno de la República, el de la llamada “cuarta transformación” tiene datos precisos de que el cártel de Jalisco, “nueva generación”, liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, alias el “mencho”, quien fingió su muerte y dejó a cargo a su esposa, ya tiene presencia en la entidad, pero no como un centro de operaciones. Tlaxcala sigue siendo paso de drogas por todas las vialidades con las que dispone, hay demasiados caminos rurales y es fácil burlar a una patrulla.

La única vez que una organización de la droga quiso instalarse en Tlaxcala fue en 1994 cuando Juan García Abrego solicitó, a través de terceras personas, al gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León, comprar el centro vacacional La Trinidad, propiedad del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Según los negociadores, Zedillo sostuvo que no haría trato.

Pero no solo eso, ordenó al general Miranda, entonces jefe del Estado Mayor Presidencial tomar control de la situación y vigilar cualquier irregularidad. Nadie o pocos lo saben, el municipio de Santa Cruz Tlaxcala fue sitiado por militares por más de un mes.

La gente de García Abrego pretendía instalar, en el centro vacacional, un centro de operaciones y un helipuerto para el traslado de drogas.

En este tema, Tlaxcala ha sido terreno fértil. El entonces delegado de la Procuraduría General de la República, Francisco Miranda Noricumbo, no el general, presumía, en un gran operativo de Nativitas, un decomiso de mariguana que, según dijo, era del tamaño de un árbol natural de navidad, como de dos metros.

Su jefe Jorge Carpizo MacGregor (+), titular de la PGR, lo regañó porque “presumía una torta de milanesa cuando otros comían caviar”. El secretario de Estado, uno de los más poderosos de esa época, sabía, vía Eduardo Valle, el Búho”, que Tlaxcala era utilizada como un paso de drogas y nunca autoridad sabía. Noricumbo fue separado del cargo y, como premio de consolación, fue nombrado director de Bienes Asegurados. El puesto le duró poco, fue asesinado y le inventaron un infarto.

El tema es que Tlaxcala no interesa a los cárteles de la droga para instalarse. Solo usan a la entidad como una zona de traslado.

Explico: Pueden operar sin problemas por las carreteras de la entidad porque saben que las policías federales, estatales y municipales, están más interesadas en hacer “negocios” por asuntos viales. Cuando hay un accidente llegan hasta diez patrullas y pierden el control de las vías de comunicación.

Una fuente bien informada de los Pinos, en materia de seguridad, reveló a Tintero cómo es la operación. La ruta es la siguiente. De lo que era el Distrito Federal, ahora Ciudad de México, a Tlaxcala, luego al municipio de Cardel, Veracruz, y después a Tampico, Tamaulipas. Ahí son entregas mayores.

Otra ruta es Coatlinchán, Estado de México, en Texcoco. Ahí sí había un centro de operaciones al parecer solapado por las autoridades estatales. Cercanía con Tlaxcala. Sigue siendo lo mismo, pero con otra estrategia.

Usaban camionetas ostentosas y blindadas para demostrar poder, hoy usan carros viejos, que a ninguna autoridad federal interesa detener. Circulan a diestra y siniestra.

La pregunta es: por qué si la autoridad federal lo sabe no actúa. Siempre dicen que hay una orden que ya molesta a los militares: “No balazos, mejor abrazos”.

La delincuencia en Tlaxcala no es organizada, es común. Tienen “manga ancha” porque saben perfectamente que los elementos de las policías municipales son un “cero a la izquierda”, ni armas tienen porque la Secretaría de la Defensa Nacional no autorizó la portación en la gran mayoría de los municipios, no “pasaron” los exámenes de confianza. ¿Cómo defenderán?, ¿Con un palo de escoba?

La inseguridad sigue siendo el talón de “Aquiles”, pero es cierto, Tlaxcala es, todavía, un lugar seguro, aunque no por estrategia.

¿Saben por qué?, en una estrategia periodística, dejé una camioneta abierta y con las llaves de arranque. Los hampones saben que puede ser un “cuatro”. Solo robaron una autoparte y no pudieron hurtar una llanta, enojados, la reventaron con una navaja.