José Luis Angelino Arriaga, es uno de los toreros más reconocidos a nivel nacional e internacional, es hijo del banderillero Joaquín Arriaga, su infancia siempre fue entre banderillas, muletas, trajes de luces y plazas de toros, en entrevista para Círculos nos comentó un poco más de él.
Dijo que para ser torero se nace: desde los ocho años de edad el comenzó con esta travesía, “para mí esta carrera es la más hermosa que puede existir, hay mucha disciplina, compromiso por esta profesión, dedicación al toro, soy afortunado de ser torero”.
Confesó que, a casi 18 años en el ambiente taurino, existe el miedo en el ruedo.
“Entre más van pasando los años más consciente te vas volviendo de las cosas y de cómo es la vida de un torero, pues cada presentación, la gente te exige más, quiere verte de un nivel de triunfos, las jornadas siempre deben ser mejores y como profesional tenemos que aguantar dolores de cornadas… pero bueno, al final la vocación y el amor a esta profesión es más grande que esto y por eso uno se mantiene vivo y cada día preparándonos para los compromisos”.
Angelino dijo que de no haber sido torero hubiera sido veterinario ya que los animales lo apasionan, “pero te soy honesto, no sé qué hubiera sido de mí porque siempre quise ser torero, la verdad a mí la escuela casi no se me dio, era muy flojo, lo mío era el toro, a él le debo mis amistades y hasta los países que conozco”.
Sobre su disciplina explicó que todos los días entrena, se levanta temprano, corre con un preparador físico y torea en salón por la mañana y tarde.
Expresó que cuando está en el ruedo piensa en la familia y se pone sensible, su estómago se revuelve de miedo en una tarde de toros, piensa en que como será el toro que le tocará, “todo se vive hasta en el momento de hacer el ritual, de cuando de estás cambiando y te pones ese traje de luces, tu mente está también en la muerte, todo se puede imaginar, pero al final como lo dijo el maestro Pana, uno sería feliz si muriera en una plaza de toros, haciendo lo a uno más le gusta”.
Como torero, comentó que todavía le faltan muchos sueños por cumplir como uno que más anhela es cortar un rabo en la Plaza México.
EL BAILE, SU PASIÓN
¿Pero qué hay detrás de este torero? Muchos se preguntarán si no tiene vida social, pues la respuesta es sí, aunque cuida mucho su imagen, Angelino suele de vez en cuando darse sus gustitos y disfrutar de algo que también le apasiona: el baile.
“Me encanta bailar salsa, me gusta disfrutar de una tarde con amigos tomando un tequila o whisky, claro esto lo hago cuando no hay compromisos, también paso mis ratos libres con mi familia, mi hija y mi esposa que son el motor para seguir adelante”.
Otras de las cosas que disfruta es el café “son muy cafetero y te digo algo ya le bajé un poco a esto, pero no porque yo quisiera, mi doctor me obligó y es que no te miento, pero a veces eran 15 tazas de café que tomaba al día y por mi salud y por lo que soy debo cuidarme”.
Por último, dijo que a los que quieren y empiezan en este ambiente taurino, debe existir la disciplina si no la hay no son toreros, y que al toro se le ve con amor y respeto.
MÁS SOBRE ANGELINO
La falsedad le molesta.
Es romántico, le gusta cómo canta Armando Manzanero, Luis Miguel, pero también le gusta el vallenato, como Carlos Vives y Shakira.
Su libro favorito “El nombre de la rosa” de Umberto Eco.
Admira a Antonio Chenel “me identifico mucho con la vida del maestro”.
CIFRA
18 años como torero celebrará el 18 de noviembre