El 31 de agosto de 1997, la princesa Diana murió en un accidente de automóvil en París. Durante una semana, hasta su multitudinario funeral, el Reino Unido se sumió en un duelo sin precedentes que hizo tambalear a la monarquía.
El 30 de agosto la pareja (princesa Diana y Dodi Al Fayed) llegó por la tarde a París y fueron a cenar al Ritz, un hotel de lujo de la plaza Vendome, antes de intentar salir discretamente poco después de la medianoche en un Mercedes.
Perseguido por fotógrafos que se desplazaban en motocicleta, el potente automóvil entró a toda velocidad en un túnel y se estrelló contra un pilar de cemento.
Siete fotógrafos fueron detenidos. Al día siguiente, las fotos del accidente se vendieron a las revistas por un millón de dólares.
La princesa, que sufría una grave hemorragia interna, fue transportada al hospital Pitié-Salpêtrière. A las 04:00 (02:00 GMT) fue declarada muerta.
PRINCESA DEL PUEBLO
Bajo un cielo gris, cientos de londinenses, en llanto, comenzaron a depositar flores frente a los palacios de Buckingham y Kensington, la residencia de la princesa.
Con la voz embargada por la emoción, el joven primer ministro laborista Tony Blair rindió homenaje a la Princesa del pueblo.
Michael Jackson, “consternado”, anuló un concierto que tenía previsto en Bélgica.
LAS PALABRAS DE LA REINA
Desde su divorcio, Lady Di ya no tenía derecho al título de alteza real ni a funerales nacionales. Pero los británicos reclamaban un homenaje a la altura de su Reina de corazones.
El descontento de la opinión fue creciendo a medida que se prolongaba el silencio de la familia real.
Los diarios, furiosos ante la ausencia de una bandera a media asta en el palacio de Buckingham, reclamaron a la reina que se dirigiera a sus súbditos. “La familia real nos ha abandonado”, deploró The Sun.
“Herida”, Isabel II se resignó a rendir un homenaje a la nuera que nunca quiso, en un mensaje televisado -el segundo en 45 años de reinado-, antes de inclinarse públicamente ante su féretro. Según un sondeo, uno de cada cuatro británicos se declaraba a favor de la abolición de la monarquía.
Al día siguiente, cerca de un millón de personas asistieron al cortejo fúnebre. Cabizbajos, los dos príncipes huérfanos caminaron detrás del féretro, acompañados por el príncipe Carlos, el duque de Edimburgo y el conde Spencer, ante la mirada de 2 mil 500 millones de telespectadores.
En la abadía de Westminster, 2 mil invitados, entre ellos Hillary Clinton, Tony Blair, Luciano Pavarotti, Margaret Thatcher y Tom Cruise, asistieron a la ceremonia. Elton John interpretó el tema “Candle in the wind”, reescrita para rendir homenaje a Diana. La princesa fue enterrada en la intimidad en Althorp, al noroeste de Londres. Descansa en una tumba en una isla de la que fue su residencia familiar.