VIVIANA ISLAS
Las mujeres en el mundo vivimos distintas realidades, distintos desafíos y lamentablemente distintas violencias. Cada marzo en el marco del día internacional de la mujer ha servido para visibilizar estas desigualdades que van desde el privilegio hasta lo más profundo de la marginación, sin embargo, este debería ser un recordatorio constante hasta llegar a un camino de igualdad entre las personas y libres de violencia.
La desigualdad económica es una de las violencias más frecuentes a la que se enfrentan las mujeres en general, derivado del trabajo no remunerado, a la desventaja en la preparación académica en comparación con los hombres, a la discriminación para ocupar ciertos empleos o puestos de dirección, y por ende a la desigualdad salarial.
Las mujeres en la economía representan un papel fundamental para el crecimiento y desarrollo de las sociedades. De acuerdo con la OMS, las mujeres dedican aproximadamente tres veces más tiempo al trabajo no remunerado que los hombres, si a estas actividades se les asignara un valor monetario representaría más del 40% del PIB. México no se queda atrás de esta realidad mundial, de acuerdo con el INEGI, nuestro país cerró el 2023 con más de 17 millones de mujeres que se dedicaban exclusivamente a tareas domésticas y cuidado de personas, en comparación con apenas 992 mil hombres, si estas actividades tuvieran un valor económico representaría el 24% del PIB del país.
Lo anterior trae consecuencias, no sólo para el desarrollo de las naciones sino en particular para el desarrollo de las personas. Lamentablemente la pobreza también perjudica más a las mujeres, estimaciones de la ONU señalan que si continúa esta tendencia en el 2030 más de 342 millones de mujeres y niñas podrían vivir en pobreza extrema, por lo que urge a los gobiernos implementar políticas públicas que atiendan esta problemática.
En México 7 de cada 10 mujeres es pobre, la cifra se incrementa cuando hablamos de las mujeres indígenas pues 9 de cada 10 viven en condición de pobreza con base al CONEVAL. La pobreza lleva consigo una cadena de carencias socioeconómicas, como lo son: el acceso a la educación y la brecha se hace aún más grande conforme avanzan los niveles educativos; a la salud y por ende en la educación sexual, a la vivienda, a una alimentación saludable, acceso a la tecnología, a la autonomía económica y al ejercicio de los derechos políticos.
El feminicidio es el grado más extremo de la violencia física y psicológica, en México, en promedio 11 mujeres son asesinadas al día por el sólo hecho de ser mujeres, datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional, de enero a marzo de este año se tienen registrados 184 feminicidios, siendo el Estado de México y la Ciudad de México con mayor número de casos.
La violencia contra las mujeres es histórica y estructural, para poder erradicarla necesita del esfuerzo y colaboración de todos los sectores en todos los ámbitos. El papel del gobierno resulta insoslayable, pues la implementación de políticas públicas encaminadas a combatir la marginación y desigualdades son imprescindibles; urge un estado de derecho en donde ningún caso de violencia quede impune. Hoy en medio de un proceso electoral en donde la paridad es una realidad, da esperanza que más mujeres lleguen a espacios de decisión, sin embargo, como leí en una marcha “no basta con tener mujeres candidatas, exigimos agendas feministas”, quienes lleguen al poder tienen una gran responsabilidad y la ciudadanía de exigir.
Colaboradora de Integridad Ciudadana, consejera local del INE Estado de México @VivianaIslasM @Integridad_AC
El feminicidio es el grado más extremo de la violencia física y psicológica, en México en promedio 11 mujeres son asesinadas al día por el sólo hecho de ser mujeres.