Me siento retroalimentado con todas las pláticas que tenemos, y al ver las respuesta de ustedes, quedo convencido que la inquietud de renovar está latente en nuestras emociones. Ver una imagen renovada en el espejo da un aire de bienestar. Les comparto que siempre que entra un cliente a la estética y lo veo con ganas de un cambio drástico, como estilista, me da mucho gusto porque plasmo lo que me encanta y para lo que me he preparado como profesional de imagen.

Sé que siempre prevalece un temor de cómo nos veremos ante un cambio drástico, y para darle más forma a esta charla, invité a un modelo a quien hace poco presenté en Círculos.

Días atrás, recibí una llamada por teléfono y vi que era Luis Pérez, pero les platico quién es él: Luis es director de Sepuede, un joven vanguardista que está convencido que los constantes cambios internos se deben exteriorizar; pero les sigo comentando de la plática por teléfono, me dijo -Beto, estoy inquieto por un color plata y creo que tú tienes que diseñar este nuevo look que quiero portar para este nuevo ciclo de un año más en mi vida. -¡Claro! contesté, y recordé que tengo varios correos con la misma inquietud. La mayoría son jóvenes que temen al desconcierto de quien los rodea pero ¡vamos! con buena información tomarán la mejor decisión.

Ya relajado mi modelo, proseguí a colorarle el cabello hasta la última etapa (ésta debe hacerse por un profesional porque se tiene que cuidar que no se vetee el proceso y la consistencia de la cabellera no se pierda. Al no procesarlo bien, los resultados pueden ser fatales; el cabello puede reventarse o quedar manchado y ya no se puede reparar, por eso, hay que ver el currículum de quien va a procesar tu nuevo look).

También se tiene que concientizar al cliente, que en ocasiones no se puede conquistar el color que se pretende y no es que sea responsabilidad del diseñador, sino de la estructura del cabello; hay melaninas que se estacionan en un color naranja y ya no podemos proseguir, pues la cabellera pierde resistencia y lo mejor es optar por otros tonos; esto quiere decir, que si se iba por un plata, o un color perla, hay que aplicar un color Oxford, como un tono humo. Tu estilista te enseñará las opciones que se deben seguir. Les comento esto para que vayan con la idea de que lo importante es el cambio, pero también la sanidad de tu cabellera es vital.

Ya una vez con quistado el color, tienen que estar conscientes que se tiene que ir de la mano del estilista para darle seguimiento en los cuidados del procedimiento con los tratamientos idóneos como el shampoo especial, los hidratantes y selladores. Cuando se apuesta por esto, también hay que ser muy responsables con los tiempos de pintarlo; se tiene que reducir los días. En una cabellera sin decoloración, son más o menos cada 30 días, pero cuando se tiene un proceso de esta magnitud, tendría que pintarse cada 20, y reducir el tiempo depose con el producto a mitad de tiempo y el peróxido tiene que ser 10vlmns. Recordemos que el decolorante deja muy sensible el cabello.

Si ya decidieron un cambio así, no tengan duda, se verán espectaculares. En el caso de Luis Pérez, apostamos por un corte casqueteado y el copete largo para que lo pueda moldear de diferentes maneras. Espero les agrade esta propuesta y recuerden que una vez que se obtenga este tono, lo podemos variar desde colores plata, rosa, azul, rubios extra claros y morados.

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