ESTHER ELIZABETH ALBARRÁN MARTÍNEZ*
A mis CAE’s: María y Rocío.
A mis compañeros funcionarios de casilla.
Hace unos meses recibí la noticia de que me tocaría fungir como funcionaria de casilla en las pasadas elecciones, y no puedo fingir que sentí cierta emoción, pero a la vez un poco de temor y hasta cierta resistencia por la jornada tan intensa que me esperaría.
Tomé las capacitaciones del INE junto con otras vecinas y vecinos, algunos de ellos con experiencia previa en este tipo de ejercicios y participación ciudadana, lo que me infundó más confianza para la jornada.
Fue entonces que llegó el día de las elecciones, llegué puntual a mi casilla, comenzamos a instalarla y en cuanto la abrimos comenzó todo un nuevo aprendizaje que me hizo reflexionar sobre la actitud ciudadana durante los procesos electorales cuando la ciudadanía ejerce su derecho.
Y es que, muchas veces como ciudadanos nos parece molesto que nos hagan esperar una o hasta tres horas para poder depositar nuestro voto en la urna electoral, que las boletas se terminen, que al llegar después de la hora, ya no nos sea posible votar, sin embargo, no siempre pensamos en el desgaste físico y emocional de nuestras vecinas y vecinos que fungen como funcionarios de casilla.
Porque, por si no lo sabías, querido lector, las personas que se encargan de colocar las casillas y hacer realidad las votaciones son tus vecinas y vecinos, aquellas personas con quienes convives en la cotidianidad, como tú, como yo, personas con un trabajo u ocupación, con una familia que les espera en casa.
No se trata de personas servidoras públicas que ganen miles y miles de pesos para soportar una jornada de hasta más de 20 horas, como a veces queremos creerlo, sino que muchos de ellos lo hacen, como solemos decir, “por amor a la patria”.
Muestra de ello son los Capacitadores Asistentes Electorales, CAE’s como se les llama coloquialmente, así como sus supervisores electorales, que son también ciudadanas y ciudadanos contratados por el INE meses previos a las elecciones, son capacitados para a su vez capacitar y supervisar a las personas funcionarias de casilla durante la jornada electoral.
Las jornadas que efectúan en la búsqueda de las personas encargadas de cada casilla no es menor, y es que van de sol a sombra, trabajando incluso domingos y días festivos en la planeación de la jornada electoral, siendo ese esfuerzo el que hace posible que las elecciones se lleven a cabo.
Otra lección que me dejó fue la del compañerismo, el trabajo en equipo, la empatía y la solidaridad. Sobre todo, de vecinos que comprendieron que el papel de funcionarios de casilla y de quienes velan por las elecciones no es fácil, de los propios representantes de partidos, quienes viniendo de diferentes esferas partidistas, nos mostraron su solidaridad y compañía, lo que sinceramente fue de las cosas que más me sorprendió.
Tuve la suerte de estar en una colonia tranquila, sin embargo, tampoco puedo evitar pensar la labor de CAE’s y funcionarios de casilla en municipios y comunidades alejadas, en las que los observadores electorales son grupos criminales, quienes tal vez el miedo les paralizó pero aun así cumplieron la obligación que como ciudadanos les tocó ejercer.
Ni qué decir de las personas que continúan con los conteos voto por voto, que llevan horas o días sin volver a casa, hasta que el trabajo quede culminado.
A todas esas personas, gracias. Porque cuando estamos en época electoral pensamos solo en los candidatos, lo que dicen en sus debates, en sus presentaciones, sin embargo, no siempre giramos la mirada hacia la gente que está atrás tanto de las campañas como de las jornadas electorales para hacer realidad que como ciudadanía podamos ejercer nuestro derecho al voto.
Un llamado a la empatía de la ciudadanía y el agradecimiento más profundo para las personas que lo hicieron posible.
Gracias a las y los miles de vecinos empáticos y participativos.
Gracias a las y los funcionarios de casilla.
Gracias a los CAE, supervisores y todas las demás personas que hoy hicieron realidad una de las elecciones más importantes de la historia.
Gracias a ti.
*Maestra en Transparencia y Protección de Datos Personales por la Universidad de Guadalajara