“Las monjas eran como un pararrayos que defendían espiritualmente a las ciudades, eran mujeres que dedicaban su vida al rezo por los demás, por eso la sociedad las apoyaba tanto”, comentó el director del Centro de Estudios de Historia de México, Manuel Ramos Medina sobre el papel de las monjas en la historia del país.
En la conferencia “Órdenes femeninas”, el catedrático explicó que para muchas mujeres fue complicado llegar a este punto, pues durante muchos años, tratar de ingresar a un convento era todo un reto, ya que la corona de España, (durante el Concilio) prohibió que estas instituciones se fundaran fuera de las ciudades principales.
Dijo que en el caso de América se solicitó que los conventos se ubicaran en ciudades protegidas, además de que no cualquiera podía solicitar ingresar a ellos, “las mujeres indias no podían profesar, hubo excepciones, sí, pero por lo regular era un espacio para las mujeres blancas descendientes de conquistadores, y hasta eso, la iglesia era muy cuidadosa pues éstas solo entraban como un apoyo para las monjas”.
Sin embargo; comentó que fue en el siglo XVIII que se abrió la posibilidad para que las indias caciques profesaran; explicó que en el caso de Tlaxcala, muchas mujeres decidieron sumarse a los conventos que se localizaban en Puebla.
“El estado vecino era un lugar criollo por excelencia que también abrió la posibilidad de los conventos de monjas para las blancas, por eso tienen una gran cantidad de lugares, porque era la ciudad más rica después de la Ciudad de México… muchas familias blancas establecidas en Tlaxcala fueron a meterse ahí”, finalizó.
Las monjas se hicieron las consentidas del pueblo, era un honor que una familia tuviera entre sus miembros una religiosa, porque sabían que ella iba a proteger a la familia
Manuel Ramos