La salud de nuestra piel no sólo se centra en los signos de la edad como las arrugas o manchas, también se manifiesta a través de los lunares; es por eso que debemos prestar atención, sobre todo si se trata de lunares que no son de nacimiento, pues aparecieron repentinamente.
¿CUÁNDO DEBEMOS ATENDERNOS UN LUNAR?
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Es momento de ir con un dermatólogo cuando notas las siguientes características: presentan un color disparejo que puede ir del negro al café o incluso rojo, blanco o rosado, tiene una forma irregular o asimétrica, muestra grietas y puede haber sangrado, se nota abultado o crece de manera rápida.
De acuerdo con los especialistas, si un lunar presenta estas características lo adecuado es que un dermatólogo calificado realice una intervención para retirarlo, la cual generalmente es ambulatoria pues el procedimiento no dura más allá de una hora; mientras que la recuperación es de algunos días o un par de semanas al tratarse de incisión es pequeña.
El lunar retirado deberá ser analizado en laboratorio para averiguar si se trate de tejido maligno y de esta manera determinar el tratamiento posterior.
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¿PUEDO RETIRARME UN LUNAR QUE NO ME GUSTA?
El retiro de lunares puede ser también para mejorar la apariencia; sin embargo, la valoración de su viabilidad sólo está a cargo de médicos especialistas de la piel, pues no es recomendable realizar una cirugía de este tipo en clínicas de belleza, ya que, aunque sea con fines estéticos, no deja de ser un procedimiento médico.
CUIDADOS POSTERIORES
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Ya sea por razones médicas o estéticas, el retiro de un lunar requiere de algunos cuidados como limpiar la zona con jabón dermatológico dos veces por día, pues en realidad no requiere de tratamientos complicados.