Hoy en día están de moda los bailes de movimiento de cadera, pero las que más han tomado terreno son las danzas polinesias, como la hawaiana y tahitiana, por ello la bailarina Assélin Iraynai Cisneros Apango, nos explicó sobre el arte de estos bailes.
Comentó que estas danzas están llenas de energía y se caracterizan por sus movimientos “suaves y ondulantes, en algunas danzas, y energéticos en otras, pero en todas nos encontramos con una gran fuerza femenina”.
Sobre las danzas milenarias, expuso que en sus orígenes, estos bailes se practicaban en templos como una manera de comunicarse con los dioses, celebrar acontecimientos tales como las cosechas, nacimientos, fenómenos climatológicos; era una manera de llegar a la iluminación.
BENEFICIOS
La instructora de baile comentó que “en la mujer se logran alinear nuestros principales chakras (en filosofías orientales, son los centros de energía del cuerpo humano que rigen las funciones orgánicas, psíquicas y emotivas) permitiéndonos equilibrar mente, cuerpo y espíritu”.
Además dijo que el uso de colores, elementos, movimientos y una correcta postura, influye en los pensamientos y sentimientos.
Por si fuera poco, destacó que gracias a este equilibrio también se logra combatir el estrés, aliviar la tensión muscular y muchas mujeres han sanado de enfermedades como la anorexia, bulimia, quistes de ovario, fibromas, depresión o ataques de pánico.
“Y aunque no lo creas estos bailables te dan salud, como bailarina te puedo decir que practicar estas danzas, son una poderosa herramienta terapéutica de liberación, que nos ayuda a expresarnos con fluidez, libertad y espontaneidad, así como a conocer y aceptar nuestro cuerpo, incrementando nuestros niveles de percepción, alegría, creatividad, autoestima, purificación, auto sanación, armonía, sensualidad y sabiduría”.
Finalmente, destacó que las danzas polinesias refuerzan el sistema nervioso a través de la relajación, la concentración y el ejercicio físico.
La danza hawaiana se baila con las rodillas flexionadas, se pasa la mayoría del tiempo agachada, sin mover los hombros, solo moviendo los pies y la cadera.