/ miércoles 3 de julio de 2024

Trabajo doméstico, dignificar esta labor y su aportación económica y social

Este mes se conmemora el Día Internacional del trabajo doméstico, ocasión que nos lleva a la reflexión sobre esta labor y las condiciones en que se encuentran las personas que lo realizan. Es importante diferenciar las labores domésticas realizadas en casa, generalmente no remuneradas y realizadas por integrantes de la familia, a las actividades llevadas a cabo por las personas trabajadoras del hogar. El término “trabajadoras y trabajadores del hogar” se utiliza para insistir en la importancia del acceso e igual reconocimiento al goce de los derechos que deben tener aquellas personas que realizan este tipo de actividades, como cualquier trabajador o trabajadora.

No obstante que contamos con diversas acciones legislativas, judiciales y gubernamentales que apoyan la regulación del trabajo del hogar remunerado en nuestro país, persiste la invisibilización de los derechos laborales de quienes ejercen este trabajo, principalmente de las mujeres, como subvaloración laboral, desigualdad y hasta discriminación, lo que puede derivar en vulneración de los derechos humanos de las personas trabajadoras domésticas. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, las personas trabajadoras domésticas son quienes realizan trabajos en o para un hogar, que implica el cuidado de infancias, de personas mayores, de personas con discapacidad, con alguna condición de salud o personas dependientes e incluso de animales domésticos, así como actividades de limpieza, preparación de alimentos y tareas de mantenimiento del hogar, entre otras.

El trabajo doméstico es una labor esencial que sostiene el funcionamiento de los hogares y facilita la participación económica de muchas familias, además fortalece el tejido social al permitir que otras personas puedan participar plenamente en la economía o en actividades comunitarias; sin embargo, la perpetuación de los roles de género designa estas tareas mayoritariamente a las mujeres; por lo que valorar y dignificar esta labor es esencial para construir una sociedad más equitativa y justa.

Quienes realizan este trabajo, merecen un reconocimiento pleno de sus derechos humanos, dignificar esta labor implica reconocerla como una actividad económica y social, garantizando derechos laborales, acceso a formación y desarrollo profesional, así como políticas públicas que promuevan la igualdad de género y la inclusión social.

La Ley Federal del Trabajo en México establece en su artículo 331, que las personas que realizan el trabajo remunerado en los hogares son las que prestan servicios de aseo, asistencia y otros, propios o inherente al hogar de una persona o familia.

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (2023), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, revela que nueve de cada 10 personas dedicadas al trabajo doméstico son mujeres y que 69.5 % de las personas ocupadas en trabajo doméstico remunerado no recibió ningún tipo de prestación laboral. Y la Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares de México (2022), arrojó que las mujeres aportaron a sus hogares 2.6 veces más valor económico que los hombres.

Estos datos muestran como sigue siendo mayor la presencia de mujeres que de hombres en el trabajo doméstico y que las condiciones laborales se mantienen desiguales, pues las mujeres que realizan esa labor remunerada, también lo hacen de manera no remunerada en sus propios hogares.

Con el interés de mejorar las condiciones laborales de las personas que realizan esta labor, desde hace cinco años, en México inició el Programa Piloto para la Incorporación de Personas Trabajadoras del Hogar al Instituto Mexicano del Seguro Social, para que los patrones den seguridad social a las personas que realizan el trabajo doméstico, lo cual ha tenido una respuesta paulatina. En Tlaxcala esta institución de seguridad social reportó que, al mes de mayo cuenta con 556 personas trabajadoras del hogar.

Es fundamental una estrecha colaboración colectiva entre el gobierno federal, gobierno local, el sector privado, organismos constitucionales autónomos y la sociedad para el reconocimiento del trabajo doméstico y la promoción de políticas de conciliación entre la vida laboral, familiar y personal.


*Presidenta de la CEDHT




Este mes se conmemora el Día Internacional del trabajo doméstico, ocasión que nos lleva a la reflexión sobre esta labor y las condiciones en que se encuentran las personas que lo realizan. Es importante diferenciar las labores domésticas realizadas en casa, generalmente no remuneradas y realizadas por integrantes de la familia, a las actividades llevadas a cabo por las personas trabajadoras del hogar. El término “trabajadoras y trabajadores del hogar” se utiliza para insistir en la importancia del acceso e igual reconocimiento al goce de los derechos que deben tener aquellas personas que realizan este tipo de actividades, como cualquier trabajador o trabajadora.

No obstante que contamos con diversas acciones legislativas, judiciales y gubernamentales que apoyan la regulación del trabajo del hogar remunerado en nuestro país, persiste la invisibilización de los derechos laborales de quienes ejercen este trabajo, principalmente de las mujeres, como subvaloración laboral, desigualdad y hasta discriminación, lo que puede derivar en vulneración de los derechos humanos de las personas trabajadoras domésticas. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, las personas trabajadoras domésticas son quienes realizan trabajos en o para un hogar, que implica el cuidado de infancias, de personas mayores, de personas con discapacidad, con alguna condición de salud o personas dependientes e incluso de animales domésticos, así como actividades de limpieza, preparación de alimentos y tareas de mantenimiento del hogar, entre otras.

El trabajo doméstico es una labor esencial que sostiene el funcionamiento de los hogares y facilita la participación económica de muchas familias, además fortalece el tejido social al permitir que otras personas puedan participar plenamente en la economía o en actividades comunitarias; sin embargo, la perpetuación de los roles de género designa estas tareas mayoritariamente a las mujeres; por lo que valorar y dignificar esta labor es esencial para construir una sociedad más equitativa y justa.

Quienes realizan este trabajo, merecen un reconocimiento pleno de sus derechos humanos, dignificar esta labor implica reconocerla como una actividad económica y social, garantizando derechos laborales, acceso a formación y desarrollo profesional, así como políticas públicas que promuevan la igualdad de género y la inclusión social.

La Ley Federal del Trabajo en México establece en su artículo 331, que las personas que realizan el trabajo remunerado en los hogares son las que prestan servicios de aseo, asistencia y otros, propios o inherente al hogar de una persona o familia.

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (2023), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, revela que nueve de cada 10 personas dedicadas al trabajo doméstico son mujeres y que 69.5 % de las personas ocupadas en trabajo doméstico remunerado no recibió ningún tipo de prestación laboral. Y la Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares de México (2022), arrojó que las mujeres aportaron a sus hogares 2.6 veces más valor económico que los hombres.

Estos datos muestran como sigue siendo mayor la presencia de mujeres que de hombres en el trabajo doméstico y que las condiciones laborales se mantienen desiguales, pues las mujeres que realizan esa labor remunerada, también lo hacen de manera no remunerada en sus propios hogares.

Con el interés de mejorar las condiciones laborales de las personas que realizan esta labor, desde hace cinco años, en México inició el Programa Piloto para la Incorporación de Personas Trabajadoras del Hogar al Instituto Mexicano del Seguro Social, para que los patrones den seguridad social a las personas que realizan el trabajo doméstico, lo cual ha tenido una respuesta paulatina. En Tlaxcala esta institución de seguridad social reportó que, al mes de mayo cuenta con 556 personas trabajadoras del hogar.

Es fundamental una estrecha colaboración colectiva entre el gobierno federal, gobierno local, el sector privado, organismos constitucionales autónomos y la sociedad para el reconocimiento del trabajo doméstico y la promoción de políticas de conciliación entre la vida laboral, familiar y personal.


*Presidenta de la CEDHT